"La ocupación de espacio público de las terraza es excesiva"

M.Rodríguez
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Las asociaciones de vecinos intentar recuperar su inercia de trabajo tras la parálisis de su actividad obligada por la pandemia. Ese reto también afecta a la federación de vecinos, que aprovechó estos meses para cambiarse a una sede más accesible

Margarita García, presidenta de la Federación de Vecinos Antonio Machado - Foto: Jonathan Tajes

La Federación de asociaciones de vecinos Antonio Machado está realizando su propio balance de gestión del ecuador de este mandato, aunque su presidenta avanza las líneas generales en esta entrevista. Un balance que coincide con la convocatoria la próxima semana, el día 15, del Pleno extraordinario sobre el estado de la ciudad, donde los vecinos esperan que se hable de las personas y sus problemas, y se rebaje el tono de la confrontación política.

¿Cómo se ve desde la Federación el estado actual de Valladolid, incluidos los efectos de la pandemia?

No ve grandes novedades o diferencias con respecto a antes, al margen de todo lo que viene motivado por la pandemia, que ha generado distintas pautas de la ciudadanía respecto a cómo usamos la ciudad. En este momento, una de las cosas que más nos preocupa es el tema de las terrazas: vemos que es excesiva la ocupación que se está haciendo del espacio público por las terrazas, en detrimento de la actividad general y de la movilidad. Y nos preocupa mucho cómo se va a poder revertir esto cuando pase la pandemia porque necesariamente hay que revertirlo.

Esta es una de las medidas por la crisis. Pero desde la cercanía de las asociaciones vecinales, ¿cuál es el impacto económico-social?

Hay de todo. Con el tema de la hostelería hay hosteleros que realmente están con más ganancias de las que realmente han tenido nunca porque no pagan terraza, pueden hacerla todo lo grande que permite la normativa y, en algunos casos, se están viendo favorecidos, algo reconocido por ellos mismos, que están haciendo cajas como no habían hecho nunca. En cambio, en otros, objetivamente está afectando. 

En general, las medidas que se han tomado, tanto desde lo municipal hasta los ERTE, están ayudando a paliar un poco algo que podía haber sido catastrófico de no haber podido contar con esas medidas de colchón. No resuelven la vida de la gente de la hostelería, por lo general, pero sí que están paliando la situación.

¿Y en otras áreas?

Hay muchas que también lo están pasando muy mal y no están teniendo, quizás, tantas oportunidades como se le está dando a la hostelería. Estoy pensando en las agencias de viaje, los gimnasios… y otras muchas actividades, que siguen teniendo ERTE, ayudas municipales… pero no les han quitado el pago de licencias, alquileres ni más cosas.

La Federación ha estado desarrollando campañas solidarias durante la pandemia. ¿Han notado el incremento de la pobreza social?

Sí, sobre todo en la parte más dura de la pandemia se ha notado. Esto viene derivado de que la gente que está más precarizada trabaja mucho en economía sumergida y no ha podido acceder a las ayudas. Esto debería ser una llamada de atención, tanto a las personas que están trabajando en esa situación, como a la administración en general y a la ciudadanía. Hay que ser consciente que cuando un fontanero, por ejemplo, no hace factura o no está dado de alta y le pagamos en b, al final es una ganancia, pero también una pérdida, no solo para esa persona, perdemos toda la sociedad.

¿Y se ha traducido en un incremento de las necesidades de ayuda?

Tenemos una persona que lleva el tema de la orientación socio-laboral, que certifica que se ha notado. Y ha habido gente que se ha mentalizado de esta precariedad, que antes estaba trabajando de forma irregular y ahora ve la necesidad de tener un trabajo legal.

¿Cómo valora la gestión municipal en este tiempo de crisis?

Ha habido muchas transferencias de créditos, se ha reforzado el área de servicios sociales, aunque el propio funcionamiento de la administración, que es lento, porque es muy garantista, ha provocado situaciones muy extremas. Las ayudas de emergencia, que se han ampliado, conllevan una tramitación mínima de 15 o 20 días. Y mucha gente que nunca había pedido una ayuda se ha visto en la necesidad de pedirla, y lo han hecho cuando estaban sin nada en el frigorífico. Y se han visto sin recursos porque las ayudas tardaban unos días. 

¿Qué papel ha jugado el movimiento asociativo?

En las situaciones muy críticas, el movimiento social organizado o las asociaciones vecinales han tenido que, no voy a decir suplir, pero sí hacer de puente hasta que han llegado las ayudas municipales. Se hizo un esfuerzo muy grande desde el Ayuntamiento, pero es verdad que no ha conseguido paliar completamente estas emergencias por la situación anómala y tan excepcional.

¿Y el balance de la gestión política y los compromisos ejecutados?

Para la situación tan complicada que hemos pasado, sí que se han hecho cosas. Nosotros tenemos una herramienta de evaluación, que es la Carta Ciudadana, que estamos ahora mismo revisando su cumplimiento por estar en el ecuador del mandato, y en algunas áreas se han ejecutado bastantes cosas. Otras están a punto de llevarse a cabo y, algunas se han apartado un poco por el tema de la pandemia, pero es una valoración no de sobresaliente, pero creo que el cinco lo pasan sin problema. Todavía queda tiempo y se pueden hacer muchas cosas.

¿Cuáles son los compromisos ejecutados que más valoran?

En la Carta Ciudadana se incidía mucho en las cuestiones de movilidad, vivienda, temas sociales y de igualdad. Y esto se ha trabajado en la línea que nosotros planteábamos, que no siempre coincide con la más deseada por parte de la ciudadanía. Se ha avanzado en pacificar el tráfico, mejorar la velocidad comercial de Auvasa… Ahora mismo estamos en ese momento caótico de que están las cosas empezadas, pero falta terminarlas y pulirlas. Esperamos que en los dos años que quedan se podrá avanzar. 

En las cuestiones medioambientales la pandemia ha ayudado mucho, pero las medidas de reducción de tráfico son positivas para mejorar la contaminación. Quizá ahí ha falta más campaña de concienciación ciudadana de por qué se hace y para qué. Valladolid es una ciudad que se puede recorren en bus, andando o en bici, no es necesario usar siempre el coche.

La oposición ha recurrido judicialmente estas medidas. ¿Cómo lo valora? ¿Esas campañas evitarían el nivel de crispación?

La confrontación política va por su camino, y no tiene tanto que ver con la crispación ciudadana. Entiendo que la oposición tiene que hacer su trabajo y cualquier medida de este tipo se utiliza políticamente por unos y por otros. Quizá preocupa más la crispación ciudadana, y ahí sí que es importante concienciar de que esto no es una cosa exclusiva de Valladolid, y que hay que tender a usar menos el vehículo privado. Hay ciudades donde los centros urbanos están peatonalizados, otras donde se paga por entrar… y esa será la tendencia. Tenemos que ir hacia eso, aunque cueste mucho cambiar los hábitos.

La oposición también ha recuperado el soterramiento, que ustedes defendieron, y también se planea judicializar el asunto. ¿Qué posición tienen ahora mismo? ¿Es posible un pacto de ciudad?

Seguimos defendiendo el soterramiento como mejor opción para resolver los problemas de movilidad y de integración de las dos mitades de la ciudad. Pero creemos que el momento de este debate era entre 2015 y 2017, cuando el PP votó a favor del convenio donde se renunciaba al soterramiento. Esto, al margen de que pueda tener una fundamentación real, parece que tiene más que ver con la proximidad de las elecciones municipales y el querer llevar una bandera a la que se pueda arrimar mucha gente. No lo sé. 

No entiendo muy bien por qué ahora, en este momento, está saliendo otra vez este tema cuando ya hay un montón de proyectos hechos y obras adjudicadas. En el momento en que había que ponerse manos a la obra para conseguir que Fomento aceptara el soterramiento nos quedamos prácticamente solos, con lo que esto nos causa bastante perplejidad en este momento este ruido. Y no sabemos si tiene un fondo real o es ruido político.

De cara al debate del estado de la ciudad, ¿qué pediría a los grupos que debatan para que no haya ruido y sí resultados prácticos?

Sobre todo, de personas. Nos parece que las personas tienen que estar por encima de todo. Y, al margen de los réditos políticos y cuestiones políticas, la valoración que tienen que hacer es qué es en estos momentos lo más útil para la ciudadanía. Creo que con esa perspectiva hay cosas que cambian mucho.

¿Cómo cuáles?

Mantener la intensidad que se ha dado a los Servicios Sociales, aunque sea una competencia impropia, que depende mucho de la Junta, con lo que tenemos un problema. Se ha abierto una línea, que nos parece muy interesante, que es el tema de la mediación. En principio, es intercultural, pero creemos que es muy importante porque puede ayudar mucho a resolver los conflictos vecinales y ciudadanos, que al final generan mucha crispación y problemas en los barrios. Y todo lo que tiene que ver con Educación, Cultura… hay que reforzarlo. La Educación también es una competencia de la Junta, pero sí que se está trabajando desde el Ayuntamiento en ampliar el número de escuelas infantiles, abrir los patios de los colegios para actividades culturales… Todo esto facilita la vida de la gente.

¿Cómo están los barrios?

Un tema muy importante, que el Ayuntamiento debe seguir potenciando, es todo lo que tiene que ver con comercio de proximidad. Esas pequeñas tiendas de barrio, que cuando paseas te encuentras locales pequeños en calles de barrio que se alquilan o se vende. Eso genera una atonía en los barrios, incluso peligro real porque no hay actividad. También aquí es importante un cambio de mentalidad de la ciudadanía como consumidores.

¿Y qué cosas importantes no ha afrontado el equipo de Gobierno, bien por la pandemia o bien por otros motivos?

Nos parecía muy importante todo el tema de coordinación supramunicipal: la mancomunidad de interés general. En esto la pandemia ha afectado, pero de esto cuelgan temas como el centro de tratamiento de residuos, la movilidad, agua, transporte metropolitano… La ciudad se tiene que equilibrar y no solo internamente, sino con todos los municipios de los alrededores. Esperamos que en lo que queda de mandato se siga trabajando.

Ahora tienen mejor comunicación con el equipo de Gobierno y se han establecido canales de participación, como los presupuestos participativos, ¿qué proyecto es el próximo reto a conseguir?

Es difícil. Tenemos un reto interno, que es el de recuperar nuestra propia actividad, que este año ha sido muy complicada. Muchas asociaciones han estado completamente inactivas. Pero en este momento, tenemos que recuperar nuestra problemática de recuperar la dinámica de la propia Federación para plantearnos qué retos tenemos respecto a lo municipal. Todos los temas medioambientales nos preocupan mucho, servicios sociales y mediación. Quizás por ahí vaya la línea de acción en la que tenemos más interés en incidir.

Hablando de convivencia en los barrios, ¿qué actuación es necesaria para dinamizarlos? ¿Hacen falta planes específicos para zonas?

A veces el generar planes específicos para barrios en concreto lo que hace es estigmatizar más zonas que ya de por sí tienen un mal cartel en la ciudad. Y también es verdad que barrios que se supone que no son conflictivos, en un momento dado, pues surgen problemas. Sí que es verdad que ahora se están llevando a cabo iniciativas que nos parecen interesantes, que acompañan a procesos urbanísticos, pero que tienen que ver con acciones desde lo social, donde se coordinan Urbanismo y Participación Ciudadana y Servicios Sociales. Estoy pensando en el centro Santiago López en el 29 de octubre. 

Y creemos que esos procesos sociales de acompañamiento tienen que tener continuidad y ser amplios en el tiempo porque cambiar los patrones de funcionamiento no es fácil. No solo hay que trabajar con las personas que pertenecen a las minorías, sino también con el conjunto de la ciudadanía para que todos nos entendamos mejor. Y eso ayuda a que seamos más tolerantes y podamos convivir.

En este balance falta el del trabajo de la oposición en el Ayuntamiento. ¿Cómo lo valora?

Ha sido un año raro desde el punto de vista municipal, aunque se han mantenido los plenos. No sé si la oposición está haciendo un trabajo muy en positivo o más bien se está limitando a hacer crítica, aunque a veces propone alternativas. La verdad es que tienen un papel complicado porque hasta dónde puede llegar en la parte operativa y política. No voy a hacer una valoración de la oposición porque tampoco tenemos demasiado claro lo que han hecho, al margen de las cuestiones de enfrentamiento muy directo en temas concretos como el de movilidad y el soterramiento.