Los consejos de Beatriz, Eirene y Dánae

M.B
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Juan Carlos Rico nos abre las puertas de 'El Consejero del Rey', un restaurante con nombre y toque personal

Juan Carlos Rico, en la cocina de El Consejero del Rey. - Foto: Jonathan Tajes

El Consejero del Rey se podía haber llamado, perfectamente, ‘Los consejos de Carlos’ o simplemente ‘El Consejero’. Pero una votación popular –«de tres contra uno», bromea Juan Carlos Rico– decantó la balanza. El nombre de los restaurantes a veces suele tener aparejada una historia, un relato que solo conocen los dueños y/o sus familiares. La del local situado hoy en Francisco Zarandona la resume Rico en ese tres contra uno con una sonrisa. «Mi primera opción era ‘Los consejos de Carlos’», rememora el hostelero. La razón, que en un anterior trabajo recibía un sinfín de llamadas para preguntar cómo había realizado tal plato o qué salsa había echado a otro. «Recuerdo que mi jefa me decía que parecía un consejero», enfatiza.

De ahí que cuando, hace ya diez años, se decidió a montar su propio negocio el primer nombre que se le pasó por la cabeza fuese el de ‘Los consejos de Carlos’. «Pero en casa somos cuatro, mi mujer, nuestras dos hijas y yo, y en votación popular ganó la actual denominación», explica. Así que se impuso ‘El Consejero del Rey’ a petición de Beatriz, Eirene y Dánae. El 6 de diciembre de 2010 abrieron la verja en un local en Las Francesas y hace seis años se mudaron al actual. 

Juan Carlos está al frente de una cocina con otras dos personas. Su idilio con los fogones se remonta a sus primeros años, cuando este segoviano de nacimiento vivía en Viana de Cega: «Había que ganarse la vida y recuerdo que a los 11 años íbamos a El Pinarillo a limpiar y a ayudar al cocinero. Me tenían que poner un par de cajas de cervezas o refrescos para que llegar a los fogones». Después de pasar por Madrid, el encargado de El Pinarillo, Dapena, le brindó la posibilidad de hacer un Curso de Cocina. Así pasó por El Rincón de la Marquesina, el Casino de Boecillo y por un sinfín de ciudades, como Alicante, Málaga, Santander, varias del País Vasco y Cataluña, e incluso un par de veranos por Burdeos (Francia). Tras estar en el hotel Imperial y en La Parrilla lanzó su ‘Consejero’.

«Nuestra gastronomía es castellana con toques de otros lugares, algunos por donde he pasado. Nos gusta que nuestros platos tengan algo que recuerde a aquí, tratamos de cambiarle algo, las presentaciones... por ejemplo las carrilleras van en tempura igual que nuestro plato estrella, el rabo de toro», propone Juan Carlos Rico desde su cocina, donde destaca la carne, desde el chuletón al tostón, el lechazo, el solomillo o el magret de pato.

El Consejero del Rey cuenta con menú del día, con una oferta de cinco primeros, cinco segundos, bebida, postre o café por 20 euros (con cocido los miércoles... «este año con alguna sorpresa»). Además maneja una sencilla carta de unos 15 platos, que mantiene fija durante todo el año, más una de sugerencias, con entre 8 y 10 platos, que cambia todas las semanas: «Dependiendo del vino el tique medio podría estar entre 30 y 35 euros». «Mi carta se decide en el momento en el que me encuentro con la materia prima en el mercado. En ese instante se exactamente cómo y con qué voy a sorprender ese día. Y nunca es igual», asegura.

Abre de martes a domingo, en principio solo para las comidas, a no ser que tengan algún reserva para la noche, más los viernes y sábados para cenar. Y asegura que uno de sus secretos son los proveedores, «trabajar con gente que te conoce. Por ejemplo, compro al mismo carnicero desde hace 30 años». Cuenta con un aforo, antes de la pademia, de 62 comensales entre las dos plantas con las que cuenta y la terraza, que ahora ha reducido para mantener la distancia y la seguridad.

Juan Carlos o Carlos sigue dando consejos... ahora desde su restaurante, desde su negocio, tratando de sorprender, como con el nombre que, a todas luces, sorprende.