FromSoftware reinventa el mundo abierto

Sara Borondo
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Miyazaki ha creado una obra maestra en la que los sinluz recorren las tierras intermedias

Si hay un estudio que ha influido en los videojuegos de acción en los últimos 10 años ese es FromSoftware, empezando por Demon's Souls, la trilogía Dark Souls, Bloodborne y acabando en Sekiro. La elevada dificultad de sus juegos -inmisericordes con el jugador, que debe investigar y aprender todo por su cuenta y no tarda en descubrir que su personaje puede morir en cualquier momento- ha creado una legión cada vez mayor de jugadores y desarrolladores apasionados por la obra de Hidetaka Miyazaki. 

Y si hay un género que ha evolucionado en el último lustro es el de los mundos abiertos. The Legend of Zelda: Breath of the Wild marcó el camino al mostrar un Hyrule muy vivo que latía al margen de los actos de Link. Juegos como Horizon Forbidden West han mostrado que se puede seguir ese camino con una calidad gráfica imponente y complejidad narrativa. 

FromSoftware ha creado un nuevo punto de inflexión en los juegos de mundo abierto con Elden Ring al fusionar ambas tendencias creando una obra maestra que es la nueva referencia del del rol de acción. Nada de mapas con misiones marcadas, ni de diarios de misiones que indican dónde hay que dar los siguientes pasos o anticipan lo que le espera al protagonista. 

El jugador, un sinluz devuelto a la vida, llega a las Tierras Intermedias y debe encontrar su camino hasta llegar al Círculo de Elden explorando un mundo oscuro, lleno de seres salidos de las peores pesadillas y escuchando y observando lo que sucede a su alrededor para descubrir la mitología de este universo para el que Miyazaki ha contado con la colaboración del escritor George R.R. Martin (Canción de Hielo y Fuego). 

Tras elegir el personaje al más puro estilo rol de los 90, el sinluz que haya diseñado el jugador -que puede estar especializado en magia o un tipo de combate con armas o ser más equilibrado- sale a un mundo desconocido que debe explorar sin saber qué le espera a cada paso que da para recuperar los fragmentos del Círculo de Elden.

El mimo que From ha puesto en todos los detalles es inesperado en un juego de mundo abierto, no hay nada gratuito y todo tiene un significado; el diseño artístico, la paleta de colores, todas las mecánicas encajan a la perfección como el engranaje de un reloj suizo. En cualquier rincón se puede descubrir algo interesante. Los jefes no decepcionan ni los más pequeños de las mazmorras ni los grandes y complicados jefes finales, con varias fases. 

La llegada de Elder Ring ha renovado el debate que llega con cada juego de FromSoftware sobre la alta dificultad de las obras del estudio, aunque Miyazaki permanece fiel a sus principios. Quienes se frustraron con los juegos anteriores del estudio sentirán lo mismo en las Tierras Intermedias y los amantes de Dark Souls se sentirán cómodos manejando a un sinluz. Está el mismo control, la narrativa ambiental que hay que descifrar y las mil muertes en las que perderá todo lo que no haya guardado si no logra recuperarlo después de resucitar, aunque también hay novedades como el sigilo o la invocación de una montura utilísima para el transporte y para algunos combates.

Palía un poco esa dureza, si el jugador lo desea, el multijugador en el que se puede invocar a otro jugador para que ayude a acabar con un enemigo complicado. También hay un competitivo en el que un jugador invade la partida de otro para combatir o para ayudarle a a eliminar invasores.

Las obras de FromSoftware no dejan a nadie indiferente, sus seguidores profesan por ellas un amor apasionado y sus detractores no las soportan, pero lo que es innegable es que marcan escuela.

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