El Real Valladolid ha ascendido a Primera división, tan solo un año después de su descenso, y a pesar de todos los obstáculos que ha ido superando a lo largo de la temporada, sobre todo vinculados a lesiones, gracias a la victoria lograda sobre el Huesca por 3-0 y a que el Eibar cayera ante el último clasificado, el Alcorcón.

Había pocas opciones de que el cuadro blanquivioleta consiguiera el ascenso directo, pero la suerte que le había sido esquiva durante la presente campaña se ha puesto de su lado este domingo, para otorgarle una recompensa a todo el esfuerzo realizado y, sobre todo, al buen hacer de un técnico, José Rojo "Pacheta", que ha creído en el proyecto de manera inquebrantable.

Weissman, Sergio León, Hugo Vallejo, Plano y Aguado, en la celebración del ascenso.

No resultaba fácil tomar las riendas de un club recién descendido, herido en su orgullo y con demasiados complejos, pero el entrenador burgalés llegó con energía, con empuje, con ilusión y con la firme intención de devolver al Real Valladolid "al lugar al que pertenecía, por historia y experiencia", a Primera división, y ha mantenido su mensaje hasta el último día.

Imagen del partido. Sabiendo capear, además, los malos momentos, que los ha habido, y demasiados. El Covid hizo acto de presencia en la plantilla en varias ocasiones, aislando a los jugadores e impidiendo su convocatoria, pero también se sucedieron las lesiones, unas más graves que otras, si bien también frenaron la continuidad del juego blanquivioleta.

Prácticamente todos los jugadores se han visto apartados en alguna convocatoria a causa de algún daño físico, siendo el más grave el de Hugo Vallejo, con una rotura del ligamento cruzado de una rodilla que le ha mantenido en el dique seco toda la temporada, si bien en su tramo final la única ausencia ha sido la de Óscar Plano, cuya lesión llegó en el momento más inoportuno, cuando todo se estaba decidiendo.

¡El Real Valladolid es de Primera!

Mención aparte merecen los casos de los centrales del equipo, ya que El Yamiq, Javi Sánchez, Kiko Olivas y Joaquín han tenido que ir turnándose en el campo, según quien estuviera lesionado en cada momento y "Pacheta" se ha visto obligado a hacer "encaje de bolillos" para poder completar la defensa.

¡El Real Valladolid es de Primera!Tras la primera vuelta liguera, los vallisoletanos estaban situados a tan solo dos puntos del ascenso directo, como ha sucedido en la segunda. De hecho, tan solo en cinco jornadas han ocupado la segunda plaza, que concedía ese privilegio, pero no se puede negar que han mantenido una regularidad en el plano clasificatorio.

Luego llegaría el mercado invernal, en el que se prescindió de jugadores de calidad como Rubén Alcaraz y Fernando San Emeterio -ambos se fueron al Cádiz de Sergio González-, o de Kike Pérez y Lucas Olaza -los dos en Elche-, y se fichó a Jon Morcillo, Josema, Monchu, Iván Sánchez.

Los dos primeros han pasado con más pena que gloria en estos meses en Valladolid, pero no así Monchu ni Iván Sánchez, quien, a pesar de haber regresado a la competición hace pocas semanas, se ha convertido en pieza clave del equipo, hasta tal punto, que el propio técnico comentó en una de las habituales previas de los partidos que quería que "todos los balones pasaran por Iván Sánchez".

El entrenador del Real Valladolid ha reiterado la obligación que siempre ha tenido el equipo de ganar, al ser un recién descendido, y quizá por ello dolieran, muy especialmente, las derrotas sufridas en Burgos (3-0) y Amorebieta (4-1), que sembraron las primeras dudas entre los seguidores blanquivioletas.

La situación se fue encauzando, hasta que llegó la derrota en el partido ante Oviedo (3-0), en el que jugaron sin Raúl Carnero, expulsado, desde el minuto 10, al que se añadió la sufrida ante Las Palmas (0-1), tras la que los vallisoletanos se volvieron a recuperar, hasta el 1-2 ante la Real Sociedad B, que echó por tierra las esperanzas de depender de sí mismos en la recta final de la competición.

Y eso que fueron capaces de imponerse al Éibar, y al resto de rivales a los que restaba por enfrentarse, pero ese fue, quizá, el partido más determinante, el que hubiera podido dar esa opción de autonomía, en vez de quedar a expensas de lo que hicieran los demás.

En este caso, toda la mala fortuna que se había personado entre la plantilla del Real Valladolid durante el año, se marchó a otros lares, dando lugar a la buena suerte, justo cuando más le hacía falta. En este último encuentro de liga, en el que el Real Valladolid hizo los deberes, y se vio beneficiado de la derrota del Eibar.

Hubo hasta un polémico accidente, protagonizado por Gonzalo Plata, quien chocó contra un taxi sin que hubiera que lamentar daños personales, y dio positivo en el control de alcoholemia. Tuvo una importante repercusión, a nivel mediático, dentro y fuera de España.

Pero el club también lo supo afrontar con rectitud y discreción, ya que el jugador fue sancionado y multado de manera interna, y "Pacheta" le apartó de la convocatoria tan solo la jornada posterior a dicho accidente, para evitar una mayor presión sobre el joven ecuatoriano, para volverlo a recuperar en los siguiente partidos, demostrándole así su confianza.

Todas estas situaciones han servido para potenciar la alegría desbordante que se ha vivido en todo el estadio, en las gradas, en el banquillo, en el palco, y en el campo, y se mezcló con lágrimas de alivio, de orgullo y satisfacción ante el cumplimiento de lo firmado al inicio de la temporada, volver a ver al Real Valladolid en el Nou Camp, el Wanda Metropolitano, San Mamés, el Sánchez-Pizjuán, el Benito Villamarín o el Santiago Bernabéu, en el próximo ejercicio.