Mañueco y Tudanca dibujan realidades paralelas de la sanidad

David Alonso
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El presidente de la Junta reaviva el pacto sanitario y tiende la mano al PSOE para negociar, pero éste le culpa de «no escuchar a nadie» y le acusa de «acabar» con la asistencia pública

Alfonso Fernández Mañueco (d) llega a su asiento al inicio de la sesión plenaria celebrada ayer en las Cortes. - Foto: Rubén Cacho (Ical)

El estado de la sanidad pública de Castilla y León volvió a evidenciar la, cada vez más, notable brecha ideológica entre el Gobierno autonómico y el Partido Socialista en cualesquiera que sea la cuestión sobre la mesa. Las constantes llamadas desde ambos lados a no «politizar» una de las patas del Estado del Bienestar siguen sin encontrar respuesta en función de quién lance el ataque. Alfonso Fernández Mañueco y Luis Tudanca escenificaron durante la sesión de control al Gobierno otro ejercicio de realidades paralelas sobre lo que ocurre en Castilla y León. Y en esta ocasión la temática fue la sanidad pública.

«La sanidad en Castilla y León está a la altura de las mejores de España gracias a los profesionales y también a la voluntad política de este gobierno para que sea una realidad», defendía el presidente autonómico, que arrancaba su respuesta reviviendo la oferta de un gran pacto por la Sanidad en la Comunidad. «El consejero tiene instrucciones para iniciar un diálogo con todas las fuerzas y lograr un consenso». Oferta que el propio Alejandro Vázquez verbalizó más tarde durante su intervención. Una quimera viendo el abismo ideológico que separa ambos lados del hemiciclo, más si cabe a tres meses de la primera cita electoral del año.

«¿Tiene ideas que aportar?», concluyó Fernández Mañueco. Una pregunta con intención irónica que Luis tudanca aprovechó para leerle la cartilla al presidente. «Dos facultades de Medicina en Burgos y León, la mejora de las condiciones de los profesionales, la recuperación de las 35 horas, que sigue sin cumplir». «Mire si tienen trabajo», espetó el socialista, que volvió a coger carrerilla para continuar con la lista de «deberes» que tiene, según él, la Consejería de Sanidad. Detalló que la lista de espera en la atención especializada se ha multiplicado por cuatro y la quirúrgica es el doble, recordó el caso de una mujer de Ávila enferma de esclerosis a la que se ha dado una cita para mayo de 2024, que solo uno de cada diez proyectos está finalizado del plan de infraestructuras, que no se ha completado la radioterapia, o que hay retrasos en la ejecución de centros de salud, como el García Lorca de Burgos o La Magdalena en Valladolid. «Usted no escucha a nadie, ha habido movilizaciones masivas y no hace caso a nadie», concluyó Tudanca, que acusó al presidente de «no cumplir» y «acabar» con la sanidad pública.

«¿Por qué siempre que tiene que elegir entre Sánchez o Castilla y León elige a Sánchez», reiteró Fernández Mañueco, que afeó la política de «tirar petardos y hacer ruido» del líder socialista. «Desde que yo soy presidente de la Junta usted no ha movido un dedo por la sanidad de esta tierra». Tras esto, el dirigente regional recogió la fórmula del líder de la oposición y optó por enumerar todos los «éxitos» que reflejan los datos sanitarios autonómicos, como que la sanidad de Castilla y León es la cuarta mejor de España, la tercera en camas por habitante, la segunda en personal de enfermería y la primera en médicos de atención primaria en el medio rural. «La diferencia que hay cuándo hablamos sobre la sanidad entre usted y yo, es que yo pienso en las personas de Castilla y León, y usted solo en los intereses de Sánchez».

El premio a Sánchez Dragó enciende a la oposición

La distinción del escritor madrileño afincado en Soria Fernando Sánchez Dragó como Premio Castilla y León de las Letras 2022 protagonizó varias de las respuestas parlamentarias de la oposición durante la sesión de control al Gobierno, que, en un tono brusco, arremetieron contra la decisión. «Es un hombre que ha presumido de acostarse con niñas de 13 años y luego lo ha negado con la apariencia de la licencia literaria», exclamó Luis Tudanca, que abrió el grifo de las críticas desde la bancada de la oposición. Testigo que recogió el procurador de Ciudadanos, Francisco Igea, que lamentó que sea «otro ejemplo más» de la «degradación institucional». «Es un ejemplo de clientelismo», sostuvo el liberal durante su 'careo' con Fernández Mañueco, que, en ningún momento, entró al trapo lanzado por los portavoces parlamentarios de PSOE y Ciudadanos, por la designación de Sánchez Dragó, quién en 2019 escribió un libro sobre la figura del líder de Vox, Santiago Abascal. «Los castellanos y leoneses no nos merecemos que tenga ningún tipo de premio que lleve el nombre de Castilla y León», verbalizó por su parte la viceportavoz socialista, Patricia Gómez, que tachó de «vomitivo» que « se ha jactado de mantener relaciones sexuales con menores».

Unos ataques de los que se quiso defender el escritor, que afirmó que es «un absurdo» que vinculen su simpatía con Vox a la concesión del galardón, y lo ve como si le dieran el Nobel y dijeran que es «por tener una novia sueca». En una entrevista concedida a Onda Cero Castilla y León, lamentó que «es verdad que algunos grupos, algunos periódicos» han intentado vincular el hecho de que le hayan dado el premio a la cercanía que tiene con la formación de Santiago Abascal y a su amistad, de años. «Lo primero que tiene que hacer un político es respetar a las personas sean de su cuerda o no». Horas antes había sido el vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, de Vox, el que había avalado su reconocimiento. «Si uno quiere mutilar su obra y extraer afirmaciones polémicas es libre de hacerlo yo lo que procuro es juzgar a los artistas por su arte».