Historias y cafés de Valladolid desde 1861

M.B
-

Los hermanos Castro nos cuentan la historia del Café del Norte, que cumple este julio 160 años, y nos abren las puertas de sus fogones

Edwin Rincón, en la cocina del Café del Norte. - Foto: J.C.Castillo

El Café del Norte es historia de Valladolid. Lo es porque abrió sus puertas en 1861, hace ya 160 años. Lo es porque se sitúa en la Plaza Mayor (en su día acera de San Francisco), aunque en sus inicios estuvo en la calle Santiago. Lo es porque por su local pasaron y pasan personalidades de todo índole, empezando por el poeta José Zorrilla, pasando por el erudito José Martí y Monsó, el escritor Francisco Umbral... y acabando por un sinfín de actores y artistas. Lo es porque su bodega y las rejas de la callejuela que lo rodea pertenecen al convento de San Francisco. Lo es porque llegó a ser sede del Real Valladolid o porque sirvió de escenario para rodajes de cortos, películas o series de televisión... y porque ha acompañado a generaciones y generaciones de vallisoletanos y visitantes en torno a una mesa, una sobremesa, un café y buenas viandas, hasta el punto de ser el local más antiguo de la ciudad.

El establecimiento abrió sus puertas en julio de 1861. De la mano de la familia Gómez-Sigler, que había llegado a Valladolid desde Cantabria... de ahí el nombre de Café del Norte. De esa primera etapa hay pocas referencias, aunque se sabe que se ofrecían conciertos en su interior. En 1940 arranca la segunda etapa del local, con la llegada de Aureliano de Castro. «Vivía en Gijón y vio un anuncio de un negocio que se traspasaba en Valladolid. Pensando que se trataba de una fábrica de harinas (con buenas perspectivas en tiempos de la posguerra), se vino. Al llegar vio que era un café, pero no se echó para atrás», señala uno de sus nietos, Carlos. Aureliano y su hijo, Fernando, estuvieron al frente hasta sus fallecimientos. A partir de 2005, lo regenta Francisco Castro, hijo de Fernando y nieto de Aureliano. Y desde unos años después, con sus hermanos, Fernando y Carlos.

«En 2010 vimos que el local necesitaba una reforma integral. Y así lo hicimos y comenzamos con el Café del Norte del siglo XXI», añade Carlos Castro. 

Fue entonces cuando decidieron recuperar la parte de la restauración: «Antes de 1940 hemos encontrado alguna lista de precios pero aún tenemos que seguir buscando qué se ofertaba. A partir de ese año siempre fue más cocina de bar, encaminada a raciones, picoteo o platos combinados». Ese 2011, arrancó como un proyecto de 360 grados, es decir con la posibilidad de desayunar, vermutear, comer, merendar, cenar y tomarse algo después, tan de moda actualmente. «Con el paso del tiempo hemos apostado por una propuesta más reducida con equilibrio entre la cantidad y la calidad», explica uno de los hermanos.

Hoy de la mano de sus dos cocineros, Jesús Hernández y Edwin Rincón, y con el asesoramiento gastronómico de Rubén Alonso, la cocina del Café del Norte se considera tradicional con elaboraciones y guisos castellanos, y presentaciones modernas y cuidadas. Cuentan con dos menús, uno entre semana por 19,9 euros con primero, segundo, bebida y postre casero; y uno de fines de semana, por 23 euros (en este caso sin bebida): «Contamos con menús especiales en fechas señaladas y con un servicio de asesoramiento para celebraciones y reuniones... hasta haber conseguido dar una boda».

Entre sus platos con mayor éxito están las carrilleras, el arroz con bogavante y el lingote de rabo, que se presenta deshuesado y prensado.

El café abre todos los días de la semana y cuenta con varios salones (Salón Fernando, Salón Mirador, Terraza de la Plaza Mayor y la Bodega del siglo XIX) con una capacidad para casi 200 comensales entre todos (siempre antes de la pandemia).

«Por aquí ha pasado mucha gente y sigue haciéndolo. Y eso es lo que nos gusta, ver a amigos, a familias...», resumen Carlos sobre una parte de la historia de la ciudad en torno a un café.