Alfonso González Mozo

PLAZA MAYOR

Alfonso González Mozo

Periodista


La hura de Andrómeda

26/02/2022

Andan los vecinos de Los Santos, Belén y la Pilarica un poco mosqueados con el epílogo que va a tener la kafkiana historia del nuevo túnel de Andrómeda. Las obras parece que ya llegan a su fin pero lo van a hacer acompañada de una soberana chapuza en el nuevo paso peatonal construido en la zona, tan estrecho y angosto que no hace otra cosa que servir de colofón a lo que ha sido esta intervención, que data de 2015 y que se inaugurará –dicen– en los primeros días de marzo de 2022.
No les falta razón en el cabreo, en éste y en el que arrastran de estos años, por mucho que algunos quieran sembrar la duda sobre ellos con aquello del «todo mal» o «el caso es quejarse», como si hubiera reivindicaciones ciudadanas de primera y de segunda.
Estos barrios del este de la ciudad han visto cómo una obra que iba a estar lista en menos de dos años se alargaba durante más de seis. Con el PP en Madrid y después con el PSOE. Con León de la Riva en la Alcaldía y luego con Puente. Adif se ha estado riendo durante años de estos vallisoletanos a los que se prometió construir un túnel y que ahora que lo ven ya casi terminado descubren que, sí, en breve ya van a poder pasar con el coche al otro lado sin tener que dar una vuelta kilométrica, pero también que los peatones tendrán que cruzar por Andrómeda a través de una hura.
A los defensores del soterramiento se les ha puesto en bandeja el mejor ejemplo para reforzar sus tesis contra la integración, si bien es cierto que los planes municipales para esos nuevos pasos bajo las vías que se quieren ir construyendo por toda la ciudad pretenden ser más del estilo de la plaza de Rafael Cano, que de este nuevo túnel de Andrómeda.
Pero la cruda realidad de las vías en esta ciudad es la que es y Andrómeda lo pone de manifiesto. Los túneles son una barrera para los vallisoletanos y da igual que se intente usar eufemismos para intentar dulcificarlo y se les llame pasos deprimidos, subterráneos o lo que realmente son: túneles.
No tengo dudas de que el nuevo paso de Labradores supondrá un cambio radical a esa zona, pero también hay que ser conscientes del estado lamentable que tiene y que no era difícil mejorarlo. Tampoco dudo de que ese enclave y todos los que hay junto a las vías quedarían infinitamente más integrados con las vías bajo tierra y no las personas. Que sí, el soterramiento necesitaría más dinero y más años, pero el resultado sería incomparable.