Margarita, la niña del siglo

Jesús Anta
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Cartel del Ayuntamiento de Valladolid.

El día 1 de enero de 1901, una familia pobre del barrio de San Andrés se convirtió en la más afortunada de todo Valladolid. No, no recibió una herencia fabulosa de un pariente de América, ni un hijo torero firmó un contrato millonario. No: el matrimonio acababa de tener una hija. Una niña en esos tiempos no era la mejor noticia, pero aquella niña vino con algo más que un pan debajo del brazo.

La que fue bautizada siete días después como Margarita Manuela, nació a las 00:15 horas del 1 de enero en la calle Mantería 28, piso interior. Era la tercera criatura del matrimonio formado por Eulalio Carbajosa, guarnicionero en paro, de Villalbarba, y Elvira Cubero, oriunda de Mojados.

Mas, vayamos unos días atrás.  El Ayuntamiento quería recibir el primer día del siglo XX con un realce especial y para eso se reunieron los conejales el día 28 de diciembre de 1900. Entre las diferentes propuestas que se manejaron, acordaron que el día primero de enero se diera una comida extraordinaria a cuantos pobres lo solicitaran.  Decidieron igualmente invitar a los ciudadanos a que la noche del 31 de diciembre pusieran colgaduras o iluminaran las fachadas de sus casas, y que las instituciones hicieron lo mismo en sus edificios.  Otro acuerdo fue que el Ayuntamiento apadrinara el bautismo del primer niño o niña que naciera pasadas las 12 de la noche del día 31 de diciembre, y donar a los padres 250 pesetas o ingresarlas en una cuenta para que el recién nacido agraciado pudiera disponer del dinero una vez alcanzara la mayoría de edad o que mudara de estado (es decir que se casara sin haber llegado a esa mayoría de edad). Eso sí, siempre que la criatura fuera hija legítima de matrimonio formado por una familia pobre.

Cartel del Ayuntamiento de Valladolid. Cartel del Ayuntamiento de Valladolid. Así que recibida la noticia del feliz alumbramiento de una niña en la calle Mantería, el alcalde se presentó en el domicilio de la criatura para comprobar el estado de pobreza del matrimonio y los documentos oficiales que corroboraban que había nacido de un matrimonio formalmente constituido.

Comunicado esto a la corporación, los ediles acordaron que a mayores de lo que se dijo en el pleno, a la madre se le pagaran los gastos de lactancia, pues  precisaba contratar una nodriza y,  también, que a la niña se la educara de una manera decente dándola una carrera de profesora de primera enseñanza, de música u otra cualquiera del 'uso femenino', así como colocar al padre en la plantilla del Ayuntamiento. ¡Aquello sí fue realmente el premio más importante que a una familia pobre le podía tocar!, sobre todo si años más tarde se colocó en el Ayuntamiento a Juan, uno de los cinco hermanos que tenía Margarita.

El bautizo, que se llevó a cabo el 8 de enero en la iglesia parroquial de San Andrés, no pudo ser más popular: se constituyó una comitiva con el alcalde a la cabeza compuesta de concejales, funcionarios de alto rango, maceros con traje de gala y un cabo y cuatro guardias de la policía montada, acompañada la comitiva de las notas musicales de los timbaleros y clarineros municipales. La comitiva se desplazó hasta la iglesia en medio de una gran muchedumbre. Y entraron a la iglesia a los sones de la marcha de Infantes. Fue bautizada como Margarita Manuela. El Manuela era voluntad de los padres y el Margarita porque así se llamaba la madrina del bautizo, que era hija del alcalde, que a su vez era el padrino.

Concluida la ceremonia, y una vez que la corporación volvió a la Casa Consistorial, que por aquellas fechas estaba habilitada en las dependencias del antiguo seminario que había junto a la Escuela Normal de Maestros de la calle López Gómez, desde el balcón se arrojaron 4.500 perras chicas –o sea 225 pesetas- para que las recogieran los más de 2.000 niños y niñas que había en la plaza.

A la niña, además se la compraron vestidos, abrigo y delantales.

Llegada la edad, Margarita cursó los estudios de maestra –que se los pagó el presupuesto municipal-  y en julio de 1920 comunica al Ayuntamiento que había aprobado la última asignatura de la carrera. La corporación acuerda que se la page el título para que pueda ejercer y que empiece trabajando de auxiliar en una escuela municipal.