Del aula a trabajar por la igualdad efectiva

M.Rodríguez
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El IES Emilio Ferrari de Valladolid es el único de la comunidad que imparte el grado superior de Promoción de Igualdad de Género. Esta titulación habilita al alumnado para trabajar en los servicios de igualdad de género

Reportaje al módulo de Técnico Superior en Promoción de Igualdad de Género en el instituto IES Emilio Ferrari - Foto: Jonathan Tajes

La igualdad se estudia. Valladolid tiene el único grado de Técnico Superior en Promoción de Igualdad de Género. Se imparte en el IES Emilio Ferrari de la capital desde 2017 y forma a futuros promotores de la igualdad de género. Una oferta que complementará el próximo curso la Universidad de Valladolid (UVa) con la puesta en marcha de un nuevo Máster Oficial de Estudios Feministas e Intervención para la Igualdad, que se impartirá en formato online desde la Facultad de Educación de Palencia.

Una oferta educativa que trata de responder a la demanda laboral que surge de las exigencias de la ley de igualdad efectiva entre hombres y mujeres para que las empresas pongan en marcha progresivamente, según su  número de trabajadores, planes de igualdad. Así, deberían ser estos profesionales con título acreditado los que se encarguen de impulsar estos planes

De momento, de las aulas del IES Emilio Ferrari han salido varias decenas de titulados, la mayoría mujeres, que ya están en disposición de asesorar en estos planes. Aunque también están habilitados para ejercer estas funciones asociaciones, fundaciones, instituciones, sindicatos, empresas, consultoras, servicios municipales, organismos de igualdad y centros comunitarios. Entidades con las que colaboran los centros educativos porque al ser un grado de Formación Profesional, los alumnos están obligados a realizar 220 horas de formación en centros de trabajo. Esto facilita también su empleabilidad.

En este curso hay cuatro alumnas matriculadas el primer curso y otras cuatro el segundo. «En la primera promoción había 12 alumnos, pero este año ha bajado. Otros años había chicos matriculados, pero este año ha bajado la demanda», explica Victoria Margüello, jefa de estudios del centro. Desde el centro se trata de dar a conocer esta formación, que recalcan no solo forma futuros agentes de igualdad sino que, además, puede servir como formación complementaria para estudios universitarios y para profesionales de los cuerpos de seguridad del Estado, sanitarios o trabajadores sociales que deben atender situaciones de «vulnerabilidad» de mujeres. Por eso desde el centro se quiere incidir en la difusión de esta oferta de grado, pero también estudian pedir a la Consejería de Educación que se pueda impartir online para captar a alumnos de otras provincias o para facilitar la matricula a  estudiantes de zonas rurales o que trabajan.

¿Qué aporta el grado?. ¿En qué se diferencian de otras formaciones en género?  Desde el centro se detalla que se trata de dar una formación integral en todos los ámbitos donde la mujer está presente. «Aprenden en qué ámbitos se puede intervenir, pero no para actuar en situaciones críticas. Eso sí, se les enseña cómo detectarlas», detalla Margüello.

Unos conocimientos que pueden llevar a la práctica en el propio centro, ya que este grado es el encargado de organizar puntualmente talleres con otros compañeros de secundaria. «Y en ocasiones se ha conseguido detectar situaciones que ya se creían superadas. Esto es gracias a que empatizan con sus compañeras, que se acercan para comentarles que viven situaciones como las que les describen». Una idea que secundan otros profesores del centro, que entienden que impartir este grado «beneficia» al resto de alumnos. «En secundaria se trabaja mucho el mito de amor romántico y se les ayuda a detectar situaciones anormales».

Alumnado. El perfil de los alumnos, en este caso alumnas, es muy variado. Virginia Gómez, estudiante de segundo curso, explica que eligió este grado porque entiende que la desigualdad «es un problema social real». Gómez defiende que afecta «tanto a hombres como a mujeres y es necesario luchar por un cambio de mentalidad para conseguir la transformación social, una transformación que se conseguirá con la educación emocional, coeducación de los cuidados a uno mismo, de los demás y del entorno».

Defiende que los contenidos que estudian son acertados (empleo con perspectiva de género, prevención de la violencia de género, proyectos y dinámicas con perspectiva de género, el papel de la mujer en los ámbitos de la sociedad...), pero apunta la necesidad de profundizar en algunas puntos. «Es necesario estudiar más cómo afecta el sistema patriarcal en el que vivimos al género masculino para poder ser más eficaces a la hora de intervenir». De hecho, Gómez considera  que se debería reconsiderar cómo se está tratando el tema de igualdad y por qué produce tanto rechazo, sobretodo en los hombres. «Hay que tomar una nueva dirección porque la igualdad busca conseguir derechos humanos y una nueva forma de vivir más armoniosa tanto para hombres como para mujeres y en su conjunto».

Teresa Aguado, alumna también de segundo curso, reconoce que se matriculó en el curso porque está muy implicada en el tema de la igualdad. «Desde siempre me interesó  conocer por qué hay desigualdad entre hombre y mujeres. Y, sobre todo, tener herramientas para poder cambiar esta situación». De hecho, está tan entusiasmada con los contenidos que se imparten que le gustaría que el ciclo tuviera un tercer cursos para poder profundizar más en los temas. Por eso apunta que le gustaría seguir formándose para conseguir su objetivo de trabajar como integradora de mujeres en alguna administración pública. 

Unos motivos muy similares movieron a Laura Gallego, también alumna de segundo curso, para matricularse en este grado. «Pienso que hay mucha desigualdad y tenemos que tener herramientas efectivas para cambiar esta situación». Gallego recalca que es necesario «enseñar» que no todo es lo que parece y seguirá formándose para trabajar en este campo. 

Un punto que genera más debate  es el motivo por el que solo dos alumnos terminaron el grado. Algunas apuntan que la titulación debe incluir una perspectiva de nuevas masculinidades, aunque otras defienden que se apuntan más mujeres porque están más concienciadas con el problema.