Alfonso González Mozo

PLAZA MAYOR

Alfonso González Mozo

Periodista


Saber perder

11/06/2022

Conocen el dicho aquel de la paja, la viga y el ojo ajeno? ¿Recuerdan la época en que el alcalde de Valladolid era otro, uno que se pasó tantos años en el sillón que terminó saliendo por la puerta de atrás, condenado judicialmente y defenestrado políticamente? ¿Y saben que dicen que la historia es cíclica, que siempre se repiten comportamientos? Pues no hace tanto de aquello, de los años en que León de la Riva justificaba los varapalos judiciales del Ayuntamiento aludiendo a cazas de brujas en los juzgados vallisoletanos... 
Ahora, la justicia ha pegado dos bofetones en la última semana al equipo de Gobierno de Óscar Puente. Nada serio, porque nada va a cambiar en el día a día del ciudadano, pero el tortazo judicial escuece tanto que al regidor socialista no se le ha ocurrido otra que jugar al sarcasmo para poner en duda esas sentencias y, de paso, hacer lo propio con la imparcialidad de un  juez y toda la judicatura.
El viernes 3 se conocía el dictamen de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJ que confirmaba la sentencia previa emitida por el Juzgado de lo Contencioso número 1 que declaraba nulo el decreto por el que se puso en marcha en la primavera de 2020 la red de carriles bici y bus en el casco histórico. El tirón de orejas para el Ayuntamiento decía que un cambio tan drástico no se podía llevar a cabo a través de un decreto, sino que exigía una modificación en la ordenanza y, por lo tanto, llevarlo al Pleno del Ayuntamiento.
Un error de fondo que fue censurado por un juez y ratificado después por una sala del TSJ compuesta por otros cuatro magistrados. Cinco jueces opinan igual, pero Puente pone el acento solo en uno de ellos, el que ejerce de ponente, porque justo es el mismo que, días después –el 8 de junio–, iba a confirmar la sanción de 5.000 euros de la Junta por la organización de la cabalgata de Reyes de 2021 pese a estar prohibidas por la pandemia.
Y lo hace con insinuaciones más o menos veladas, jugando al sarcasmo y dudando de la imparcialidad de los tres compañeros de sala de este magistrado y del propio juez, cuando, si tan claro tiene que actúa con inquina hacia el Ayuntamiento, quizá lo más adecuado sería una denuncia por prevaricación o al menos una recusación. Solo así no parecería una pataleta de mal perdedor. Lo mismo que en el deporte, en la vida hay que saber ganar, pero sobre todo hay que saber perder.