Una suizo española muy vallisoletana

Jesús Anta
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La familia de Leonor, que vivía en la Acera de Recoletos, se movía entre las de la más alta alcurnia vallisoletana, no en vano su padre era propietario o accionista de importantes empresas

Una suizo española muy vallisoletana - Foto: Fotos cedidas por Carlos Morales Mengotti

Leonor Mengotti Arnáiz fue una mujer de la alta sociedad vallisoletana del siglo XX, cuya vida y personalidad desbordaron lo que cabía esperar de su estatus social.  Miembro de una familia en la que buena parte de sus miembros destacaron por sus actividades, empezando por su padre, Alfredo Mengotti, empresario de origen suizo que se afincó en Valladolid a finales del XIX y que en 1905 comenzó una carrera diplomática en la que alcanzó el mayor grado posible cuando fue nombrado ministro plenipotenciario de Suiza en España. También tuvo hermanos famosos en el deporte (Adolfo fue el primer olímpico vallisoletano, en 1924), y otro hermano fue un pintor bohemio en París.

Un hijo de Leonor, Carlos Morales Mengotti, un reputado fotógrafo, sintetiza así la familia en la que se crio: "Nací en Valladolid de un padre cirujano y una madre suizo española. Mi padre fue un médico de prestigio internacional, educado en Heidelberg y catedrático a la edad de 21 años. Mi madre era una belleza, hija del Embajador de Suiza en España, de una mentalidad muy moderna y abierta en el Valladolid oscuro de los años 50 del siglo pasado (…)  En mi casa me encontraba con gente como Delibes, Tovar, Guillen, pintores, médicos muy famosos y gente de muy diversa extracción social". El esposo de Leonor fue el vallisoletano Leopoldo Morales, prestigioso cirujano y catedrático en la Facultad de Medicina de Valladolid. Se casaron en 1931, cuando Leonor contaba veinte años de edad. De ese matrimonio, la propia Leonor escribió que decidió casarse con Leopoldo a pesar de los veinte años que les separaban porque no creía en el amor pasional, y calculó que mejor sería ser amada por un hombre inteligente que por un joven apuesto que tal vez no tardaría en echarse una amante.

La familia de Leonor, que vivía en la Acera de Recoletos, se movía entre las familias de la más alta alcurnia vallisoletana, no en vano su padre era propietario o accionista de importantes empresas, en Valladolid y otras localidades españolas. Mas, eso no significó que hubiera episodios de curiosos contrastes. Por ejemplo, en una visita del Infante don Jaime a Valladolid, Leonor fue paseada en coche de caballos por la plaza de toros, y en la fiesta que le brindaron en el Palacio Real fue una de las escogidas para bailar con el Infante. Pero, años después, a punto de comenzar la Guerra Civil, la familia de Leonor escondió en su finca de la Ribera a un significado comunista vallisoletano.

Una suizo española muy vallisoletanaUna suizo española muy vallisoletana - Foto: Fotos cedidas por Carlos Morales MengottiLeonor nació en Madrid en 1911. Era la menor de los nueve hermanos que sobrevivieron de los 16 que parió su madre, Leonor Arnáiz. Y ella tuvo tres hijos, pero sufrió la muerte de una hija aún muy niña.

Los veranos, la familia los pasaba en la finca llamada La Ribera (en el callejón de la Alcoholera), a la que Leonor y sus hermanos venían en las vacaciones escolares (todos estudiaron en Suiza a partir de los 10 años). Su familia llevó una intensísima vida social en Madrid en tanto su padre fue diplomático. Volvieron a la finca de la Ribera tras la muerte del padre, acaecida en 1925, para establecerse definitivamente. Tras su matrimonio con el Dr. Morales vivió en un piso en la calle de Santiago, y marchó a Madrid tras el fallecimiento de su esposo, ocurrida en octubre de 1956. En Madrid, Leonor contrajo segundas nupcias a los 64 años: casó con Antonio Segurado Guerra, un destacadísimo atleta de los años 30 posteriormente dedicado al mundo de la gestión de empresas. Y en capital de España murió en diciembre de 1997.

 

  • EL DETALLE

CULTA MUJER

Leonor viajó a EE.UU. y visitó algunos países de Europa, además de estudiar en Suiza. De joven acudía a veladas literarias y era una buena lectora. En la década de 1960 fue directora de Exposiciones Internacionales El Greco (una empresa que tenía 71 réplicas del pintor y que también fue expuesta en Valladolid en 1964). Dio conferencias en Atenas y en el Palacio de Santa Cruz de Valladolid. Probablemente su última aparición por Valladolid fue en una conferencia que pronunció en el Club de opinión Santiago Alba en 1995. En los años 50, de la mano de Miguel Delibes, con quien tenía una buena amistad, comenzó a colaborar en El Norte de Castilla con una sección dedicada a la moda, decoración, cocina y acontecimientos sociales. Artículos que ella misma ilustraba con sencillos dibujos. También escribió en la revista Blanco y Negro y trabajó para la agencia de prensa Fiel. Al decir de sus compañeros, su estilo mostraba agudeza, sentido crítico y amenidad. Dejó un primer libro de una trilogía que pensaba escribir, titulado "Rosas, carne y florete", una descripción de sus años mozos y de la sociedad vallisoletana de las primeras décadas del siglo XX. De ella, el periodista vallisoletano Félix Antonio González escribió que era una persona muy inteligente, centrada en el presente y de interesante conversación, y que fue un personaje inolvidable. En la foto, Leonor y su esposo el Dr. Morales, en Nueva York.