Bienvenido mister Palmer

M. Rodríguez
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Este empresario británico, con más de 40 años de experiencia en la automoción, eligió la capital para su nueva fábrica de buses eléctricos y ahora podría hacer lo mismo para InoBat, su empresa de baterías

Andy Palmer. - Foto: Jonathan Tajes

«Una calle para Andy Palmer... o una estatua junto a la del Conde Ansúrez». Esta broma del alcalde de Valladolid en el acto de presentación del proyecto de inversión de Switch Mobility, en diciembre del año pasado, puede acabar teniendo sentido. Este ingeniero británico, convertido en gurú del marketing y referencia en el sector de la automoción, es el protagonista de decisiones empresariales claves para el desarrollo económico de la capital.

Palmer es un pionero y está profundamente involucrado en la transición de la movilidad de combustión a la electrificación. Una apuesta en la que trabaja desde hace años, pero que en Valladolid conocimos gracias a su papel como director ejecutivo de Switch Mobility, un fabricante de autobuses y vehículos utilitarios eléctricos, que tiene previsto construir su factoría de autobuses eléctricos en los terrenos de la antigua Azucarera, en la carretera de Santovenia. Este proyecto supondrá una inversión de más de cien millones de euros en la próxima década y se asegura que creará 2.000 puestos de trabajo directos y 5.000 indirectos. 

 Pero al mismo tiempo, Palmer es también presidente de la junta directiva de InoBat, una empresa eslovaca de I+D y de producción de baterías, que pretende abastecer al mercado europeo con sus soluciones energéticas sostenibles. Una startup, al igual que Switch Mobility, de la que también está al frente y que anunció en abril que está buscando ubicación para construir su tercera gigafábrica de baterías para automóviles eléctricos en Europa Occidental. Una expansión que resulta imposible no vincular con el nuevo proyecto industrial que se lleva semanas anunciando para Valladolid.

Para tener esa certidumbre habrá que esperar al próximo día 20 de octubre, pero los indicios que se han ido conociendo sobre este megaproyecto, que se asegura está «indirectamente» vinculado a Switch, dejan la puerta abierta a esta especulación. Y  más si el nexo común de ambos proyectos es el británico, que antes fue director de operaciones de Nissan, y de ahí su conocimiento de la fortaleza del sector de la automoción en esta Comunidad. De hecho, durante el tiempo que estuvo en Nissan, estaba considerado como una de las personas más influyentes del mundo de la automoción, y ya defendía la electrificación mucho antes de que lo hiciera el resto de la industria y el mercado. 

Sinergias

El proyecto industrial de Switch Mobility, que está pendiente de recibir licencia de obras este mismo mes, consta de tres fases. En la primera, se contempla la construcción de la factoría para la fabricación de autobuses eléctricos con cero emisiones de carbono. Y posteriormente, se abordará una segunda en la que se instalará un centro de innovación y una planta de producción de baterías; y una tercera, con una nueva gama de vehículos ligeros eléctricos. 

No obstante, el anuncio de la posible instalación de la megafactoría de baterías podría alterar también los planes iniciales de Switch de fabricar aquí sus propias baterías. De hecho, el propio Palmer explicaba recientemente en una entrevista que el formato startup «favorece que los procesos comerciales sean muy ágiles, ya que las decisiones se toman más rápido que en un fabricante de vehículos».

Además, la justificación de la nueva megafactoria que InoBat anuncia para el oeste de Europa es la de atender a clientes de los sectores de automóviles de pasajeros, vehículos comerciales, deportes de motor y aeroespacial. Un mercado al que no puede abastecer con su planta en Eslovaquia, ya que la demanda de vehículos eléctricos en China y otros mercados «está aumentando la demanda de baterías más rápido de lo que la gente pensaba», apuntan fuentes del sector.

InoBat cuenta con tres laboratorios para poder desarrollar rápidamente prototipos de baterías de tamaño comercial. Una apuesta por la innovación que también se incluye en el nuevo proyecto que podría instalarse en Valladolid, aunque fuentes consultadas por este periódico no confirman que el centro de I+D se asiente en la capital. 

Lo que está claro es que las ayudas económicas y los fondos europeos están siendo claves para captar estas inversiones. El propio Palmer apunta en su perfil de Twitter que el mercado británico no está compitiendo «en igualdad de condiciones cuando se trata de vehículos eléctricos. La UE, EEUU y China están inyectando miles de millones de dólares de dinero público para estimular sus industrias. Sin una intervención en el Reino Unido, corremos el riesgo de un colapso catastrófico a nivel nacional».

Para despejar dudas habrá que  esperar al día 20. Pero si la decisión depende de Palmer, quizás habrá que pasar de la broma a la placa.