Los auditorios del Campo Grande

Jesús Anta
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Se trataba del lugar más frecuentado por familias, novios, militares y mozalbetes. El auditorio tuvo envergadura cultural para su época. Era el único espacio gratuito

Los auditorios del Campo Grande - Foto: Pablo Cernuda

En abril de 1966, el Ayuntamiento derribó el auditorio que estaba en el paseo central del Campo Grande (también llamado paseo de Coches). Se ponía fin a unas cuantas décadas en las que Valladolid tuvo un templete de la música en tan concurrido espacio. Se trataba del lugar de paseo más frecuentado por las familias, novios, militares de la Academia de Caballería y mozalbetes en los días festivos. Según épocas, el templete ofrecía funciones los jueves, sábados y domingos.

Mediado el año 1880 se inauguró un templete en el Campo de Marte, que así se llamaba el amplio paseo paralelo a la Acera de Recoletos.  Un templete cuyo proyecto llegó a conocer el alcalde Miguel Íscar, que falleció ese año no sin antes dejar su impronta en el Campo Grande que ahora conocemos. El templete, o quiosco, era un octógono diáfano con columnas metálicas que sostenían una cúpula de zinc, en el que actuaban las bandas civiles y militares los días festivos, en Ferias y en cuantas ocasiones hubiera algo que celebrar. Tres años después, por cierto, se instaló otro templete o quiosco de música de aire arabesco en la Plaza Mayor.

A lo largo de los 86 años que median entre el templete decimonónico y el auditorio –o auditórium, que también así lo llamaban– derribado en los años 60, hubo otro entre medias que se inauguró el 4 de julio de 1940, después de tres años de trámites. Es el que aparece en fotografía y era de hormigón y ladrillo con aire clásico flanqueado por estatuas y coronado con una pequeña torre en la que se instaló un reloj. Lo diseñó Jacobo Romero, uno de los arquitectos más señeros de la época que, a su vez, era el arquitecto de la Diputación Provincial. La plataforma para las actuaciones era un gran círculo cortado a la mitad sin ninguna pared, y en el bajo se habilitó un bar restaurante que se concedió en explotación a los socios González y Maillo, de ahí que el negocio, que terminó siendo una sala de fiestas, se llamaba GyM. En 1950 lo traspasaron a otro hostelero. José María González y José Maillo en realidad tenían desde los años 40 una sociedad dedicada a la instalación y suministros industriales destinados a la hostelería y fábricas de gaseosas. 

Los auditorios del Campo GrandeLos auditorios del Campo Grande - Foto: AMVAEn 1953 se derribó el auditorio y se construyó otro completamente cerrado por tres lados con forma de concha que se inauguró el 19 de julio de 1955 con un concierto de la Orquesta Municipal y la actuación de la Coral Vallisoletana. 

El auditorio tuvo envergadura cultural para su época. Fuera de los teatros convencionales era el único espacio de acceso gratuito y de gestión municipal en el que no solo hubo actividades, digamos, ligeras, sino que conoció representaciones teatrales de gran nivel. Por ejemplo, en el marco de los Festivales de España, en 1956 se representó la obra clásica La Celestina con actores del máximo nivel teatral de España, como María Asquerino, Francisco Valladares o Julieta Serrano, entre otros famosos actores y actrices.

Once años después se derribó lo que algunos calificaban de mamotreto y el Ayuntamiento ya no pensó en una nueva construcción. La razón fue que el auditórium se derribó al mismo tiempo que el patio herreriano de San Benito se habilitó como el "nuevo" auditorio de Valladolid. Efectivamente, en febrero de aquel 1966 el Ayuntamiento se hizo con la propiedad de los antiguos conventos de San Agustín (donde con el paso de los años se construyó el Archivo Municipal), y San Benito, cuyo patio enseguida decidió convertirlo en auditorio, que abrió sus puertas al público el día 14 de mayo de ese mismo año.