Olivia de Havilland, la insumisa

SPC
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El domingo 1 de mayo, el canal TCM estrenará el documental sobre la legendaria y doblemente oscarizada actriz

Olivia de Havilland es sinónimo de leyenda. Ganó dos Oscar como mejor actriz y estuvo nominada otras tres ocasiones más. Participó en la más legendaria de todas las películas de la historia del cine: Lo que el viento se llevó. 

Legendario fue su enfrentamiento personal y profesional con Jack Warner, al que demandó ante los tribunales. Ganó el pleito y, desde entonces, la relación laboral de los actores y actrices con los estudios de Hollywood cambió para siempre. Su nombre, De Havilland, aparece en los libros de leyes. Se convirtió también en la primera mujer en presidir el jurado del Festival de Cannes, una muesca más en su larga trayectoria. Y legendaria es, en definitiva, su longevidad. Murió a los 104 años. Si todo eso no la convierte en leyenda, habrá que cambiar la definición del término.

El domingo 1 de mayo TCM estrena en exclusiva Olivia de Havilland, insumisa, un documental dirigido por Daphné Baiwir, en el que se repasa la apasionante vida de esta gran estrella. Además, todos los domingos de mayo, la programación de noche de la cadena estará dedicada a esta intérprete con la emisión de algunas de sus mejores películas, como Murieron con las botas puestas, Dodge, ciudad sin ley, Robin de los bosques o Lo que el viento se llevó. Y el 29 de mayo, último domingo del mes, toda la programación de la jornada estará dedicada a ella, a Olivia de Havilland, la actriz insumisa y eterna.

En el documental se recuerdan sus comienzos en el mundo de la actuación. Nació en Japón el 1 de julio de 1916. Sus padres se divorciaron cuando tenía tres años y ella, su madre y su hermana, la también actriz Joan Fontaine, se marcharon a vivir a California. Su padrastro se opuso a que se convirtiera en artista, pero ella no lo dudó. Max Reinhardt, el mejor dramaturgo de la época, estaba preparando una adaptación de El sueño de una noche de verano de William Shakespeare y consiguió un papel. Los cazatalentos de la Warner la vieron y le ofrecieron un contrato. Uno de sus primeros trabajos fue, precisamente, la traslación a las pantallas de esa obra del dramaturgo inglés.

Pareja cinematográfica

Junto a Errol Flynn rodó ocho películas, títulos como El capitán Blood, Murieron con las botas puestas, La carga de la brigada ligera o Robin de los bosques, películas que les convirtieron en una de las parejas cinematográficas más famosa en todo el mundo. La intérprete tuvo que soportar las bromas de su compañero, algunas bastante pesadas, como cuando le colocó una serpiente muerta en sus calzas.

Pero De Havilland no se conformó con tener fama y ganar dinero. Quería ser una gran actriz. «Ansiaba interpretar a personajes que viviesen cosas importantes, penas y alegrías». Esto hizo que rechazara los papeles que le ofrecía una y otra vez la Warner. Su enfrentamiento con el estudio acabó en los tribunales. Salió victoriosa: consiguió liberarse de su atadura contractual y pudo elegir papeles más interesantes. En 1947 ganó su primer Oscar por La vida íntima de Julia Norris y dos años después consiguió su segunda estatuilla por La heredera.

En el documental se cuenta también su gran amistad con Bette Davis, con la que trabajo en Canción de cuna para un cadáver. En 1956 fijó su residencia en París. «En Europa vivo en una cultura de paz». Y allí murió el 26 de julio de 2020. Fue la última gran representante del Hollywood clásico, una actriz que no se conformó con ser tan solo una cara bonita, la compañía amable de un héroe masculino. Fue, y siempre lo será, Olivia de Havilland, insumisa. Toda una leyenda.