Una pareja detenida por obligar a mujeres a prostituirse en un piso de Laguna de Duero. La Guardia Civil lo descubrió hace solo unos días, tras una investigación que se inició después de que una de ellas fuese a denunciar las lesiones que le habían causado los dueños de la vivienda, sus proxenetas, porque quería irse de allí. Las pesquisas de los agentes encargados del caso les llevaron hasta un bloque sito en la zona de Torrelago, convertido en casa de citas... y quizá algo más.
En el registro se encontró una cámara de video con tecnología wifi -emitía hacia un ordenador y hacia un móvil, según pudo saber El Día de Valladolid-, por lo que se investiga ahora con qué objetivo se grababan ciertos encuentros, si era para poder subir contenidos a páginas web pornográficas o para algún posible chantaje, entre otras hipótesis que no han trascendido.
Brasileña de 25 años. Todo lo destapó, casi sin querer, una de las presuntas víctimas, una chica brasileña de 25 años que se topó con una paliza cuando anunció a los proxenetas que quería irse de ese piso de Torrelago. Allí ejerció la prostitución libremente durante «varios meses» y no tuvo mayores problemas hasta que les dijo que se iba a ir. A partir de ahí, llegaron las amenazas y los golpes. Y, luego, esa denuncia que llevó a la Guardia Civil hasta una vivienda en la que también estaban trabajando otras dos chicas, otra de origen brasileño y una paraguaya.
Al parecer, las mujeres que se alojaban en ese piso lo hacían con el compromiso de prostituirse y de entregar a los dueños del piso, los dos detenidos, el 60 por ciento de lo que cobraban con cada uno de los servicios sexuales. «Nadie las obligaba a estar allí... hasta que no se querían ir», detallan las mismas fuentes.
Los arrestados son J.C.V.D. (un hombre de 40 años) y M.H.S.H. (mujer, de 36), y ambos carecían de antecedentes penales. Son una pareja de españoles, con piso en la capital vallisoletana y que, según parece, se desplazaban a diario a Laguna de Duero, a Torrelago para poder supervisar los trabajos de sus ‘inquilinas’.
En un principio se les acusa de delitos relativos a la prostitución, coacciones, lesiones, amenazas y contra la intimidad. Ambos fueron detenidos e interrogados, si bien luego quedaron en libertad con cargo. En el registro de la casa, además de la cámara, se halló un router wifi, un ordenador, siete móviles y 120 euros.