Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Feijóo

26/02/2020

Ha estado Feijóo en Madrid para participar en uno de esos foros al que acuden algunos de los más importantes empresarios, un buen puñado de periodistas y dirigentes del partido del invitado, en este caso tanto del PP gallego como del nacional, que no atraviesa su mejor momento y ha resuelto tan mal una crisis en el País Vasco que podría afectar al resultado de Feijóo en las autonómicas.

Era público a favor, pero Feijóo demostró que si levanta pasiones, que las levanta, es porque tiene madera y tiene proyecto, puede presentar unos resultados de gestión que para sí quisieran otros, defiende a Galicia con una fuerza que demuestra que no miente cuando dice que “es mi gran pasión” y se refiere a España con un sentido de Estado que no se ve en este momento en ningún otro dirigente, ni de su partido ni de otros. Sobre todo no se ve en el gobierno, que da ejemplo todos los días de que para ellos España ha dejado de ser una prioridad.

Feijóo eligió como presentador a Paco Vázquez. Tela. Demostraba así que sabe de política y de estrategia política, que conoce muy bien a sus votantes y a los nuevos que puede sumar, y que a la hora de defender su tierra no piensa tanto en unas siglas como en unir a quienes como él quieren una Galicia con futuro. Hablaba Feijóo con un lenguaje que recordaba el mejor Psoe de antaño y el mejor PP de antaño. No en vano dijo Vázquez que Feijóo representa hoy el mejor espíritu de la Transición.

Sin un papel, desgranó cifras gallegas que desmentían de arriba abajo las que utilizan constantemente Sánchez y sus ministros, tanto en crecimiento como en la situación de grandes industrias que el gobierno socialista-podemita pretende desmantelar; además de alertar sobre las consecuencias que tiene para toda España que este gobierno solo contemple beneficiar a Cataluña y País Vasco, política y monetariamente, mientras debe al resto de las Comunidades Autónomas 2.500 millones de euros. Feijóo acusó al gobierno, directamente, de moroso, con todo lo que eso conlleva judicialmente.

Más que lo que dijo Feijóo lo importante es cómo lo dijo. Y ante qué público. En mesa principal estaban entre otros Casado y García Egea, que hicieron esfuerzos hace unos meses para imponer a Feijóo su criterio; no se dejó, porque sabía lo que ocurriría –malo- si aceptaba las líneas que intentaban marcarle desde Génova.

En estos tiempos de mediocridad y escasa solvencia política, es un lujo escuchar a alguien creíble, que explica los cómo y porqué, que sabe cuántas familias trabajan en empresas en riesgo, qué carga supone para los españoles que se cedan determinadas competencias a solo unas comunidades, o de qué manera se puede conseguir reducir las emisiones de carbono aplicando determinadas medidas.

Es Feijóo un gran político, aunque eso no significa que sea el mejor. Pero destaca, y mucho, ante los que hoy, desgraciadamente, nos han tocado en suerte.