María Sánchez

La voz del portavoz

María Sánchez

Portavoz de Valladolid Toma la Palabra


Integración: realidad versus ficción

20/05/2022

Hemos pasado décadas sin solución para los barrios del entorno de la vía y escuchando promesas en torno al soterramiento que jamás se concretaron en nada. Perdón, sí se concretaron en algo, algo que la ciudadanía de Valladolid desconocía. En una gigantesca deuda de 400 millones de euros, de la que el Ayuntamiento asumió su parte a través de documentos que se ocultaron. Se estaba hipotecando el futuro de la ciudad a cambio de nada, de ninguna mejora para esos barrios. 
Este gobierno intentó por todas las vías salvar la opción de soterrar, pero la losa era demasiado grande, el boquete abierto en las arcas públicas era inasumible. En una situación así, no se puede plantear que «el soterramiento o nada» porque entonces será nada, como lleva siendo para la zona este durante años y años de vender humo mientras se endeudaban.
Estos días, en los que quienes no hicieron posible el soterramiento cuando gobernaron durante veinte años lo vuelven a prometer a un año de las elecciones, merece la pena recordar que cuando entramos en el gobierno municipal nos volcamos en intentar sacar adelante el proyecto de soterramiento durante dos años.  Cualquiera que estuvo lo puede recordar y quien no estuvo lo puede ver en los medios. Se realizaron trabajos, estudios, propuestas, mantuvimos entrevistas con Renfe, Adif, la entonces ministra Ana Pastor. El concejal de Urbanismo, Manuel Saravia, estuvo con las asociaciones vecinales en Madrid, se hizo todo lo posible hasta que se planteó el concurso de acreedores. Si se hubiese llevado a cabo habría sido catastrófico, ni siquiera estaba concluido el traslado de los talleres.
Pusimos las cartas bocarriba, nos encontramos con la comfort letter ilegal y con una deuda monstruosa, también con la decisión de Adif de acudir al concurso de acreedores, se siguieron buscando salidas durante algunos meses. Pero finalmente se consideró que la integración en superficie que Adif y Renfe posibilitaban haciéndose cargo de la deuda, y que era una buena solución, mejoraría la vida de los barrios y la permeabilidad.
La solución fácil habría sido limitarnos a dejar pasar la legislatura con un compromiso genérico en torno al soterramiento. Creemos que ha sido mucho más honesto poner las cartas sobre la mesa y buscar una solución, sabiendo que quizá no fuera popular.  Pero hay una deuda histórica con esos barrios y ahora en vez de vivir de promesas, por fin va a haber cambios, por fin se mejorará su conexión con el resto de la ciudad. La integración sí es un gran proyecto de ciudad y, sobre todo, es ya una realidad en marcha y no una mera promesa.