El caso Esther cumple diez meses de infructuosa investigación

A. G. Mozo
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La instrucción judicial por la muerte de Esther López entra en su fase final con tres amigos de la mujer como únicos imputados. El cúmulo de indicios hallados contra uno de ellos, Óscar, parece incriminarle pero no acaban de convencer a la juez

Hallazgo del cadáver de Esther López, cerca de Traspinedo. - Foto: Ical

Todo apunta a Óscar, pero nada parece sostenerlo con la contudencia necesaria para siquiera proceder a su detención; ni hablar, por tanto, de acusarle formalmente de un delito de homicidio y enviarle a la cárcel... Diez meses después de la muerte de Esther López, el caso continúa abierto en un juzgado de Valladolid con tres hombres –todos amigos en mayor o menor grado de la mujer de 35 años fallecida– como únicos investigados (imputados): Óscar S.M., copropietario de una agencia de viajes y, teóricamente, la última persona que vio viva a la vecina de Traspinedo; Lucio Carlos G.D., uno de los mejores amigos de la chica, camarero de profesión y apodado 'Carolo'; y Ramón G., el que menos relación tenía, el que fue el primer sospechoso por un comentario en el que aseguró que había hablado con ella varios días después de la desaparición y el único de los tres que ha llegado a estar arrestado.

Los tres continúan incluidos como investigados en la causa que el Juzgado de Instrucción número 5 mantiene abierta y en la que se acumulan informes periciales de la Guardia Civil y de varias empresas externas, hasta el punto de haberse aportado a la causa más de veinte sin que, por ahora, se haya logrado esclarecer qué pasó con Esther la madrugada del 12 al 13 de enero y, sobre todo, quien acabó con su vida.

La autopsia y los posteriores informes apuntan a que la mujer de 35 años pudo ser atropellada por la espalda por un vehículo tipo todoterreno, pero a baja velocidad. Es más, no murió del impacto, sino debido a una hemorragia interna que la fue debilitando y que, junto a los cinco grados bajo cero de aquella madrugada y las elevadas dosis de alcohol y cocaína que tenía en su cuerpo, desembocaron en un shock hipovolémico. Los forenses han certificado también que, en el supuesto de haber sido auxiliada, habría sobrevivido al atropello.

¿Traslado del cadáver?

La investigación no es contundente al abordar la posibilidad de que el cuerpo de Esther permaneciera 23 días en el lugar del hallazgo (en la cuneta junto a la carretera que da acceso a Traspinedo) o si pudo ser trasladado con posterioridad.

Y es ahí donde los indicios se transforman en sospechas hacia Óscar, aunque sea por acúmulo. Porque es en el maletero de su Volkswagen T-Roc (un vehículo tipo todoterreno supuestamente compatible con el del atropello) en el que se han hallado restos de ADN de Esther, pese a que él dice que solo había montado una vez. Porque es en su vivienda (de la urbanización El Romeral) donde han aparecido fibras textiles compatibles con las del abrigo que llevaba aquel día la fallecida y con el que fue localizado el cadáver tres semanas después de la desaparición. Y porque también se han encontrado coincidencias entre las localizadas bajo las uñas de Esther y las del pantalón de Óscar.

Un sospechoso, este agente de viajes de 38 años, que siempre ha mantenido que Esther se bajó de su T-Roc aquella madrugada en plena carretera y que él no volvió a verla, pero al que se le adjudican comportamientos supuestamente extraños en las horas posteriores a la desaparición de la chica.

¿Investigación 'ad hoc'?

Una  acumulación de indicios que le ha colocado ese cartel de principal sospechoso del que su defensa huye para censurar una investigación que dicen que parece hecha 'ad hoc': «No se busca el esclarecimiento de los hechos, sino inculpar a Óscar».

La defensa está a la espera de que se presenten en el juzgado los dos últimos informes solicitados por la juez instructora para decidir si se piden nuevas pruebas. Uno de los estudios debe identificar cuál es el origen del ADN de Esther que se halló en el maletero del coche de Óscar, si es sangre, saliva o de otro tipo. El otro tiene que demostrar que, como sostiene la Guardia Civil, el imputado llevó su Volkswagen a un lavadero del polígono de Argales la mañana siguiente a los hechos, un extremo que él viene negando. También rechaza haber hecho dos borrados de la centralita del coche.

Indicios que no existen contra ninguno de los otros dos hombres. 'Carolo' estuvo con Óscar y Esther aquella noche pero fue el primero en irse a dormir y uno de los que detectó un comportamiento algo extraño en su amigo en las horas posteriores a la desaparición, así como en la primera batida llevada a cabo para localizar a la mujer; única en la que participó el agente de viajes, por otra parte.

Ramón fue señalado casi desde el principio. Estuvo detenido seis días, se registró su casa de arriba a abajo y, finalmente, tuvo que ser puesto en libertad con cargos.

Tres sospechosos y diez meses de una infructuosa investigación que ansía una explicación para uno de los casos más complicados (y mediáticos) de la historia reciente de Valladolid.