Armar a civiles, ¿necesidad o riesgo?

Agencias-SPC
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La ley que facilita el acceso de la población a pistolas y rifles ha abierto el debate sobre si la medida garantizará la seguridad ante la ofensiva rusa o derivará en el caos tras la guerra

Miles de personas han recibido armas de fuego para defenderse de los invasores y han sido instruidos para saber usarlas. - Foto: EFE

Con Estados Unidos en pleno debate sobre el control de armas en el país -debido a los constantes tiroteos que se suceden en la nación norteamericana ante el fácil acceso de sus ciudadanos a comprar una pistola o un rifle-, en Ucrania, inmersa en una guerra que se antoja aún larga, la discusión también se ha abierto. Y es que la ley para que los civiles puedan tener armas con las que defenderse ante la invasión está generando controversia: uno la ven necesaria para garantizar la seguridad ante la ofensiva de los ocupantes y otros temen que este suministro pueda acabar en el caos una vez concluya el conflicto y, precisamente, esa seguridad no sea tal.

Según fuentes del Ministerio del Interior de la exrepública soviética, un 60 por ciento de los ucranianos apoya esta legislación, que aún tiene que ser ratificada y que permite «el uso de armas de fuego por parte de civiles para la autodefensa» y la «posesión y uso de armas de fuego y municiones por parte de extranjeros en Ucrania».

El proyecto fue ampliamente respaldado por los diputados de la Duma -274 de los 352 parlamentarios votaron a favor- y también parece contar con un importante aval en la calle, principalmente en las ciudades más asediadas por los soldados invasores.

Es el caso de Dnipro, en el sureste de Ucrania, donde sus habitantes quieren contar con una garantía de defensa ante el constante asedio del Ejército de Moscú, acusado de cometer crímenes de guerra en numerosas partes del país, no solo en el Donbás.

«Los rusos están cometiendo muchos crímenes no solo contra nuestros soldados, sino también contra nuestras mujeres, están matando niños, necesitamos armas para defender a nuestras familias, a nuestro país», asegura Vitaliy.

Este hombre de 37 años duda en cambio al responder sobre qué pasará después de la guerra si muchos civiles siguen armados: «Puede ser un problema».

Le acompaña Nicolay, de 40 años. «Puede haber otra guerra, si grupos de criminales aprovechan esa ley para hacerse con armas, los civiles tendrían que devolverlas».

La norma está previsto que dure mientras esté declarada la ley marcial y que cuando termine la guerra los civiles tengan que entregar las armas a la Policía, pero hay quien cree que debería seguir en vigor incluso después.

Vladyslava, de 30 años, es más contundente en su apoyo a que la población pueda tener armas de fuego: «Es mejor que nada, por esta guerra y por otras cosas también». «No será un problema después de la guerra, la gente sabe lo que tiene que hacer», asevera.

Tymur, un joven de 28 años, coincide en que armar a civiles es necesario «para protegernos y para estar acostumbrados a manejarlas, siempre de una forma controlada, con unas normas iguales para todos», asegura. A su juicio, no habrá mayor problema cuando acabe la guerra, cada cual sabrá actuar de forma responsable, como ya sucedía antes con las armas autorizadas para la caza.

 

Severo control

Sin embargo, cuesta encontrar a alguien como Oksana, una mujer de 41 años, que esté en contra. «Las armas tienen que ser solo para militares y policías, a mí me da miedo, habrá civiles que las usen para cometer crímenes», sentencia, temerosa de que tras la guerra «habrá problemas», indica. «Tienen que estar controladas, para mucha gente no son adecuadas», declara.

Por un lado, el asesor del Ministerio del Interior de Ucrania Vadym Denysenko ha advertido que hay que evitar que caigan en manos de personas con antecedentes penales o mentalmente no preparadas.

Por otro, un portavoz del mismo Departamento, Denys Monastyrky, ha asegurado que miles de armas han sido distribuidas en Ucrania desde el inicio de la invasión rusa el pasado 24 de febrero y tras más de 100 días de guerra no ha habido problemas, pues la mayoría están en el frente. 

Antes de la invasión un tercio de los encuestados estaba a favor, pero luego el apoyo subió a los dos tercios, según indicó.

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