Enero es un mes malo, habitualmente con una cuesta que dificulta coger el impulso necesario para luego atravesar el año con una buena velocidad de crucero. Pero también tiene sus cosas buenas, especialmente en Valladolid, donde se está convirtiendo en un mes sobre ruedas que ayuda a reiniciar la andadura con decenas de miles de personas en las calles de la capital y de la provincia, llenando los hoteles y los establecimientos hosteleros y, en definitiva, dando un empujón a la actividad económica bajo un aire festivo y de reencuentro. Las concentraciones moteras Pingüinos y Motauros convierten los dos próximos fines de semana a Valladolid y Tordesillas, respectivamente, en las capitales europeas de las dos ruedas. Miles de motos de cualquier cilindrada y moteros de todos los rincones de Europa e incluso de más allá se reúnen en dos citas invernales que se han convertido en imprescindibles en el mundo del motor.
Tras el chasco y la desilusión que supuso no poder celebrar ambas concentraciones durante 2021 por la pandemia, este año volverá a sonar el ruido de los motores y los tubos de escape, a pesar de que la covid-19 no ha desaparecido y nos encontramos en mitad de una sexta ola que está contagiando mucho más que las anteriores. Esta situación epidemiológica hace más necesario que nunca el reforzamiento de las medidas de seguridad y un escrupuloso cumplimiento de las recomendaciones sanitarias por parte de los organizadores y de los participantes, ya que las autoridades con su inacción lo han fiado todo a la responsabilidad personal. Sería una mancha muy difícil de borrar para ambas concentraciones que puedan surgir brotes importantes de contagios que extiendan aún más el virus por los innumerables lugares de procedencia de los participantes. 
La vuelta de Pingüinos, que este año celebra su 40 aniversario, quiere verse reforzada con la extensión de sus actividades durante varios días más con el firme objetivo de llegar en un futuro a completar una semana de encuentro, convivencia y celebración que pueda unir dos fines de semana, en los que se concentrarían los platos fuertes y el grueso de los miles de participantes. Los cerca de 40.000 motoristas que esperan para el próximo fin de semana en los terrenos de la antigua Hípica generan un impacto económico cercano a los cinco millones de euros, según fuentes del club organizador, una cifra que se traslada a varios sectores y que supone un gran impulso para comenzar el año con otra perspectiva. El sector hostelero será el más beneficiado con los hoteles casi llenos -se espera una ocupación del 90-95% en la capital-, lo mismo que bares y restaurantes de todas las localidades del alfoz, pero también habrá mucho gasto en gasolineras, productos gastronómicos, recuerdos, etc.
Solo una semana después, la concentración Motauros en Tordesillas contribuirá a seguir poniendo alegría a la economía vallisoletana en este primer mes del año. Con una previsión de participantes por encima de los 15.000, todo el comercio y la hostelería de la villa recibirá un buen empujón que debería servir para poner fin a la crisis provocada por la pandemia y recuperar ya la actividad previa a marzo de 2020. Es un reto para todos, pero ya es la hora de ir apartando el virus y sus consecuencias para recuperar la senda que nos traslade a un futuro con una economía creciente y mayor empleo. Casi dos años después del inicio de esta crisis sanitaria, que luego nos ha traído otras muchas crisis, hay que reponerse y aprovechar la presencia de decenas de miles de personas para coger el impulso que nos ponga de nuevo en el camino perdido.
A ello contribuirá mucho, sin duda, el inicio del gran proyecto industrial anunciado por Switch Mobility, que a finales de enero pondrá la primera piedra de la nueva factoría de autobuses eléctricos que pretende ser una referencia para toda Europa y que convertirá a Valladolid en un gran polo eléctrico de la automoción.