Valladolid es la provincia de Castilla y León que conserva más restos de simbología franquista. El mapa interactivo realizado por la Fundación Jesús Pereda, y actualizado esta misma semana, relaciona hasta 138 placas, escudos, lápidas o nombres de calles que deberían ser eliminados en aplicación de la Ley de Memoria Democrática, mientras que en la región hay documentados unos 700. Una cifra que los responsables del proyecto consideran se incrementará en los próximos meses gracias a la colaboración ciudadana. «Esta es una base de datos viva. Desde su puesta en marcha hemos recibido centenares de aportaciones, que luego verificamos. Y el número sigue creciendo porque llevamos casi 30.000 visitas en cinco meses», detalla Eduardo España, uno de los encargados del proyecto.
Este proyecto prioriza el carácter participativo para ilustrar lo que han bautizado como el «mapa de la ilegalidad». Y en esa línea, esta misma semana pondrán a disposición de los usuarios un formulario descargable para que los interesados puedan reclamar a las administraciones competentes la retirada de simbología. «Creemos que es importante ofrecer este recurso para que se pueda reclamar, que es una posibilidad que ofrece la nueva ley y que obligará a la administración competente a actuar», destaca España.
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica también tiene otro católogo de simbología en la provincia. En este caso es mucho más amplio y se supera el medio centenar de elementos que se considera que deben ser eliminados. Entre ellos aparecen muchas lápidas en cementerios y placas en iglesias. En este sentido, desde el Arzobispado de Valladolid se destaca la predisposición a cumplir la ley en cuento tengan comunicación de algún elemento en su patrimonio que tengan que retirar. Pero se puntualiza que la mayoría de los cementerios de los pueblos dependen de los ayuntamientos y las ordenes religiosas tienen autonomía de gestión en sus edificios.
Simbología en los cementerios
Panteón de Onésimo Redondo
Los restos de Onésimo Redondo descansan desde 1941, seis años después de su muerte, en un panteón, que se financió por suscripción popular, en el Cementerio de El Carmen en la capital. Las crónicas de la época destacan la concentración de autoridades del partido único presentes en el entierro, lo que manifestaba la importancia que pretendía darse al acto, donde lo político y lo religioso quedaban entremezclados. El panteón, de unas dimensiones notables, está ubicado en el paseo central del cementerio, muy cercar del panteón de vallisoletanos ilustres se inauguró el 4 de abril de 1902, y también del memorial a los represaliados por el régimen franquista, que se inauguró en 2020. Las fuentes municipales consultadas por este periódico recalcan que el panteón es de propiedad particular y está ubicado en el cementerio, con lo que no estaría afectado por la nueva ley. Aunque las asociaciones memoriales apuntan que desde hace unos meses se han instalado sobre el mausoleo unas flechas y un yugo, una simbología que sí que se obliga a retirar. En este caso, serían los propietarios quienes deberían retirarlo y sino deberá ser el Ayuntamiento, gestor del cementerio, quien les requiera para ello.