La vida en Cabezón sin puente: 16 kilómetros y... resignación

R.G.R
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Los vecinos de Cabezón sufrirán durante tres meses el corte de su puente. No tienen más remedio que conducir para dar la vuelta por la A-62 para pasar de una orilla a otra. «No es la primera vez, total...»

Obras que se están efectuando en el puente medieval de Cabezón de Pisuerga. - Foto: J. Tajes

El puente medieval de Cabezón de Pisuerga tiene una distancia aproximada de 150 metros. Pues durante los próximos tres meses, estos 150 metros se convertirán en 16 kilómetros para los vecinos del municipio. Las obras que se llevan a cabo para que consolidar la infraestructura ante el peligro de derrumbe dejarán durante más de 90 días a los vecinos de ambas partes de la localidad incomunicados unos con otros. No se podrá pasar ni andando ni en vehículo. Los habitantes del pueblo no tendrán más remedio que dar un 'pequeño' rodeo de 16 kilómetros por la Autovía de Castilla (A-62) para ir de la zona nueva a la vieja del municipio, o viceversa.  

Los problemas son muchos y diferentes para cada vecino y más teniendo en cuenta que muchas de las familias del pueblo están divididas entre las calles de la margen izquierda y derecha del pueblo. «Por cada vecino tengo una queja», comenta el alcalde, Sergio García. El centro de salud está en la considerada como parte vieja del pueblo y son muchas las personas, especialmente aquellas de la tercera edad, que no tienen más remedio que coger los autobuses lanzadera habilitados cada hora para ir simplemente a que se les tome la tensión o a por una receta. 

La carnicería del pueblo se sitúa en el lado nuevo. Muchos de los clientes no podrán acudir frecuentemente como lo hacían hasta el momento. Sus propietarios ya han anunciado que asumirán el coste del reparto a domicilio al no querer dejar sin servicio a la mitad de los vecinos. No ocurrirá lo mismo con el único supermercado existente en el pueblo. Los vecinos de la zona 'nueva' no tendrán más remedio que hacer los 16 kilómetros para ir, por ejemplo, a por un bote de aceitunas o un kilo de espaguetis. «Muchos no venían aquí cuando nos cortaron la otra vez, sino que se iban a Cigales a comprar allí a los supermercados porque les caía más cerca.

Obras que se están efectuando en el puente medieval de Cabezón de Pisuerga. Obras que se están efectuando en el puente medieval de Cabezón de Pisuerga. - Foto: J. TajesIncluso algún vecino tendrá algún problema más acuciante. Las fábricas cercanas al municipio tienen turnos de mañana que arranca a las seis y las lanzaderas empiezan su jornada 45 minutos más tarde. Y algún trabajador ni siquiera tiene coche. ¿Cómo lo podrá hacer durante este tiempo? Es una pregunta que se hacen los vecinos. 

Para los escolares se ha habilitado un autobús por parte de la Dirección Provincial de Educación para que puedan acudir al colegio. «Todos los días viajan unos 230 niños en cuatro autobuses», explica el alcalde. «Lo hacen perdiendo unos 20 minutos en la ida y otro tanto en la vuelta cada día». 

sin enfados. Sin embargo, y a pesar de todos estos inconvenientes los vecinos comprenden la situación y la necesidad de afrontar la obra de consolidación del viaducto y se muestran resignados ante el corte. Alberto Velasco es el propietario de uno de los bares del municipio. «Me afecta mucho, paso todos los días por trabajo y porque tengo familia en el otro lado», explica mientras comenta que no tendrá más remedio que hacer más kilómetros para todo.    

«Tengo el niño en el colegio y por trabajo voy y vengo de una zona a otra», matiza Tomás Díaz. Pero no se muestra ni mucho menos enfadado. «Ya lo pasamos la otra vez. Son unos quince minutos en coche y ahora lo cogemos para todo», asegura e incluso ironiza: «Hemos pasado una pandemia, tampoco es para tanto». 

Antonio Calzada indica que pasa muy frecuentemente al otro lado para ir a la carnicería. «Cada poco estoy allí, pero ahora no tendré más remedio que ir menos». No obstante, aclara que con el reparto a domicilio «tampoco será para tanto». 

Gervasio Ruiz es uno de los párrocos del pueblo. Tiene que viajar casi a diario, ya que también se encarga de oficiar misas y atender a los fieles en otros tres pueblos. «Si hay que dar la vuelta, pues tampoco es tan malo. Ahora, todo el mundo coge el coche», asegura.