Belén Viloria

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Belén Viloria


Colaboraciones descompensadas

04/12/2021

Tras casi 2 años de pandemia, y a las puertas de lo que parecía ser por fin la entrada al año de la recuperación y esperanza, aparece Omicron y evidencia que los deberes no están del todo bien hechos: relajación masiva en la utilización de mascarillas, porcentaje nada desdeñable de población sin querer vacunarse y grandes áreas de países en desarrollo a las que aún no han llegado las vacunas.

 

Llevamos largos meses alabando la colaboración de todos los países y personas en la investigación para desarrollar y producir vacunas, sabiendo que por el tipo de pandemia al que nos enfrentamos, el que llegara cuanto antes a todos los rincones del planeta era crucial para no entrar en un bucle interminable.

 

Sudáfrica durante todo este tiempo ha sido un ejemplo de cooperación para la pandemia: vigilancia genética, aplicación de recursos para la secuenciación rápida del genoma del virus, alerta temprana y publicación internacional de los datos para poder desarrollar modificaciones a las vacunas, compartiéndolo inmediatamente con los países desarrollados que a su vez estamos acaparando el 75% de las dosis administradas. Sin embargo, la reacción de toda la comunidad internacional ante su alerta de la nueva variante, ha sido el cierre aéreo inmediato. Una medida que hoy no parece muy justa y sin duda es cuestionable, tras lo aprendido en estos 2 años.

 

"Es extremadamente injusto castigar a Sudáfrica y sus vecinos. Sería malísimo si los países empezaran a retrasar la publicación de ese tipo de información, por miedo a que pudieran ser castigados por su transparencia" según palabras de la epidemióloga Catherine Kyobutungi, directora del Centro de Investigación de Población y Salud Africana (APHRC).

 

"Aunque vivamos al otro lado del mundo, somos seres humanos y nuestras economías importan. Si de verdad quieren hacer frente a la pandemia, donen vacunas, háganlas más accesibles para que los países del continente africano puedan comprarlas y vacunar a su población. Simplemente, basta. Creo que es importante que en cualquier decisión que se tome, tengamos en cuenta las consecuencias económicas para otros países. No pueden encerrarnos. Eso es todo" Cyril Ramaphosa, presidente sudafricano.

 

A las pocas horas, de esta alerta, teníamos ya una lista lo suficientemente amplia de países en los que la nueva variante se había detectado, incluida España. Como Holanda puso de manifiesto, la variante podría haberse detectado hasta una semana antes del anuncio sudafricano, así que parece más que probable que el hecho de que la variante fuera descubierta ahí, no significa que se originase en Sudáfrica.

 

Menos mascarillas en vacunados, personas aún sin vacunar, y menos medidas de precaución, hacen que el virus encuentre nuevos caminos para mutar, y cada variante nos acerca más a ponernos de nuevo en jaque.

 

Las claves para avanzar y salir de la pandemia, siguen siendo: la precaución en todos los sentidos, la imprescindible colaboración a todos los niveles, pero en términos verdaderamente equitativos, y trabajar con lo aprendido, por un equilibrio sanitario, social y económico, evitando las decisiones drásticas que ya sabemos pueden llevarnos a la debacle a la que, en cierta medida, ya nos asomamos meses atrás y de la que aún no nos hemos recuperado. Hasta la propia OMS se plantea si la cancelación de viajes a Sudáfrica ha sido precipitada.

 

Tiempo es lo que necesitamos para vacunar a todo el mundo, y mejorar las vacunas ante nuevas variantes. Y este tiempo, sólo podemos darlo extremando, y no rebajando, las medidas de precaución, porque nadie estará a salvo hasta que todos lo estemos, y esto sólo depende de cada uno de nosotros.