Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Bocazas

07/03/2022

Los de Podemos -Belarra, Montero y poco más-andan diciendo que si Pedro Sánchez autoriza un nuevo envío de armas a Ucrania, romperán la coalición. No aprenden. Se dejan llevar periódicamente por calentones de boca que luego no cumplen. Amagan con dar pero no dan y las amenazas se quedan en nada,

Para desgracia de los que han votado a Podemos pensando que era un partido que cumplía las expectativas comunistas más ortodoxas, el comportamiento de la mayoría de sus dirigentes les han hecho comprender que son tan casta como aquellos contra los que levantaron bandera. Si no más. Y no solo por el asunto Galapagar, el primero de una sucesión de hechos que demostraron que les gustan los cargos tanto como aquellos de los que decían abominar, sino que también les atraen los oropeles que rodean el poder.

Como siga en manos de personajes inconsistentes, empeñados en objetivos de segundo nivel mientras cuestionan los asuntos de Estado, Podemos acabará en la irrelevancia. La primera que se dio cuenta fue Yolanda Díaz, que no quiere quedar contaminada por su proximidad con políticos, y sobre todo políticas, de poca monta y escaso futuro. Aunque también Díaz tendría que poner más empeño en ser una figura con altura de miras y proyecto convincente. Rufián ha arremetido contra ella cuando alertó a Pedro Sánchez sobre el apoyo que le dio Díaz al anunciar el envío de armas a Ucrania: "Cuídese de quienes le aplauden siempre". Habría que decirle al independentista catalán que también debe cuidarse el presidente de gobierno de quienes solo le aplauden cuando obtienen importantes beneficios a cambio. Caso de Rufián y sus compañeros de ERC.

La guerra es un asunto muy serio, y se hace más inquietante todavía para los españoles cuando en el gobierno se sientan personas sin altura de miras y enredados en slogans que se caen de puro antiguos. El "No a la guerra" de los tiempos de Vietnam tenía un sentido, pero es ridículo cuando la guerra que se sufre hoy la emprende un dictador comunista que pretende anexionarse un país con bombardeos masivos que causan miles de muertos entre la población civil, atacada incluso durante un alto el fuego que el dictador comunista no cumple. El no a la guerra tendría que gritarse en la Plaza Roja para que lo escuchara Putin, no delante de quienes tratan de ayudar a Ucrania para que se defienda de quienes han emprendido una masacre.

A Podemos no le queda más vida que lo que dure esta legislatura, y da la impresión de que quieren aprovechar hasta el último minuto porque saben que no volverán a pisar la mesa del Consejo de Ministros: tendrán menos escaños, y Sánchez, si vuelve a ganar -está por ver- con toda seguridad buscará fórmulas de gobierno que no perjudiquen tanto a su imagen y a su partido. Su alianza con el Podemos del "no a la guerra" le proporciona más descrédito que estabilidad.