«Hemos pasado de pagar 170 euros por tonelada de maíz a 400»

Óscar Fraile
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Miguel Vergara, consejero delegado del grupo homónimo, reconoce que este año los beneficios serán «mucho más ajustados» por los costes de producción

Miguel Vergara es consejero delegado de la empresa. - Foto: Jesús Luque

Miguel Vergara era solo un niño cuando empezó a aprender el oficio. Lo hizo acompañando a su padre, agricultor y ganadero, a vender la carne por las distintas carnicerías de Valladolid. Fue una forma de plantar la semilla del gusto por el sector primario, que pronto empezó a germinar. «Me gustaba, era algo apasionante», recuerda. Cuando tomó los mandos de la compañía familiar, a mediados de los 80, se ocupó de abrir mercado en España, así que empezó a vender en la zona de Levante como primer paso antes de llegar al resto del país.

El siguiente paso fue fortalecer la estructura de la empresa, mediante la creación de la sociedad Miguel Vergara S.L., que englobaba la producción primaria, la industrial y la comercialización, aunque esas tres áreas quedaron divididas en tres compañías diferentes en el año 2000.

A finales de la pasada década la compañía detectó la necesidad de mejorar sus instalaciones, así que sopesaron adquirir la parcela donde hoy se ubica el centro logístico de Amazon, pero, tras algunas negociaciones con el Ayuntamiento, llegaron a la conclusión de que la obtención de los permisos que necesita una industria cárnica se iba a demorar demasiado en el tiempo. Así que decidieron reformar sus instalaciones de la calle Pilar Miró, en el polígono de Argales, para conseguir las homologaciones necesarias para vender en terceros países.

Pese a la crisis, la compañía vive un momento dulce, tal y como demuestra el reciente premio concedido por la Facultad de Comercio. Aunque eso no impide que se vean obligados a sortear muchas dificultades. Las más recientes, la crisis del coronavirus y la actual, provocada por el conflicto bélico en Ucrania. «Cuando se confinó a la población tuvimos mucha preocupación por controlar nuestros centros de trabajo y que no entrase aquí el virus, porque a los animales había que seguir dándoles de comer todos los días... pasamos unos momentos muy malos y de mucha incertidumbre», recuerda Vergara.

Una situación que les obligó a tener cintura para adaptar su oferta al cambio en la demanda. «Hay partes del vacuno que se venden solo en la hostelería, de modo que, al cerrar estos negocios, tuvimos un sobrante muy importante que congelamos e intentamos sacarlo de alguna manera», explica. Por el contrario, la carne que va al supermercado empezó a estar más demandada. «Eso nos trastocó toda la forma de trabajar y provocó pérdidas grandes del estocaje del congelado», dice.

En la actualidad los problemas pasan por los incrementos de los costes de producción. Concretamente, del cereal con el que se alimenta a los animales. Hasta ahora se importaba de Ucrania, pero la guerra ha obligado a buscar mercados alternativos que, evidentemente, son bastante más caros. «Hemos pasado de pagar 170 euros por una tonelada de maíz a llegar a desembolsar 400 en otros mercados», asegura. Ahora Miguel Vergara compra en Estados Unidos, Brasil y Argentina.

A este encarecimiento hay que añadir el de la energía, que es especialmente importante en una industria, la cárnica, que necesita mantener refrigeradas muchas de sus instalaciones.

crecimiento. El consejero delegado de Grupo Miguel Vergara reconoce que la empresa no ha dejado de crecer en los últimos años, incluso con dos dígitos en algunos ejercicios. Para 2022 esperan que también se incremente la facturación, por la subida del precio del producto, pero eso no significa que los beneficios vayan en aumento, debido a factores como los costes energéticos. «Seguro que este año los beneficios van a ser mucho más ajustados», vaticina.