El cambio del escudo de Real Valladolid SA ha generado una polémica tan artificial como llena de inexactitudes. No debería sorprender porque ya sabemos que el fútbol es así, tal como repiten machaconamente sus protagonistas. Pero quizás esta decisión sirva para evidenciar a las claras que el ' SA' que acompaña a Real Valladolid no se debe difuminar u olvidar por parte de la afición. Aunque se sientan parte de la 'familia' blanquivioleta deben tener presente que este presidente, o cualquier otro, tiene el margen de maniobra que le dan sus acciones: el club es suyo y no de la ciudad o los seguidores, por más que se empeñen.
El equipo es una empresa privada, que tiene inversores que arriesgan su dinero y responsables que deciden con criterios empresariales y técnicos, que no siempre coinciden con los pasionales y viscerales de la afición. Hay muchos momentos de comunión entre ambos, como sucedió hace semanas con el ascenso, donde todos dieron rienda suelta a su emoción por volver a Primera, mientras empresarios, sobre todo hosteleros y hoteleros, hacían cuentas para ver cuánto supondría para la economía local.
Pero hay otros momentos, como este del cambio del escudo, que no es el primero de la historia del club, que generan gran revuelo, e incluso salpican lo político. El altavoz de la polémica fue Twitter, donde la palabra Valladolid fue Trending Topic durante varias horas, para luego tomar el relevo Fachadolid. Algo que ya resulta cansino, y más cuando la opción de rediseño implica la desaparición de la Cruz Laureada de San Fernando que otorgó Franco a la ciudad en 1939. Esta simplificación hizo que muchos apuntaran hacia el alcalde como instigador de la idea. Pero olvidan que es el mismo que en reiteradas ocasiones se ha negado a retirarla del escudo de la capital a petición de la asociación en defensa de la memoria histórica y de sus socios de Gobierno al amparo de la Ley de Memoria Histórica.
El argumentario del club se desvincula de todo esto. Y si escuchamos a los que saben de diseño gráfico, como es el caso de David Aja, dibujante vallisoletano multipremiado y reconocido internacionalmente, la opción no es tan desacertada:  «No tengo ni idea de fútbol pero de diseño e imagen sí y, desde un punto de vista gráfico, el nuevo escudo es infinitamente mejor y más práctico». Eso sí, hay otras muchas cuestiones y usos en torno al fútbol que deberían estar en el centro del debate, pero eso ya, si acaso, lo dejamos para mejor ocasión.