Tercera generación cerca de la Plaza Mayor

M.B
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Fabián Martínez nos descubre algunos de los secretos de la cocina del restaurante El Peso, con el arroz con carabineros como uno de sus últimos imprescindibles

Iona, en la cocina del restaurante El Peso. - Foto: Jonathan Tajes

Abrió sus puertas hace once años –«en la gran nevada de diciembre de 2010», recuerda Fabián Martínez–. Lo hizo ya inmersos en la crisis económica que azotaba el país tras el bum de la burbuja inmobiliaria –«muchos nos dijeron que estábamos locos»–. En un local de tradición hostelera, donde estuvo El Laurel Castellano muchos años y luego La Tasquita 2 o La Lumbre –«cambió varias veces»–. Cogió el nombre de la calle donde se ubica, que recuerda al Valladolid de la Plaza del Mercado (en vez de Plaza Mayor) –«llenamos el establecimiento de antiguas básculas y pesos»–. Y una decoración provenzal, afrancesada... 

El restaurante El Peso digamos que pertenece a la tercera generación de los Martínez. La que comenzó con Faustino en el Bar del Cine de Embajadores, «aunque mi abuelo realmente no trabajaba, si no que se dedicaba más al tema económico», continuó en El Corcho de la calle Pasión y sigue con los archiconocidos La Sepia, Casa Tino, La Tasquita, El Corcho... 

«Ya habíamos probado alguna cosa en cuanto a gastronomía con El Triana, más de tapas y raciones, que tuvimos unos años; y seguíamos con el tema del ocio nocturno pero queríamos hacer más cosas», explica Fabián, conocido por regentar el Caruso, un bar situado en la plaza Martí y Monsó y con una larga tradición en combinados, cocktails y cafés expresos, del porqué se decidió por este establecimiento. Aunque mantiene el Caruso y con su hermano Fran El Corcho de Río Shopping, a los que sumó hace poco Bámbola, en la plaza de la Universidad, apostó por este local situado en la calle Peso, en el que antiguamente se ubicaba la báscula de control de entrada y salidas de carretas y carros: «Por eso nos decidimos por este nombre».

Desde el primer momento han mantenido una filosofía más o menos parecida en cuanto a su cocina, tradicional mediterránea. «Apostamos por un menú del día tipo gourmet, con muchas variaciones; y eso lo seguimos ofertando. Y luego contamos con una carta que es más o menos fija, con productos de temporada fuera de la misma. Lo que hemos ido variando es el concepto global, dando opciones de más tapas y raciones a raíz de la pandemia», explica Fabián Martínez sobre lo que se puede encontrar en El Peso.

Así, oferta un menú diario, con seis primeros y seis segundos a elegir, bebida y postre por 16,5 euros de lunes a viernes, y por 19,5 los fines de semana con aumento en las opciones. 

Tras una semana de vacaciones han vuelto a abrir esta semana. Con sus tres ambientes: un comedor, en la planta superior, para unos 40-45 comensales, donde prima la madera y un estilo muy provenzal; la conocida como taberna, con un aire más desenfadado, «predispuesto al ajetreo diario del ir y venir, perfecto para picar algo rápido en barra o tomar unas raciones sentados en bancos», para unos 25 más (más la propia barra); y la terraza de verano, para unos 30-35 comensales. Y con un horario, que pueden modificar ligeramente en el invierno, que va de 12.30 a 16.00 al mediodía; y de 20.00 a 23.45 a diario; y de 19.30 a cierre el fin de semana.

Entre sus básicos o imprescindibles no pueden faltar las croquetas, de boletus o de morcilla; las patatas bravas a nuestra manera o las mini hamburguesas de wagyu, además de su arroz con carabinero. «Hemos tenido distintas clases de arroz y ahora nos hemos decantado por éste, con mucho éxito», asegura Fabián, que no duda en echar un cable en una cocina donde Iona, junto a dos-tres personas más, controla los fogones.

Su situación, entre la Plaza Mayor y la calle Correos, una especie de milla de oro de los pinchos y tapas, le lleva más a tirar hacia el segundo que a la primera. Tradición, sencillez y elegancia... El Peso. ?