Santiago González

CARTA DEL DIRECTOR

Santiago González

Director de El Día de Valladolid


Una sociedad pública para el desarrollo de la provincia

26/06/2022

Las administraciones públicas no suelen ser demasiado eficientes, entre otras cosas por su excesiva burocracia y lentitud administrativa. La farragosa tramitación de los expedientes y su complejo sistema de aprobación y contratación dificulta en muchas ocasiones la puesta en marcha iniciativas para el desarrollo económico y social de un territorio. Esto debieron pensar hace ya casi 20 años en la Diputación de Valladolid, que cuenta desde 2004 con una sociedad pública creada para la dinamización económica, cultural y turística de la provincia mediante la promoción de actividades generadoras de empleo y riqueza, factores básicos para el asentamiento de la población en el medio rural. Sin embargo, Sodeva ha acumulado números rojos en los últimos años, el valor de sus activos se ha reducido drásticamente y necesita un golpe de timón que cambie el rumbo.
Hay muchas provincias e incluso comunidades autónomas con entes instrumentales potentes que están contribuyendo a la competitividad del tejido empresarial en sus territorios con proyectos importantes en energía, industria, turismo o promoción social que refuerzan la lucha contra la despoblación y asientan vecinos en los pueblos. Mi impresión es que Sodeva hasta ahora no lo ha conseguido, aunque quizás está en el camino de convertirse en una sociedad pública útil y eficaz, que de verdad consiga darle un empujón al desarrollo en la provincia de Valladolid. El plan estratégico, elaborado por la Cátedra de Comercio de la UVA por encargo de la Diputación, es una oportunidad para que asuma un liderazgo que tire de los ayuntamientos y otras administraciones públicas hacia una mejor calidad de vida de los ciudadanos del medio rural.
¿Sodeva, para qué?. Esa es la pregunta que algunas veces ha realizado la oposición en la Corporación Provincial y la respuesta es fundamental para el futuro de esta empresa pública. Si todo lo que hace lo puede asumir la Diputación es un instrumento como poco ineficaz y me atrevería a decir que inútil. En cambio, yo sí creo que puede tener un papel importante y sus intervenciones podrían ser decisivas para la provincia. El cambio de nombre y de imagen, anunciado esta semana por Conrado Íscar, presidente de la Diputación, es un primer paso, al que le seguirá la selección de un director general que lidere una estrategia única. No hay que dudar en el camino a recorrer, el desarrollo económico integral de Valladolid solo podrá llegar bajo un modelo de gestión marcado por la coordinación y permanente interacción entre las áreas de trabajo vinculadas a las dos principales líneas de actuación: turismo y empleo.
Íscar parece decidido a impulsar esta sociedad, que si no se revitaliza pronto estará condenada a su desaparición por ahogamiento financiero. Y para ello deberá adoptar medidas novedosas que de verdad consigan una transformación en los recursos provinciales. Una de las más evidentes es la promoción y visibilidad de la estupenda red de centros turísticos repartidos por toda la geografía vallisoletana, con un potencial extraordinario pero hasta ahora totalmente desaprovechada para atraer visitantes de otras provincias. Lo mismo sucede en el ámbito económico, donde no existe una clara prioridad en los polígonos o viveros empresariales por ciertos sectores que pueden garantizar un futuro a municipios y personas. Tanto para unos como para otros es necesario acometer con firmeza una modernización y avanzar en la innovación, digitalización y una óptima gestión para adaptarse a las necesidades.
Finalmente, quiero insistir en que Sodeva debe ser rentable, lo que no significa que tiene que obtener superávit al final de cada ejercicio, aunque tampoco puede ser una carga financiera para la Diputación. Esta sociedad tiene que ser capaz de atraer inversiones, valorizar los principales activos y captar financiación europea, nacional o autonómica para llevar a cabo sus proyectos, así como recurrir a veces a la colaboración público-privada. Con todo ello, su intervención será necesaria en la provincia y nadie pondrá en duda ni su utilidad ni su eficacia.