«Hay una brecha entre la formación de jóvenes y las empresas»

Óscar Fraile
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La directora de la Asociación Vallisoletana de Empresarios del Metal (Vametal), María Rodríguez, destaca la dificultad que sigue teniendo el sector para encontrar profesionales cualificados

La directora de la Asociación Vallisoletana de Empresarios del Metal, María Rodríguez. - Foto: Jonathan Tajes

La Asociación Vallisoletana de Empresarios del Metal (Vametal) sopla este año 45 velas. María Rodríguez es directora desde hace poco más de un año, y tiene clara la importancia de cambiar la imagen de un sector que no pasa por su mejor momento. Pese a todo, esta vallisoletana de 45 años se aferra a su natural optimismo y dice que solo hay una receta: mirar hacia delante y seguir trabajando.

El sector del metal es muy heterogéneo. ¿A qué tipo de empresas representa Vametal?

El metal engloba 146 CNAE (Clasificación Nacional de Actividades Económicas), así que la diversidad es bastante amplia. Pero, si concretamos en las empresas asociadas, tenemos una parte importante de instaladores eléctricos de telecomunicaciones y mantenedores, y otra de talleres de reparación de automóviles. También forma parte de Vametal la asociación de antenistas, que es Aviatel, y luego hay otras empresas, más de cien, que a lo mejor la gente identifica más con el metal: estructuras y carpinterías metálicas, ingenierías, equipos de manutención...

Teniendo en cuenta esta variedad, será complicado hacer un análisis homogéneo de la situación por la que atraviesa el sector...

En la rama de instaladores eléctricos, está creciendo mucho todo lo que tiene que ver con las energías renovables y fotovoltáicas. Están desbordados de trabajo. Hay otros gremios que están sufriendo bastante. Los talleres de reparación de automóviles tienen dificultades por la relación con las aseguradoras y el precio coste-hora. Por otro lado, hay talleres de mecanizado y calderería que están creciendo. Otras empresas asociadas, que están muy enfocadas a la construcción, están notando que hay inversiones que se están frenando.

¿Ese frenazo en la construcción sigue estando ligado al incremento del precio de los materiales?

Es tremendo. Es también porque estamos en un momento de mucha incertidumbre, así que inversiones que estaban casi maduras hace unos meses, ahora están echando el freno.

Este año hay que negociar el convenio de la industria siderometalúrgica en Valladolid. ¿Cuáles son los puntos más importantes a abordar por parte de Vametal?

Va a ser una negociación interesante porque todos sabemos cómo está la cesta de la compra. Comprendemos la situación de los trabajadores, pero hay que buscar un equilibrio entre lo que quieres y lo que puedes. Y en eso se basa la negociación. Hay que acercar posturas y ambas partes tendrán que ceder. El salario es un punto esencial. Siempre lo es. Pero, además, las circunstancias actuales no acompañan mucho, ni para los trabajadores ni para las empresas. El viento sopla en contra, pero saldremos de esta entre todos, como se ha hecho otras veces.

¿Siguen teniendo problemas para encontrar profesionales cualificados?

Así es. Nosotros tenemos que hacer mejor los deberes con este tema. Es decir, tenemos que llegar a ese alumnado que tiene que tomar una decisión sobre en qué quiere seguir formándose. También hay que llegar a las familias. En definitiva, hay que hacer los deberes sobre la desinformación y percepción que se puede tener sobre un sector tan amplio como el del metal. Sí que es cierto que tenemos que hacerlo con la ayuda de otros grupos de interés, como la Administración y otras organizaciones empresariales. Así todo es más fácil. Pero creo que no hay una imagen realista de todo lo que abarca el sector.

¿Cree que la imagen no es lo suficientemente atractiva desde el punto de vista laboral?

Las generaciones cambian, y a lo mejor ahora visualizan otro tipo de escenarios para desarrollar su vida profesional que pueden ser más o menos realistas. A nuestras charlas suelen venir alumnos, sobre todo de Formación Profesional, para que vean la realidad de las empresas y conozcan los proyectos. Y lo que ven dista mucho de la imagen previa que incluso yo tenía antes de entrar en la asociación. Esos son nuestros deberes.

¿Cree que los jóvenes que salen de la Formación Profesional y de la universidad tienen unos conocimientos acordes con las necesidades de las empresas?

Hay una brecha entre la formación con la que terminan y la realidad del mundo empresarial y sus necesidades. Nosotros estamos trabajando en este sentido. Hemos constituido una comisión de educación y talento dentro de la asociación en la que habrá representación de empresarios, responsable de recursos humanos, técnicos, directores de centros, profesores... esto es un trabajo conjunto. Nos tenemos que acercar los unos a los otros y ganar agilidad, aunque no siempre es fácil. Nosotros podemos participar, por ejemplo, en el reciclaje del profesorado. Estamos dispuestos a todo tipo de colaboraciones.

¿Cuántos trabajadores forman parte actualmente del sector del metal?

A nivel nacional, cerca de dos millones, y en Valladolid, unos 21.000. La tendencia es descendente. 

En una reciente entrevista, el presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales del Metal (Confemetal), José María Guerrero, dijo que este sector podría ser uno de los peor parados el presente año. ¿Comparte ese temor?

Yo creo que no nos lo podemos permitir. Hay que ser optimista por naturaleza, ser resilientes y seguir. No hay otra opción, aunque las circunstancias no acompañen. Debemos poner el foco en las oportunidades y en lo que sí se puede solucionar. La queja paraliza.

¿Hasta qué punto se ha visto afectado el sector por la crisis que vive la automoción?

Afecta a fabricantes, a las auxiliares de la automoción y a todos los talleres que tienen venta de vehículos, porque no les llegan coches. Es cierto que ya hay muchas empresas que están diversificando, pero no ahora, hace tiempo.

¿Hay mucha economía sumergida dentro del sector del metal?

Sí. Por ejemplo, en la construcción, en la reforma de vivienda. También pasa con los talleres clandestinos o ilegales, que trabajan en una nave o en un garaje. Con eso se ahorran el gasto de licencias, gestión de residuos, certificaciones...

¿Y cómo puede luchar la asociación contra esto, si es que considera que debe luchar?

Detectar y denunciar. Hemos mantenido conversaciones en este sentido con la Policía, aunque no es sencillo de detectar.

Estos negocios suponen una clara competencia desleal para los que trabajan dentro de la legalidad. ¿Hay mucha carga burocrática para ellos? 

Muchísima. Cada vez hay más carga normativa y más fiscalidad. No podemos perder de vista que más del 90% de las empresas en España son pymes o micropymes.

¿En qué consiste el programa Talento Metal?

Es un proyecto precioso. En verano de 2021, sin que yo estuviera todavía en la asociación, se trasladó una encuesta a las empresas para conocer sus preocupaciones y vías para poder ayudarlas. Una de ellas es la captación del talento. Entonces, en febrero del año pasado empezamos a establecer vínculos y alianzas con centros de Formación Profesional y nos encontramos con una disposición y una respuesta muy positiva. Cuando pasó el covid, hubo alumnos que visitaron algunas de nuestras empresas. Ahora mismo lo que hacemos es trasladar nuestras vacantes de empleo, las que nos llegan, porque todavía no recibimos todas. Además, a los centros educativos los hacemos partícipes de las formaciones o charlas que realizamos en la asociación, siempre que puedan ser de interés para ellos. Nuestro objetivo es aportar valor al alumnado y al profesorado. Trabajamos sobre una idea global que tiene que estar viva, porque lo que les aporta valor ahora puede ser diferente dentro de dos años. Por eso hemos constituido la comisión de educación y talento. También queremos poner en valor los proyectos empresariales que hay en Valladolid, porque en ciertos momentos de la vida de estudiante no se conocer la riqueza del tejido empresarial.

Con la necesidad que tiene el sector de profesionales cualificados, me imagino que la tasa de inserción laboral de estos estudiantes será muy alta...

Es casi del cien por cien. No hay problema para encontrar trabajo. Aunque sí que hay una brecha entre lo que estudian y lo que necesita cada organización. De todas formas, lo que más se busca es que tengan actitud, inquietud y ganas de aprender. Competencias que todos necesitamos en un puesto de trabajo.

Es decir, ¿los estudiantes que acaben no tienen que irse a Madrid, como sucede en otros sectores?

No, eso no es necesario. Y si se van, que vuelvan. La calidad de vida que puedes tener en Valladolid es incomparable con la de otras ciudades.

Ha hecho referencia antes a una encuesta que se hizo hace dos años sobre las preocupaciones del sector. Aparte de las que hemos mencionado, ¿hay más?

Sí, hay una que no hemos mencionado, y son las ayudas y subvenciones, porque deberían estar más enfocadas a las pymes. Y aquí influye otra vez lo que hemos hablado antes de la parte burocrática. Es tanta, que hay veces que las empresas ni intentan pedirla. Desisten antes de empezar. Hay desajuste en ese sentido. Por ejemplo, cuando se dan ayudas para inversiones de más de cien mil euros se deja fuera a empresas que viven en otra realidad, pero que también necesitan un empuje.

Usted es una mujer al frente de una asociación de un sector históricamente muy masculinizado. ¿Sigue siendo así? 

Yo ya tengo experiencia en trabajar en sectores muy masculinizados. Hace años lo hice en el de transporte y logística. Pero siempre me he sentido tratada igual que los demás. Pero es cierto que tenemos que fomentar la presencia de chicas en estos estudios. Cuando visitamos las aulas puede haber 16, 20 o 30 chicos por cada alumna. Se avanza, pero muy despacio. Las propias familias tenemos que cambiar la percepción de esto, porque es un tema cultural. Hay creencias limitantes que arrastramos.

¿Qué nivel de asociacionismo hay dentro del sector? ¿Cuesta que las empresas se sumen a Vametal?

Actualmente somos 220 empresas, pero podemos crecer bastante más. Creo que la cultura del asociacionismo no está tan presente como en otras comunidades. Por ejemplo, País Vasco. Eso también son deberes nuestros. Hay empresas fundadoras de la asociación en 1978 que siguen con nosotros, pero hay un relevo generacional que tenemos que afrontar. Si esas segundas generaciones no ven el valor de lo que se puede sumar perteneciendo a una asociación, ¿para qué van a estar?

¿Y cuál es ese valor?

Nosotros trabajamos desde una filosofía muy colaborativa, estando muy pendientes de todos los grupos de interés. Para nosotros es muy importante generar sinergias entre los asociados porque estamos enfocados en su competitividad y crecimiento. Además, negociamos el convenio colectivo y damos asesoramiento laboral, jurídico, fiscal y contable, y nos preocupamos de la formación. También estamos en proyectos con partners de digitalización, de estrategia y de mejora de procesos.

Valladolid vive pendiente de la llegada de empresas importantes, como Switch e InoBat. ¿De qué forma afectaría al sector?

De forma muy positiva. En algunos de los casos que has mencionado, llevamos muchos meses en contacto con el proyecto. Nuestras empresas pueden ser proveedoras de kilómetro cero desde el inicio. Hay que montar una fábrica, equipos, líneas... y cuando todo está funcionando, mantenimiento, componentes, equipos de manutención... es una maravilla.