Los primeros comercios de Valladolid ya han empezado a poner esta semana carteles para anunciar las rebajas. Un periodo que llega cargado de incertidumbre, más si cabe que en los últimos meses, debido a los factores externos que podrían afectar al comportamiento de los consumidores. Algunos juegan a favor del sector, como el regreso a la normalidad y las ganas que tiene la población de retomar su vida de antes de la pandemia. Eso lo ha notado, por ejemplo, el sector del equipamiento personal. «Ha vuelto a haber vida social y eventos como comuniones, bodas, bautizos, etcétera, y eso ha hecho que las tiendas de ropa hayan recuperado unas ventas que llevaban prácticamente dos años paradas», señala en presidente de la patronal Avadeco, Alejandro García. Hay otros factores que también benefician, como el adelanto de la llegada del calor, aunque se haya moderado en los últimos días. Eso siempre influye, para bien, a la hora de vender ropa de la nueva temporada.
No obstante, querer no es siempre poder, y aunque los vallisoletanos pretendan recuperar la vida que tenían, el alza de los precios es una barrera al consumo. Y esa es, precisamente, una de las grandes amenazas, que podría prolongarse en el tiempo por la guerra en Ucrania.
Con todo, el pequeño comercio es optimista de cara a las rebajas. «Creemos que se va a vender bien», incide García. Eso sí, las perspectivas a partir de septiembre son mucho más inciertas. «Vamos a ver qué pasa entonces con las economías de las familias, porque ahora se está derivando mucho consumo hacia el ocio y el turismo y creemos que el golpe se va a ver en septiembre», dice el representante de Avadeco, quien añade que en las rebajas no se repercutirá el alza del IPC, pero sí después del verano. García incide en que el comercio todavía no ha salido de la crisis porque arrastra unas ventas que están por debajo de los niveles prepandemia.
Un análisis muy similar hace el presidente de la patronal Fecosva, Jesús Herreras. «En lo que va de año, las tiendas que se dedican a eventos como bodas, comuniones, graduaciones, etcétera, han funcionado muy bien porque se han recuperado los eventos pendientes y sigue habiendo atasco», dice.
Respecto a la ropa, el sector también prevé mucho dinamismo. «El confinamiento provocó que mucha gente cambiara de talla y tuviera que salir a comprar por necesidad, no por capricho, además, en estos dos años la gente ha salido poco y no ha sentido la necesidad de renovar el vestuario, como ahora», añade. Por eso Fecosva cree que las previsiones de rebajas son «muy buenas», pese a las amenazas del precio de los carburantes y las materias primas, que hacen que la gente tenga menor poder adquisitivo: «Hace muchos años que se acabaron las compras compulsivas, ahora la gente mira y sopesa mucho antes de llevarse algo».
entre el 15 y el 20%. Los descuentos de estas rebajas estarán en línea con los de otros años. Según Fecosva, rondarán entre el 15 y el 20 por ciento en las primeras semanas, aunque después pueda haber artículos que lleguen al 50 por ciento. No obstante, en los cartes que han puesto algunos comercios esta semana ya se anunciaban rebajas de hasta el 70 por ciento, aunque esto suele utilizarse como reclamo en artículos muy concretos. No es, ni de lejos, la línea general.
Los grandes distribuidores también esperan unas buenas rebajas, básicamente por dos factores. El primero, la recuperación del gasto turístico, cuya paralización supuso que el comercio dejara de ingresar 3.000 millones en toda España, señalan fuentes de la delegación regional de la Asociación Nacional Grandes de Empresas de Distribución (Anged). «En 2022 hemos visto que empezamos a recuperar niveles prepandemia», añaden las mismas fuentes. Anged también confía en que en rebajas se materialicen todas esas compras que se han ido posponiendo en los últimos meses por la subida de los precios. «Este periodo de rebajas puede ser un estímulo, por eso creemos que la previsión general es positiva», finalizan desde la asociación.