Pablo Gil se despide del rugby

D.V.
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Centrará su tiempo en su negocio, apuesta personal y profesional

Pablo Gil se despide del rugby

Un referente del VRAC da un paso al lado. Tras veintitrés temporadas jugando al rugby, Pablo Gil, a sus treinta años, ha decidido centrarse en el desarrollo de su proyecto profesional. Ha pasado mucho tiempo desde que aquel niño menudo e inquieto que estudiaba en el Colegio de Lourdes comenzase a jugar al rugby en las categorías inferiores del VRAC con apenas siete años.

Pablo siempre ha sido bullicioso y muy pronto tomó iniciativas para completar su formación lejos del hogar. Con tan solo dieciséis años se marchó a estudiar y jugar en Nueva Zelanda con los Christchurch Boys' High School. Retornó al VRAC y doce meses después volvió a llenar las maletas de ilusión para estudiar en Francia. Allí jugó dos temporadas en Béziers y, posteriormente, una más en Saint-Étienne. Al final de aquella doble aventura francesa se sintió plenamente capacitado para debutar en División de Honor con su equipo del alma.

Casi siempre desde la posición privilegiada que otorga jugar con el nueve a la espalda (en algunos partidos jugó como ala debido a su gran rapidez), Pablo llegó a ser internacional con España (6 caps) y no olvida su debut en un lugar tan hostil para la práctica del rugby como es Georgia. Completó su carrera con la internacionalidad en la modalidad de rugby a siete y ha sido protagonista y testigo de la década prodigiosa del VRAC.

¿Por qué la retirada?

Dejo el rugby porque creo que en algunas ocasiones de la vida hay que hacer un cambio de etapa y dar un paso adelante. No es fácil, pero creo que es el momento. Me he involucrado en este gimnasio, VEEVO, y creo que es el momento de dedicarse más al ámbito laboral que al deportivo. Muy a mi pesar, pero es lo que toca ahora mismo.

Explícanos en qué vas a dedicar tu tiempo a partir de ahora

Mi socio (Alejandro Catalina) y yo hemos creado VEEVO. La base empezó como un centro "Premium", un lugar donde se le da un trato muy personalizado a cada cliente. Principalmente trabajamos entrenamiento funcional y fitboxing. Estas dos modalidades son el buque insignia del negocio, aunque también disponemos de otras dos sesiones más, una de fuerza y otra de entrenamiento en estático.

Con la última ampliación del local hemos introducido algo que considerábamos le faltaba a la zona centro de Valladolid como es una buena sala de musculación. Disponemos de una sala "The Room" muy bien ambientada y con una estética muy diferenciadora con respecto a lo que existe en la ciudad, con todos los materiales de excelente calidad. Esta sala será de acceso libre desde las 7:00 a las 23:00 y contará con entrenadores personales.

Tenemos la suerte de contar como entrenador de boxeo a Salvi Jiménez, que ha sido Campeón de España y da clases de técnica de boxeo sin contacto ni combates.

Al final, se trata de un proyecto propio en el que tengo mucha confianza. Llevo toda la vida dedicado al deporte y ahora me centro en el mundo del fitness porque creo que es el camino a seguir dentro de los centros deportivos.

No es un negocio centrado en usuarios con una edad determinada, aquí caben todos los rangos de edad porque realizamos entrenamientos muy personalizados y exclusivos. Desde aquí invito a todos los aficionados del VRAC a que nos visiten y estaré encantado de atenderles personalmente.

¿Con quién hablaste para comunicar este adiós?

Tras mucho meditar la decisión quedé para charlar con Diego Merino. Al principio estuvimos conversando de la vida en general y más tarde le expliqué la decisión que había tomado. Él estuvo de acuerdo y me resaltó que al final llega un día en el que hay que tomar este tipo de determinaciones y que ambos debíamos quedarnos con todo lo importante que habíamos logrado juntos. Ten en cuenta que Diego ha sido mi entrenador en categorías inferiores y también en División de Honor donde yo no he conocido a otro primer técnico distinto de él.

¿Vas a seguir vinculado al VRAC de algún modo?

Ahora mismo me aparto como jugador pero obviamente el VRAC es mi casa de toda la vida, me ha dado muchas cosas y evidentemente voy a seguir siempre vinculado a él. No sé de qué forma ya que ahora necesito dedicar más tiempo a mí negocio porque estamos comenzando. Estoy abierto a escuchar ideas, a hablar con Chema o con quien sea necesario porque siempre voy a querer colaborar.

¿Cómo ves el rugby español de hace nueve años en comparación con el actual?

Ahora las estructuras de los equipos son más profesionales, todos los clubes han dado un paso adelante, no solo el VRAC, que fue uno de los primeros en intentar dar el salto a un rugby mejor. El resto de equipos también han dado pasos importantes y los jugadores que llegan son más fuertes y mejores.

¿En tus comienzos notaste mucho el difícil salto a División de Honor?

A mí el paso por Francia en categorías inferiores me hizo madurar bastante porque jugaba contra gente de muy buen nivel. Cuando pasas a División de Honor notas que hay un salto grande de calidad porque es gente mayor que tú y más experta. Lo más importante para un recién llegado a la categoría es tener confianza en ti mismo y también saber adaptarte al grupo, querer aprender y ser autocrítico.

¿Qué consejo das a los jóvenes que ascienden de la cantera?

Principalmente que tengan mucha paciencia. Todo llega, pero deben trabajar mucho. Para hacerse un hueco en el primer equipo deben echarle muchas horas y no desesperarse, dejarse aconsejar por los compañeros que tengan mayor experiencia, ser humilde y saber aceptar consejos. Y por supuesto, hablando mal, "echarle cojones".

Aprovechando tu doble visión como jugador y preparador físico, ¿crees que los jugadores de hoy deben dedicar más tiempo a la preparación física?

Hombre, ahora mismo es muy importante, el nivel del rugby está creciendo, el nivel de los jugadores es mejor, el nivel de los contactos es muy superior y la gente está muy preparada. Cuando hace nueve años yo llegué a División de Honor, el físico no era tan determinante, a pesar de que ya se comenzaba a trabajar más en el gimnasio, pero hoy tiene mucha relevancia para evitar las lesiones, para aguantar contactos y poder parar a los rivales.

¿A lo largo de toda tu trayectoria dentro del rugby, cuáles han sido tus mejores y tus peores experiencias?

Tengo muy claro que guardo tres experiencias muy positivas. Por orden, la más importante es haber vivido como niño el rugby de categorías inferiores, jugar con mis amigos de toda la vida con los que creas un vínculo muy especial. La segunda, es el gran recuerdo que tengo de la Liga que vencimos el año pasado en Alcobendas. Fue una temporada muy dura y disfruté mucho de aquella final. Por último, el debut con la selección española en Georgia porque es el culmen al que puede llegar un jugador, representar internacionalmente a su país.

En cuanto al peor recuerdo, la derrota más dolorosa que he sufrido fue sin lugar a dudas la final de la Copa del Rey que se disputó en el estadio Zorrilla. Reconozco que fue un evento muy positivo para el rugby de Valladolid y todo el rugby español, pero fue dolorosa, aunque me quedo con lo positivo de aquel evento.

Has destacado haber jugado con tus amigos desde niño, ¿puedes citarnos algunos de esos jugadores especiales para ti?

Todos, pero ahora mismo me acuerdo de Javier Ortega, Ignacio Posadas, Rodrigo Martín, Alejandro López-Francos, Rober Francia, Albertuco y Fleki, con los que he seguido jugando en División de Honor. Todos ellos.

¿Qué futuro le ves al VRAC?

Estamos creciendo bastante, es un momento en el que hay que dar prioridad a la gente que sube de la cantera porque al final es la base del club. Es la gente que va a estar en las duras y también deben estar en las maduras. Se debe trabajar con ellos porque es muy importante.

Está claro que la temporada pasada no ha sido buena, pero el trabajo que se lleva