Un ascenso y media Liga de notable en 2022

M.B.
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El Real Valladolid volvió este año a la elite del fútbol nacional tras una campaña en Segunda y ha sido una de las sorpresas en el primer tramo liguero

Celebración del ascenso a Primera División del Real Valladolid. - Foto: Ical

El Real Valladolid no olvidará este 2022. Por el regreso a la elite tras solo una campaña en Segunda, por el nuevo récord de abonados, por el buen primer tramo liguero e, incluso, y pese al balance negativo de la campaña 21-22 de más de 5 millones, por el buen estado de las finanzas. El club, eso sí, también tiene peros, principalmente en su proyecto de Ciudad Deportiva, que sigue sin ver la luz; en el regreso de alguna escaramuza de aficionados ultras y en el descenso de su filial a Segunda RFEF.

El año que se cierra este fin de semana viene marcado por el ascenso a Primera. De la mano de Pacheta y su apuesta por un fútbol alegre, vertical, de búsqueda constante del gol. El técnico burgalés aceptó el reto de comandar la nave blanquivioleta en el año más complicado, tras un descenso, con muchos jugadores de la temporada anterior y con la exigencia, públicamente reconocida, de que el único objetivo era subir. Se logró, no sin sufrimiento, en la última jornada, con una carambola de resultados en la que no creía, incluso, más de uno en la plantilla blanquivioleta.

Pero se logró y el Pucela volvió a subirse al Barco del Pisuerga, surcando las aguas de su río hasta acabar en el bus turístico, que le llevó a una abarrotada Plaza Zorrilla. La comunión entre afición y equipo fue clave el pasado curso y lo está siendo éste, el del parón por el Mundial.

Con récord de abonados gracias a los 23.300 carnés expedidos, el Real Valladolid ha dado continuidad a su buen tramo final liguero iniciando la 22-23 con números de permanencia, objetivo principal de una entidad que ha pasado de tener 16 millones de presupuesto en Segunda a los 60 aprobados a finales de noviembre en Primera. Es lo que tiene estar en LaLiga Santander. Solo por militar en ella, un club ronda los 50 millones de euros por los el reparto de los ingresos audiovisuales.

En lo deportivo casi todo han sido buenas noticias. Pacheta ha usado en todo el año a 48 futbolistas entre Liga y Copa, varios de ellos procedente de las categorías inferiores: Fresneda, Narro, Slavy, Lucas Rosa, Torres, Arroyo o Diego Moreno. Con ellos ha logrado 20 victorias en los 38 encuentros oficiales disputados –sin contar el de este viernes ante el Real Madrid–, más 7 empates. Es decir ha puntuado en siete de cada diez encuentros disputados. El porcentaje mejora en Zorrilla, donde ha disputado 19 partidos oficiales, sumando en 14 (once victorias y tres empates), haciendo bueno eso de que el camino hacia un objetivo se apuntala en casa.

De esos 48 futbolistas, cinco han sido internacionales, destacando los dos mundialistas en Catar, Plata y El Yamiq, revalorizado tras su cuarta plaza con Marruecos. También han vestido las elásticas de sus selecciones Weissman (Israel), Fresneda (España sub 19) y Janko (Gambia). Y algunos canteranos más, Aceves, Garri, Koke, Slavy, Cédric, Chuki, Sey, Pascu y Víctor.

Aunque nombres propios son Weissman (con sus 21 goles en la pasada campaña, 11 en todo 2022), Sergio León (con 10 en el año), Javi Sánchez o los descubrimientos de Fresneda y Lucas Rosa.

La entidad vive feliz en lo deportivo y en lo institucional, pese a los retrasos en su Ciudad Deportiva, esa que ansía construir en el actual aparcamiento de Grada Norte y que no acaba de ver la luz por temas burocráticos. Es decir, falta que salga a concurso público esa zona, junto al Estadio y los Anexos, para que el club pueda dar ese paso.

Un paso que puede que sea el último de Ronaldo Nazário en Valladolid, toda vez que sus visitas son cada vez más esporádicas; que tiene otro club en Brasil y que ya dijo en más de una ocasión que estaría en la entidad cinco años (los cumple en septiembre de 2023). El club, que trabaja en mejorar la experiencia del aficionado en su estadio, también lo hace en erradicar cualquier atisbo de violencia, como el que se vio en los prolegómenos del Osasuna-Pucela. El descenso del filial dolió, pero menos.