Cuando la vocación va más allá de la jubilación

R.G.R
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Nueve profesores de Valladolid solicitan a la Consejería de Educación continuar impartiendo clases y ayudando a sus centros educativos pese a haber llegado ya a la edad del retiro

La profesora de Física y Química Esther Marina Sanz, en la puerta del Diego de Praves. - Foto: Jonathan Tajes

La gran mayoría de los docentes de Valladolid que llegan a la edad de jubilación cuelga ‘la tiza’ para siempre. Abandonan su puesto de trabajo, en muchas ocasiones, hastiados del alumnado, de sus costumbres y sus vicios. Pero no siempre es así. La Junta de Castilla y León, a través de la Consejería de Educación, ha hecho pública una nueva convocatoria que permite la incorporación de docentes jubilados a centros educativos. Los denomina profesores honoríficos. Esta iniciativa comenzó hace cuatro cursos, en el 2017-2018, cuando la Junta reguló la figura del profesor honorífico colaborador y el procedimiento para su nombramiento. Una iniciativa que, con los años, ha ido ganado participantes hasta alcanzar, en el presente periodo académico, 44 docentes en las aulas de la Comunidad, de los que nueve pertenecen a Valladolid, ocho en Secundaria y uno entre Infantil y Primaria. En la última convocatoria se han incorporado cuatro nuevos docentes.  

Esta designación tiene una vigencia de un curso escolar y, previa solicitud del interesado, se puede prorrogar por el mismo período, por un máximo de tres veces. La mayor parte de los docentes que optan por continuar con sus labores en sus respectivos centros educativos repiten en más de una ocasión e incluso intentan prolongarlo durante más de un año. Sus funciones son de lo más variopinto, tanto desde proyectos de investigación sobre sus colegios e institutos como la docencia en sí con nuevos talleres, y clases especializadas. 

Los docentes tienen dos formas de poner ‘reengancharse’ para continuar vinculados a la docencia. Lo pueden hacer mediante un programa libre, en el que es la Consejería de Educación la que marca las funciones que se llevarán a cabo en el próximo curso por parte de los docentes, o concreta. En este caso, los profesores jubilados tienen que hacer un programa explicativo sobre las labores que van a llevar a cabo  en un determinado centro y una memoria sobre las actuaciones que han desarrollado. 

Reyes Olmedo, en el colegio Nuestra Señora del Villar.Reyes Olmedo, en el colegio Nuestra Señora del Villar. - Foto: Jonathan TajesSon los responsables de la Consejería de Educación los encargados de aprobar estos proyectos. De los nueve docentes honoríficos que  trabajan en la provincia, seis presentaron un proyecto concreto y tres dejaron abierta la posibilidad de que Educación les buscara una ocupación. 

Todos tienen claro un aspecto. Les gusta o más bien les encanta su trabajo. La docencia es su vocación y destacan que no se arrepienten en absoluto de haber permanecido en la docencia más allá de su jubilación. No se trata ni mucho menos de una cuestión económica, ya que estos profesores no perciben más dinero por el hecho de permanecer en sus puestos, sino que en estos casos prima la vocación y las ganas de continuar colaborando y aportando ayuda. En este año, las condiciones han sido «muy difíciles» debido a la pandemia. Han tenido que hacer pequeños sacrificios, pero a la vez el hecho de continuar con sus respectivos trabajos les ha servido como distracción y como un requisito de organización de su tiempo durante unos meses en los que la paralización causada por la pandemia fue casi total. 

El plazo para que otros docentes presenten su solicitud de cara al próximo curso concluye este domingo, 30 de mayo, y desde la Consejería esperan que el número de docentes continúa en aumento.      

José Luis Orantes, sentado en las escaleras del José Zorrilla.José Luis Orantes, sentado en las escaleras del José Zorrilla. - Foto: Jonathan Tajesrequisitos. Pueden participar en esta iniciativa los docentes jubilados menores de 70 años, que hayan prestado sus servicios durante un mínimo de 25 años en los cuerpos docentes de enseñanzas escolares y de régimen especial. La actividad docente del profesor honorífico colaborador tiene carácter excepcional, y solo podrá realizarla acompañado de un profesor titular. 

No obstante, puede colaborar en tareas preparatorias y complementarias a aquella actividad docente, siempre que se corresponda con el desarrollo de actuaciones de formación permanente en el propio centro o aula.

 

Reyes Andrés Olmedo

Exdirectora del CEIP Virgen del Villar de Laguna de Duero

«Llevo las redes sociales del centro, le dedico una hora y media todas las mañanas»

Ejerció como directora del CEIP Virgen del Villar de Laguna de Duero durante los diez últimos años de su carrera profesional. «El último fue una fiesta con el tema del covid», bromea. Yolanda, su amiga personal, ocupó su puesto y eso la empujó a pedir la reincorporación y continuar ayudando. Reconoce que hablan a menudo y que le ofrece su opinión sobre los distintos aspectos del devenir diario del centro, pero su labor no es esta. Se decantó por ser la encargada de trabajar con las redes sociales del colegio y mantener activa la página web. «Ya lo hacía cuando estaba de directora y ahora he continuado». 

Esta labor la mantiene activa de forma fundamental durante las mañanas, aunque afirma que está con el teléfono móvil todo el día por si acaso es necesario. «La experiencia está siendo muy positiva y me he sentido útil. Es verdad que la comunicación quita mucho tiempo y me alegro de que la directora pueda dedicarse a los protocolos de la covid». 

Asegura que todas las mañanas dedica en torno a una hora y media al rastreo de noticias y eventos que puedan ser de utilidad para los alumnos y sus padres y también comparte las actividades del centro para que las conozca la comunidad educativa. «Hay una gran cantidad de recursos educativos y culturales que es una maravilla». 

Siempre está pendiente de los cursos online que pueden suponer una continuidad en su formación. «Creo que en la formación continua». Esta premisa le ha animado a continuar una vez que se jubiló. Habla con la directora del centro para mantener un plan de publicaciones para cada jornada. «Lo hago todas las mañanas durante una hora y media. Pegamos al móvil estamos casi todos cada día».

«Tenemos la suerte de que el plan que yo he escogido es teletrabajo y no tengo que acudir al centro. Con la pandemia solo pueden entrar al centro los docentes y no los de fuera». También representa al centro en jornadas online educativas. «Tomo apuntes, luego elaboro un resumen y se lo paso a la dirección del centro para que tome las mecidas que considere oportunas». 

Indirectamente, aunque le cuesta reconocerlo, habla con la directora por su amistad y por su experiencia. Conoce a muchos de los profesores que trabajan en el centro. «A los definitivos de siempre conozco a todo el claustro y sí me mantengo en los grupos de whatsapp del colegio».

«La sombra de Reyes es alargada». «Tú no te desenchufas...». Esas fueron las reacciones tanto de sus compañeros en el colegio como de su familia una vez que les comunicó que se quedaba haciendo labores en el colegio una vez jubilada. Reconoce que durante este año «le ha venido muy bien» porque la pandemia ha limitado «mucho» la posibilidad de llevar a cabo otras actividades. 

Destaca que ya ha echado la prórroga para continuar el año que viene y no descarta terminar sus años con la organización de talleres sobre ciberseguridad para los alumnos del centro, pero eso será a más largo plazo. De momento, el CEIP Virgen del Villar tiene encargada de las redes sociales.   ?

 

José Luis Orantes

Profesor en el IES José Zorrilla

«Siento que debía devolver al centro tan   solo un poco de lo me dio todos estos años»

José Luis ha permanecido durante toda su trayectoria labora en el Instituto José Zorrilla de Valladolid. Es un perfecto conocedor de su historia, su bagaje y su patrimonio educativo. Es de los profesores más longevos de los denominados honoríficos. Permaneció en el centro durante 25 años como profesor de Física y tenía en un su interior «una obligación moral» de devolver al instituto todo lo que le había dado durante todo este tiempo. «Le debo muchas cosas». A sus 67 años, se jubiló hace cuatro años y entendió que debía continuar trabajando, «de la forma que fuera», para el instituto. Fue uno de los precursores de la Asociación de Amigos del Instituto Zorrilla con la finalidad de continuar con la defensa del patrimonio del centro. «En aquellos primeros momentos fue necesario un esfuerzo y para mí la parte más positiva ha sido impartir clase y nunca he tenido ningún problema para hacerlo». 

Ahora, su trabajo no consiste en dar clases, sino que se dedica a colaborar con la investigación y estudio para facilitar a diferentes compañeros del centro elementos que se puedan impartir y mostrar en las clases. En la parte superior del centro, existe un pequeño museo compuesto de diversos materiales relacionadas con toda su historia. Este docente se ha encargado durante estos años de organizar exposiciones con estos elementos para que los alumnos tengan la oportunidad de conocer mejor el instituto en el que estudian. «También han acudido de otros centros y les hemos presentado lo que tenemos». También el departamento de Ciencias Naturales del instituto dispone de elementos que han sido expuestos para el conocimientos de los alumnos. 

Se podría decir que José Luis es el garante de que el centro y todo lo que le rodea funcione. Es un perfecto conocedor de la historia del instituto. Fue uno de los elementos clave en los actos que se llevaron a cabo con motivo de su centenario. Relata que los alumnos prácticamente no han cambiado con el paso del tiempo. «Hay cosas que son constantes universales». «Lo que tengo claro es que son muy inteligentes y saben perfectamente hasta dónde pueden llegar». Ayuda a los profesores actuales a través de su experiencia y, aunque no imparte clase como otros profesores honoríficos, expresa sus vivencias para que después de años desde su jubilación se puedan poner en práctica. 

Aclara que este año «ha sido muy anómalo» y que por circunstancias personales no ha ido al centro, sino que el trabajo con la documentación lo ha hecho en su mayoría desde casa. El mantenimiento de la página web www.aaiz.es, donde continúa trabajando para exponer el patrimonio y el espacio museístico del colegio. Dentro de este portal, hay inmensa documentación sorbe todas las actividades que se realizan en el instituto. La actualización de todas estas actividades es una de las labores que realiza. 

José Luis no entiende a aquellos docentes que nunca más vuelven al centro educativo donde han impartido las clases. Él considera que se debe devolver una parte de lo que se ha recibido y en eso está. «No sé cuánto tiempo permaneceré. Tengo una edad, pero siempre estoy haciendo actividades». 

 

Esther Marina Sanz

Profesora del Instituto Diego de Praves

«Los alumnos que tengo ahora son excelentes, con ganas enormes de aprender»

Su primer año como profesora honorífica. A sus 61 años no dudó en tomar la decisión de continuar en su primer año de jubilación. Lo ha hecho en el instituto Diego de Praves, en el barrio de Pajarillos. Llevaba en el centro 28 años como docente después de haber estado en multitud de colegios en diferentes ciudades y pueblos. «He estado en muchos centros». Con el programa viaja con el MEC ha podido ejercer como profesora en Baleares, Cantabria y otras comunidades. Imparte la asignatura de Física y Química. Cuando se iba aproximando la hora de pensar en la jubilación, esta palentina de nacimiento comenzó a sentir «cierta pena» por el hecho de abandonar a sus alumnos, de dejar todo de golpe. «Tenía la sensación de que me iba en un momento de aprendizaje continuo donde podía continuar aportando mi experiencia y por eso decidí buscar algo que me gustase, que no me llevase mucho tiempo y que me permitiera devolver todos los conocimiento que tengo», comenta. 

Reconoce que tiene un horario «muy cómodo» que le permite dedicarse a otros aspectos. Eligió hacer un programa propio para continuar en el instituto Diego de Praves porque se imparte Bachillerato de Excelencia en Ciencias, el primero que implantó la Junta de Castilla y León. Está unido con la Facultad de Ciencias y tiene una serie de asignaturas fijadas por la Consejería de Educación, de libre configuración autonómica. En primero de Bachillerato versa sobre investigación y en segundo curso se hace un proyecto de investigación. Desde el instituto se les tutoriza. «Yo hice un proyecto para ayudarles en estas dos materias». Acude al centro los días que tienen clase, los martes, y luego a demanda de lo que necesiten los alumnos. «Cuando presentan los alumnos los proyectos vengo al instituto mañana y tarde y otras semanas solo los martes, depende de la época del curso». Aclara que este año «ha sido más dificultoso» debido a la pandemia por los desdobles de las clases, con menor movilidad por parte del alumnado, pero se ha hecho un esfuerzo para que todos hayan podido tener todas las opciones. 

Recuerda que durante los últimos meses ya estuvo dudando sobre qué hacer. «Mi familia ya sabía que iba a hacer algo, lo tenían claro». Ahora, cuando está a punto de acabar el curso afirma con total rotundidad que no se arrepiente en absoluto. Es más, ya ha echado la documentación necesaria para continuar al menos un año más. «A mí me llena de alegría estar con los alumnos y además me ha ayudado a organizar mi tiempo y además veo que echas una mano». Reconoce que a lo largo de su carrera ha tenido una gran variedad de alumnos. Aquellos que no cesan en su empeño de conseguir las notas exigidas por la universidad para cursar su carrera predilecta y, también, aquellos que no quieren realizar esfuerzos más allá de lo necesario. «No hay forma de llegar a ellos». En concreto, sobre los que le han tocado este año no tiene la más mínima queja, sino todo lo contrario debido al gran esfuerzo y dedicación que tienen. «Son extraordinarios».