Un año para escaparse

Maricruz Sánchez (SPC)
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2022 llama ya a la puerta e invita a descubrir mes a mes los rincones más auténticos y bellos de la España rural

Un año para escaparse - Foto: Foto de Ivan Samkov en Pexels

En los momentos más complejos de la pandemia, aquellos en los que las restricciones sanitarias impedían ir más allá de los límites de cada comunidad, muchos redescubrieron lo gratificante que puede ser el turismo kilómetro cero. Maravillarse con su entorno natural y su patrimonio artístico se convirtió entonces, y durante meses, en la primera opción para escapar de la cárcel del asfalto, y en un inesperado aliciente para volver la vista a un ámbito rural que ya llevaba tiempo llenando páginas bajo la proclama de la España vaciada.
Ahora que ponemos el foco más que nunca en los pueblos y los paisajes; ahora que aún es necesario viajar con seguridad y reivindicar, de paso, las raíces y la cultura nacional para colaborar en la salida de la crisis derivada del coronavirus... Ahora es el mejor momento para empaparse de planes, pensando ya en un 2022 que está llamando a la puerta. Un empeño que, gracias al periodista Javier Rico, experto en medio ambiente y biodiversidad, será mucho más sencillo con Guía de la España Rural. Propuestas mes a mes (geoPlaneta).
Este libro recopila más de un centenar de opciones ordenadas temporalmente y está llamada a convertirse en un imprescindible para el viajero curioso, para el urbanita agobiado y para los que abogan por el turismo sostenible, tranquilo y enriquecedor.
Rico, especialista también en desarrollo rural, aglutina en esta obra propuestas de enoturismo, oleoturismo, geoturismo, astroturismo, cicloturismo, trufiturismo, apiturismo, o turismo cultural, en un viaje literario por toda la geografía española. Escapadas para todo el año, repartidas a lo largo de sus 12 meses, según la época más idónea para hacer la visita que se plantea en el texto. Desplazamientos cercanos, sosegados e integrados en la España rural, reunidos en un volumen en el que priman las distancias cortas, se valora la proximidad, y llama a adentrarse en los pueblos y los ciclos de la naturaleza que los mueven.


Experiencias únicas

Pasar una jornada con las mariscadoras de Camariñas (La Coruña); comprobar cómo se prepara la madera del castaño para fabricar cestas en Hervás (Cáceres); asistir a la delicada recogida del azafrán y la extracción de sus estigmas en La Manchuela (Albacete); compartir una mañana con las cuadrillas de corcheros en Los Alcornocales (Cádiz) o con las de resineros en Tierra de Pinares (Segovia); contemplar el mar rosa de los melocotoneros en Cieza (Murcia); vibrar con la observación del lobo en la sierra de la Culebra (Zamora); degustar un buen queso de cabra majonera en Fuerteventura o unos espárragos en Estella (Navarra) son solo algunas de las propuestas que se plantean para el próximo año.
Todas estas sugerencias son posibles gracias a las personas de cada territorio, que con su quehacer diario tienen la doble virtud de conservar unos paisajes que sin ellos se desmoronarían y de reforzarlos con iniciativas turísticas para integrar a quienes los visitan. Nada como las dehesas o los olivares tradicionales, presentes en las rutas por Córdoba, Huelva, Jaén, Cáceres, Badajoz o Salamanca, para atestiguarlo.
En las orillas del río Escabas, en Cuenca, las últimas personas dedicadas a la artesanía del mimbre afirman que, si no se incorpora gente joven, se perderá el oficio. En la Vall de Laguart alicantina cada vez quedan menos lugareños que transmitan al viajero de corrido la triple historia de moriscos, pasas y sobrasada que enriquece la zona. Por todo ello, 2022 es un nuevo año y, también, una invitación a viajar. Pues esta es una manera también de repoblar, de asentar las vidas de quienes cuidan del paisaje. Y de poner en valor una maravillosa España rural.

 

Enero. Para entrar en calor 

En enero hace frío, mucho según en qué latitudes y altitudes. Ese mes, en el aire, águilas reales y buitres leonados parecen calentarse con las primeras acrobacias amatorias. En el campo, también atemperan las bajas temperaturas el rojo fuego de las mimbreras, el aroma que sale de las almazaras fruto de la molturación de la aceituna y la actividad en queserías tradicionales de Euskadi y Canarias. Es la época perfecta para visitar el Salto del Nervión (foto), en el Valle de Ayala (Álava); el Camino Natural Vía Verde del Aceite (Jaén y Córdoba); la Ruta del Mimbre (Cuenca); la Reserva de la Biosfera Sierra de las Nieves (Málaga); y el Parque Rural de Betancuria (Las Palmas).

Febrero. La floración del invierno

Febrero es como un niño deseoso por salir a jugar; como los animales y las plantas que quieren dejar atrás el invierno para brotar, mostrarse, emparejarse, como los almendros en Almería, los melocotoneros en Murcia o los lobos en Zamora (foto). Mientras, la huerta de Lérida o la de Ávila aportan color y sabor a los paisajes rurales con coles, calabazas, acelgas y naranjas. Es el mes ideal para visitar el Valle de Ricote (Murcia); La Reserva de la Biosfera de la Mancha Húmeda (Toledo, Ciudad Real y Cuenca); las comarcas del Deza y Tabeiros-Terra de Montes (Pontevedra); la Sierra de la Culebra (Zamora); el Desierto de Tabernas y la Sierra de los Filabres y Alhamilla (Almería).

 

Marzo. Cantan las aves y el agua

El agua caprichosa que de nuevo comienza a dar vida a saltos, riachuelos y acequias tras el deshielo, y los cantos amatorios de verdecillos, mirlos y petirrojos dan la bienvenida a la primavera en marzo. En las huertas mandan las flores blancas del cerezo (foto) y los guisantes que recogen en el Maresme, mientras en Segovia comienzan a preparar los pinos para extraerles la resina. Un momento perfecto para ir a las montañas de la Marina Alta alicantina, Montseny y Montnegre en Barcelona, La Moraña (Ávila) y la Tierra de Pinares segoviana. También rebosan especial belleza la zona de Sóller a S'Albufera (Baleares), la Sierra Mágica (Jaén) y los Arribes del Duero (Salamanca).

 

Abril. El oso despierta en primavera

El cambio climático cada vez altera más el desarrollo y comportamiento de la flora y fauna salvajes, pero el oso pardo suele ser fiel a su cita con abril, cuando se despereza definitivamente de su letargo invernal. Este hito se puede comprobar en las montañas asturianas de Somiedo y Muniellos, tras recalar en dehesas floridas y en bosques caducifolios que comienzan a recuperar sus hojas. Los Montes Torozos, en Valladolid (foto), los Pedroches (Córdoba), la Comarca del Matarraña (Teruel), el Alto Esla (León), la Ribeira Sacra y el cañón del Sil (Orense), la corona forestal del Teide (Tenerife), y la Reserva de la Biosfera Mariñas Coruñesas son lugares increíbles en esa época.

 

Mayo. Espárragos y lazos de colores

La primavera se muestra en todo su esplendor en un mayo repleto de fiestas y romerías, muchas de ellas en torno a la fecundidad de esta época. En Navarra lo celebran recogiendo de la tierra uno de sus manjares predilectos: el esparrago blanco. Y entre tanto, las mariposas cogen el testigo de las flores para ponerle el broche a la estación en forma de lazos vivientes de colores. La recomendación para este mes es acercarse a Tierra Estella (Navarra), Sierra sur de Sevilla, Sierra de San Pedro en Cáceres (en la foto, uno de los dólmenes de Valencia de Alcántara), la Menorca Rural y Talayótica (Baleares), la Sierra Espuña y la de Almenara (Murcia), y el Baixo Miño (Pontevedra).

 

Junio. Primeros frutos y primeros pasos

En febrero puede verse como la floración empieza antes de que llegue la primavera, y en junio como se mantiene más allá de esta estación. Así lo muestran piornos, retamas y tojos en zonas de montaña de Barcelona y Orense. Además, la huerta se despereza de su latencia primaveral y empieza a ofrecer lo mejor de sí, mientras en la naturaleza las crías se resisten a dar los primeros pasos en solitario. El Parque Natural de Penyagolosa, en Castellón (foto), el Valle alto del Lozoya (Madrid), la Urola Costa (Guipúzcoa), el altiplano de Granada, el Parque Natural Baixa Limia-Serra do Xurés (Orense), y los alcornocales de Tarifa (Cádiz) son visitas obligadas durante este mes. 

 

Julio. Chapuzones naturales

Bucear entre las aguas que rodean a las islas Medes en la costa de Gerona, practicar descenso de barrancos en la sierra de Guara, la meca de esta actividad de turismo de aventura, y refrescarse en las piscinas naturales del Turia en su curso alto. En julio llega el calor y con él las propuestas más frescas, sin olvidarse del espectáculo de los campos de lavanda en flor de Brihuega (Guadalajara). Esta es la época perfecta para conocer el Alto Turia en Valencia (foto), el Empordà costero (Gerona), la sierra de Cabrejas y Tierras del Burgo (Soria), la montaña palentina oriental, la comarca del Somontano de Barbastro (Huesca), y la comarca del Liébana (Cantabria). 

 

Agosto. Los silbidos del bosque

Dos silbidos salen del bosque en agosto, uno de día y otro de noche. El primero lo emite la oropéndola desde el bosque de ribera, y el otro, más nocturno, el autillo entre los robles de las sierras de Francia y la Demanda. Son aves que apuran sus últimos días de estancia en España. Ese mes se escuchan también las chicharras y un grito, el de las marmotas en el Alt Pirineu. A Mariña, en Lugo (foto), la Sierra de la Demanda occidental (Burgos), el páramo leonés y los ríos Orbigo y Esla (León), el Parque Natural de L'al Pirineu (Lérida), el Parque Natural Las Batuecas-Sierra de Francia (Salamanca), la sierra de Albarracón y Guadalaviar (Huesca) invitan a ser recorridos entonces. 
 

Septiembre. Hora de berrea y vendimia

Agosto madura y septiembre vendimia la uva, dice el refrán, en un mes perfecto para conocer lugares tan dispares geográficamente como Jerez de la Frontera y La Rioja y comprobarlo. Es lo que tiene contar con una orografía y un clima tan diversos en España. Un clima que empieza a mandar las primeras lluvias otoñales y los primeros mensajes a los ciervos para que inicien su notoria ceremonia de celo: la berrea. La recomendación para esta época pasa por ir al norte de la isla de La Palma (en la foto, el sendero de El Canal y Los Tilos), los Montes de Toledo, los Campos de Belchote (Zaragoza), la campiña de Jeréz, y conocer los Cameros, Valles de Iregua y El Leza (La Rioja). 

 

Octubre. Color a bosque y azafrán

Nunca un apagarse fue tan vivo. La vida campestre y salvaje que comenzó a brotar en febrero, a florecer en primavera y a dar frutos en verano, parece desvanecerse con la consolidación del otoño. Sin embargo, las lluvias de esta estación, los colores de los árboles de hoja caduca, los hongos y el azafrán que brotan de la tierra confirman que la vida sigue; de otra manera, pero continúa. Así, el mes de octubre es un momento inmejorable para viajar a La Manchuela (Albacete), al Parque Natural Sierra Norte de Guadalajara, al Parque Natural de Oyambre, en Cantabria (foto), al Campo de Calatrava (Ciudad Real) y a el Bierzo y las Médulas leonesas.

 

Noviembre. Castañas para platos y fiestas

Los últimos frutos del otoño se convierten en la mejor reserva de proteínas y grasas para que la fauna silvestre pase con garantías la travesía del invierno, más escaso en recursos alimenticios. Lo saben, por ejemplo, las grullas venidas del centro y norte de Europa, que comienzan a devorar las bellotas en las dehesas extremeñas. Las personas, en cambio, se inclinan por las castañas y las aceitunas, estas últimas muy presentes en el Valle del Ambroz cacereño. Un enclave perfecto para aprovechar las horas de luz de un mes de noviembre que invita a conocer la Serra do Courel (Lugo), la Siberia (Badajóz), y el entorno de Gorbeia y Urkiola (Vizcaya).

 

Diciembre. La belleza del frío y la bruma

La fuerza de las olas y la intensidad de la bruma del Atlántico se perciben en la Costa da Morte gallega (foto) como en ningún otro lugar en diciembre. Toca acompañar a mariscadoras y percebeiros a pie de mar, pero también a quienes recolectan trufas en los campos de Soria. Entre la fauna salvaje sobresale la invernada de aves en el delta del Ebro y el celo del lince ibérico en la sierra de Andujar. La España rural invita al paseo con un buen abrigo. La Sierra de Andújar y la campiña norte de Jaén, el delta del Ebro (Tarragona), el Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche (Huelva) y el nacimiento del Río Mundo (Albacete), serán puntos de recorrido obligado.