Tras los años de crisis provocada por la covid-19 en los que se ha producido un incremento de la precariedad en muchas familias, especialmente en aquellas que ya se encontraban en riesgo de exclusión social, la situación se ha visto agravada por el aumento generalizado de precios y la pérdida del poder adquisitivo; hechos que han propiciado que un mayor número de personas necesiten ayuda para cubrir sus gastos de alimentación.
«Se ha producido una gran incertidumbre. El año pasado atendimos a 19.818 personas y hemos visto que de enero a ahora ha habido un incremento de unas mil y pico personas. A las personas desfavorecidas, además del problema de la falta de recursos, les ha venido esta situación de la crisis económica, energética, etc., por lo que son más vulnerables», señala Jesús Mediavilla, presidente del Banco de Alimentos de Valladolid.
Igualmente, los nuevos escenarios de emergencia social están propiciando un cambio en el perfil receptor de estas ayudas. «Hay mucha gente que antes vivía con lo justo y ahora, con estas circunstancias, tienen problemas y no tienen para vivir. Además, el problema que tienen es que cualquier cosa que les pase, por ejemplo si se les estropea un frigorífico o el coche, son dificultades que repercuten en ellos porque no pueden arreglarlo,
no tienen posibilidades económicas», explica Mediavilla.
En este sentido, Natalio Calvo, párroco de San Vicente de Paúl y San Román Nonato, donde reparten comida a 30 y 15 familias respectivamente, hace referencia a que «son familias que tienen ayudas sociales pero que no les alcanza». También lamenta que, además de la necesidad de alimentos, «acuden personas que solicitan ayuda para pagar algún recibo de la luz o por ejemplo, para pagar algún medicamento. Alguna vez les he puesto una nota para que vayan a la farmacia a comprarlo y después se lo paga la parroquia».
Estos datos encienden las alarmas del Banco de Alimentos de Valladolid, pues vaticinan que el número de personas que necesitan ayuda alimentaria en los próximos meses experimente un repunte. «Lo que prevemos es que después del verano esto suba más. Ahora es una época tranquila en la que el empleo se ha recuperado en parte, pero después de esta estación todo esto va a ser un problema porque el turismo bajará, la restauración bajará, empieza el colegio de los niños, etc. Es decir, hay una serie de gastos adicionales que van a repercutir», expone Mediavilla.
De igual forma, desde la organización señalan que las consecuencias de estas crisis no solo afectan a las personas en situación de vulnerabilidad, sino también a la propia organización. «Prácticamente recibimos un 10% menos de las donaciones que recibimos el año de la pandemia. Ahora hay muchos frentes abiertos, muchas peticiones, y recursos hay menos. Hemos visto una bajada importante de las donaciones pero gracias a las empresas solidarias y a las personas que siguen aportando, de momento, tenemos recursos para poder mantener los alimentos básicos necesarios», comenta.
En 2021 el Banco de Alimentos de Valladolid ha surtido de alimentos a 138 entidades, según los datos de la memoria de la entidad en la que se recogen todas las actividades realizadas durante el pasado año. En este momento, algunas de las entidades que más personas atienden son Cruz Roja, con 3.000- 3.500 usuarios aproximadamente en toda la provincia, y la Asociación San Vicente de Paúl, que reparte comida a más de 900 personas.
Recaudación de alimentos
El Banco de Alimentos obtiene productos para distribuirlos a las organizaciones benéficas, quienes se encargan del reparto de los alimentos. En 2021, la organización vallisoletana ha distribuido su recaudación a 138 entidades beneficiarias a lo largo de la provincia.
Cesta de compra
Actualmente la organización prepara una cesta de comida que incluye 26 tipos de alimentos básicos para garantizar que las personas beneficiarias reciban los productos necesarios de una dieta sin deficiencias de algún tipo de componente alimenticio.
Comida precocinada
A raíz de las actuales crisis se han introducido nuevos alimentos básicos, como la comida precocinada. Una medida que pretende agilizar el proceso de cocción de los platos, además de reducir el consumo de electricidad para ahorrar en la factura energética.
Donación en caja
Este método de recogida de donaciones adoptado tras la covid-19 permite comprar alimentos en el momento de su demanda, evitando que ningún producto se pase de su fecha de consumo preferente, y estandarizar los mismos para simplificar su igual reparto.
Informe de actividad
Durante el pasado año la Fundación Banco de Alimentos de Valladolid ha recogido un total de 2.262 toneladas de alimentos, distribuido 2.304 toneladas de productos y atendido a 19.818 personas, de las cuales 500 han sido menores cuya edad no alcanzaba los dos años.