Parada obligatoria en la CL-610

M.B
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El restaurante El Sarmiento, ubicado en Serrada, está especializado en la carne de angus y la lubina a la sal, con unos pinchos de cochinillo como algo novedoso en la zona

Roberto, en la cocina de El Sarmiento, en Serrada. - Foto: Jonathan Tajes

Apenas lleva dos años y medio abierto, quizá algo más, pero ya empieza a ser una de esas paradas obligatorias en una de las rutas que va de Valladolid a Medina del Campo, la que pasa por Serrada o La Seca, la CL-610. De hecho, se encuentra entre estas dos últimas localidades. De nombre castellano y de la zona, El Sarmiento, abrió sus puertas de la mano de Miguel Mélida, pero hace dos meses cambió de propiedad, pasando a Claudio Recio Minguela, muy vinculado a los negocios de caballos y que ya había hecho una incursión en el mundo de la restauración en Tres Casas (Segovia).

«Conozco al anterior dueño desde hace años y me lo había propuesto en alguna ocasión. Así que viendo que ir todos los día a Segovia y pasar allí varias jornadas con el anterior negocio no tenía mucho sentido siendo de La Seca, me lancé», señala Claudio, que se ha rodeado, como él dice, de profesionales del sector, como Carmelo, encargado y metre, y Roberto en la cocina.

«Hay que dar y tratar a la clientela como te gustaría que lo hiciesen contigo», aseguran como máxima desde El Sarmiento, un espacio gastronómico con tres comedores, destacando uno principal acristalado, para alrededor de 200 comensales en total, que abre todos los días a las 7.30 horas, que cierra entre semana a media tarde y los fines de semana tras las cenas. «Estamos preparados para celebraciones, pero deberían de ser pequeñas, ya que el comedor más grande es para unas 100 personas». 

Lubina a la sal en el restaurante El Sarmiento, en Serrada.Lubina a la sal en el restaurante El Sarmiento, en Serrada.Especializados en la carne de angus y la lubina a la sal, cuentan con una coqueta carta, no muy larga, en la que destacan, además de esos manjares, los atunes, la merluza, los bacalaos y los pinchos de lechazo y de cochinillo, algo novedoso en la zona. «Siempre tenemos fuera de carta, como algún marisco o pescados, en función de mercado», añade Claudio.

Dentro de sus especialidades, destaca esa lubina a la sal, con un precio de 24 euros, que se presenta con una salsa tártara. «El secreto es mucho amor y un buen género, y que, por supuesto, sea salvaje. Aquí cuidamos mucho el producto», apunta Carmelo.

Cuenta con un menú, de lunes a viernes, con tres primeros, tres segundos, bebida y postre por 11,80 euros. «Tocamos todos los palos de la gastronomía, pero nos gusta cuidar las presentaciones, el producto bien elaborado y contar con lo nuestro, como ese lechazo o cochinillo, además de lo mediterráneo, como el tartar o los huevos trufados».

Su ubicación, a las afueras de Serrada, una localidad con cerca de 1.200 habitantes, dirección Medina del Campo, le permite tener clientela del propio pueblo, al ser uno de los dos establecimientos con cocina, y de los municipios de alrededor, de La Seca sobre todo, de donde es su actual propietario, y de la capital, desde donde se desplaza mucha gente los fines de semana: «Además, el hecho de estar al lado de la carretera y en una zona de mucho tránsito por la cercanía de viñedos, hace que haya mucha gente también de paso». Desde hace un par de viernes, han unido a su oferta gastronómica, una más lúdica, con conciertos semanales.