Alberto Velasco busca la catarsis colectiva en 'Sweet Dreams'

D. V.
-

"Ser feliz es lo más transgresor que he hecho", dice el actor vallisoletano

Alberto Velasco en 'Sweet Dreams'. - Foto: Josi Cortés Comunicación

El actor vallisoletano Alberto Velasco ofrece este mes de mayo en el espacio Nave 73 de Madrid su nuevo espectáculo, 'Sweet Dreams', una propuesta de "catarsis colectiva" cuyo título homenajea a la icónica canción de la banda británica Eurythmics y que mezcla monólogo, danza y rito en una comedia dramática híbrida.

"Ser feliz es lo más transgresor que he hecho en mi vida, vamos a por ello", subraya Velasco en su espectáculo, al hilo de lo cual reivindica, en una entrevista concedida a Europa Press, que ser feliz es "ir lo más a contracorriente hoy en día" y "engancha".

Velasco apuesta por "encontrar el sentido en las cosas" que hagan a cada uno feliz, pero "sin caer en el Mr. Wonderful de las narices y en la obligatoriedad de la felicidad", al hilo de lo cual advierte de que "es imposible ser feliz sin haber estado en las sombras", por lo que alerta contra el "positivismo extremo", algo que considera "muy peligroso".

"Hay días que no estoy bien y eso también está bien, yo me la gozo", defiende el actor que diera vida a Palacios en la popular serie 'Vis a vis' y que en 'Sweet Dremas' se muestra "tal cual" es a través de un monólogo con pinceladas de danza contemporánea, texto y poesía visual.

Su nuevo espectáculo puede verse en Nave 73 en ocho únicas funciones, los sábados y domingos del mes de mayo a las 19.00 horas. Tras las primeras funciones de este "cajón de sastre de preguntas sin respuestas", el creador vallisoletano subraya la respuesta "brutal" del público, por encima de sus expectativas, el cual sale "muy emocionado" del teatro.

En 'Sweet Dreams', Alberto Velasco aborda la apatía, la soledad y el anhelo de amor de una generación que ha vivido "un fracaso constante"; una generación, la de los millennials, que a pesar de todo, es "peleona" y sigue "proponiendo cambios y nuevos caminos" para los que vienen detrás.

A lo largo de su monólogo, Velasco baila y habla en un espectáculo de humor en el que se llora y un drama en el que hay 'playback' y clases de cocina, y en el que el arte, la música y el humor se convierten en herramientas para "sortear la ansiedad de vivir", sentirse "menos solos" y "afrontar esta experiencia teatral como una catarsis compartida".

"TERAPIA BIDIRECCIONAL"

Se trata, por tanto, de una suerte de "terapia bidireccional" de la que se benefician tanto él como el público, el cual "muchas veces se ve identificado" con lo que transmite el artista y que parte de un "deber", como el lo considera, de mostrar cosas que no funcionan, que están mal" y que "hacen daño" a cada una de las personas, por lo que "tras unos instantes de sorpresa", los espectadores experimentan "algo de caída a tierra" que les permite abrirse a las emociones.

Sobre esa responsabilidad de los creadores y de quienes están ante un foco respecto al resto de la sociedad, Velasco subraya que dicha atención puede usarse para fines positivos, como pretende con esta propuesta artística, o negativos, sobre lo cual pone de ejemplo las declaraciones de la celebridad estadounidense Kim Kardashian, en las que confesaba hacer hecho una dieta libre de carbohidratos y azúcares para perder siete kilos en 21 días y poder utilizar así, en la reciente gala del Museo Metropolitano de Nueva York, el icónico vestido que Marilyn Monroe lució cuando cantó el 'Cumpleaños Feliz' al presidente Kennedy en mayo de 1962.

En este sentido, el intérprete y creador vallisoletano --conocido por sus denuncias públicas contra la gordofobia y la imposición de los cuerpos normativos-- se ha mostrado muy crítico con la conducta de Kardashian, algo "peligrosísimo" por cuanto "enseña un modelo válido para mucha gente" de "dejar de comer" y de "malos hábitos alimenticios asociados a la extrema delgadez". "Todos tenemos que tener conciencia de que lo que dices se va a mirar y se va a escuchar, e intentar generar espacios donde todos podamos hacer una reflexión", ha defendido.

Precisamente una invitación a la reflexión es 'Sweet Drams', pero en este caso hacia la expresión de las emociones como algo "sanador". "La emoción es importantísima, necesitamos emocionarnos. Hablo de risa, de llanto, de miedo, de asco...", aclara su autor, quien defiende las alusiones, a través de lo icónico, que a lo tradicional y lo rural tiene la puesta en escena de esta obra.

Los paisajes de Berruguete, un rastrillo y una horca en el decorado, o un telón de ocho por cuatro metros con el 'Agnus Dei' de Zurbarán que busca generar un claroscuro en toda la escena, ayudan a componer un cuadro con el que más adelante se rompe para desconcierto del espectador.

"SENTIDO COMÚN"

A pesar de su llamada de alarma ante los valores e ideales corporales que, al igual que con el comportamiento de Kardashian, se transmiten a la sociedad a través del cine o la televisión, Velasco rechaza cualquier "censura" y aboga por que sean los propios creadores los que apliquen su "sentido común". Asimismo, reivindica la utilidad de "generar debate" sobre esto porque con ello "siempre hay un crecimiento".

La temática del espectáculo y el contenido de la famosa canción de Eurythmics, publicada el mismo año de nacimiento de Velasco, 1983, fueron determinantes para que ambos acabaran compartiendo título, ya que la letra del grupo británico alude al precio de los sueños y, una vez indagó en ella, el vallisoletano comprendió que "versaba sobre la penitencia" y se planteaba "qué está buscando todo el mundo".

"De esa reflexión y esa pregunta parte el espectáculo, aunque luego yo lo tiro todo por los aires para ir hacia otros sitios y hablar con mi conciencia, que es lo más insoportable del mundo, y me dice deja ya de hablar de Eurythmics", bromea, tras lo que ha destacado lo mucho que disfruta con este montaje. "Me lo paso teta, acabamos de estrenar y parece que llevo 20 años haciéndolo", ha apostillado.

Aunque por el momento 'Sweet Dreams' permanece en Madrid, Velasco se muestra deseoso de poder iniciar una gira que le permitiera recalar con la obra en Valladolid, al hilo de lo cual ha confesado que sería su sueño poder traerla algún año al Festival Internacional de Teatro y Artes de Calle, el TAC, en el que participó en 2017 con '¡Vaca!'.

"Estoy deseando ir allá donde me llamen, lo bueno de esta obra es que cabe en un garaje", concluye el actor vallisoletano, que reconoce que para futuros proyectos, de los que todavía no puede hablar, se sitúa "más en el otro lado", como creador de series para televisión y no tanto como intérprete.