El restaurante Jero sigue siendo el Jero de toda la vida pero sin Jero. "Por circunstancias de la vida hemos decidido dejarlo y ahora lo llevarán otros", señala el propio Jero Rodríguez, el mayor de los tres hermanos, junto a Esther y Tomás, que hace veinte años abrieron este mítico restaurante de la calle Correos.

La pasada semana se produjo el traspaso, aunque la clientela apenas se habrá dado cuenta, ya que la idea del nuevo propietario es mantener el nombre, la oferta y las clásicas tapas que han hecho del Jero una de las referencias gastronómicas para los turistas y los vallisoletanos.

"Se cumplía el contrato y por temas de salud hemos decidido dejarlo", confirma Jero, que próximamente tendrá que ser operado de los meniscos de sus rodillas y que reconoce que los dos años de pandemia han hecho mella en la hostelería y en él mismo. Con Jero, Esther y Tomás, que ya está en otro proyecto en 'Pico Fino', se va también uno de los clásicos de detrás de la barra, Amando, aunque la nueva propiedad mantiene al resto de trabajadores.

"Nosotros buscamos tranquilidad y solo esperamos que a la nueva propiedad le vaya fenomenal, y a toda la hostelería en general", asegura Jero.

"El restaurante va a seguir siendo lo mismo. Llevamos cuatro meses con él trabajando y hemos aprendido todo y queremos seguir respetando lo mismo. Y que Jero siga siendo Jero", reconoce Raúl Blanco, nuevo propietario, de la hostelería de toda la vida, con negocios como el Mombasa, La Terraza de Ro o El Pincho del Lute, entre otros.