Una moción del concejal de Vox en el Ayuntamiento de Valladolid, rechazada sin contemplaciones por los otros 26 de la corporación, ha provocado la dimisión del gerente del Servicio Público de empleo de Castilla y León, recién nombrado por su propio partido, Javier Moreno Espeja. 
El tiro en el pie del edil ultraderechista, quien exigía que se eliminaran los talleres educativos que el Ayuntamiento oferta a los centros de enseñanza desde hace casi 30 años, por sus supuestos contenidos «sexuales, sectarios, de marcado carácter feminista radical y de lobbies LGTBI», se produjo al enterarse en el mismo Pleno de que éstos son impartidos por la empresa de su propio compañero, alto cargo de Vox en la Junta. 
Lo cierto es que el concejal, quien se ha pasado tres años ocupando su escaño sin tener ni idea de la existencia de estos históricos talleres, se limitó a cumplir, como cada mes, la orden que desde Madrid dieron a todos sus ediles del país: copia y pega para orquestar otra de sus campañas populistas, esta vez sobre educación y un supuesto «adoctrinamiento socialcomunista» a los niños.
Son los centros educativos los que solicitan voluntariamente estos talleres para que su alumnado (más de 5.400 este curso) se forme en autoestima, conozca sus derechos al honor o la integridad, los efectos de un mal uso de las nuevas tecnologías, aprenda a tolerar la diversidad, a identificar indicios de dominación o de maltrato en una relación, o a asumir el muy transgresor valor de ¡Compartir las responsabilidades del hogar! 
El exgerente del Ecyl dimitió apenas dos horas después de hacerse público el ridículo para intentar lo imposible: no estropear «la imagen del partido». Vox echa las culpas a una empresa que dicen que les recluta (mal) al personal y cuyo nombre estamos deseando conocer. Da igual que se escondan el consejero Veganzones, quien nombró a Moreno, o el concejal que paradójicamente ahora forma parte de una de las listas negras de su partido. Por toda España se ha difundido este nuevo botón de muestra de lo que es Vox y confirman los que lo han conocido por dentro y han salido huyendo: pura fachada tras la que se esconde una banda.
Si no les gusta una asignatura, que se elimine. Si no les gusta un profesor, se le veta. Se les llena la boca presumiendo de unos valores y principios a la contra: contra la igualdad, contra la Unión Europea, contra las Comunidades Autónomas y contra la Agenda 2030… Pero entre los principios y el dinero, para Vox lo segundo es lo primero. Atentos al siguiente capítulo.