El Pucela sufre para sumar tres puntos de oro en Miranda (0-1)

M.B
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Un solitario gol de Aguado en el inicio del partido permite a los de Pacheta seguir vivos en la pelea por el ascenso directo. El conjunto blanquivioleta, que acabó con diez por expulsión de Monchu, estuvo a merced del Mirandés

Aguado, en el Mirandés-Real Valladolid. - Foto: LaLiga

El Real Valladolid sumó tres puntos de oro para seguir en la lucha por el ascenso directo. Lo hizo con sufrimiento en un mal partido en líneas generales, en el que estuvo a merced del Mirandés, en el que se encomendó a Masip y en el que el palo evitó hasta en tres ocasiones el tanto de los burgaleses. Pero el gol que subió al marcador fue el de Aguado, nada más comenzar el choque, que permite a los blanquivioleta colocarse con 69 puntos en la segunda plaza, a la espera de lo que haga el Almería este lunes. El Pucela no estuvo bien, ni en defensa, ni en el medio del campo ni en ataque, y encima acabó con uno menos, por roja a Monchu -que se perderá, como Roque Mesa, Luis Pérez y Nacho, el siguiente partido-.

El conjunto vallisoletano, con Plata e Iván Sánchez en las bandas, y Josema como pareja de central con Joaquín, salió a por todas de inicio. No quería contemporizar y con la idea de presionar arriba, recuperó varios balones que marcaron el devenir. En uno de ellos, Roque Mesa encontró a Plata, hoy por banda derecha, y éste a Aguado entrando en el primer palo. Su toque, de primeras, acabó en la red para delirio de los más de mil aficionados del Real Valladolid en Anduva. Solo habían pasado 161 segundo, 2.41 minutos, y los de Pacheta ya mandaban.

Eso hizo que el guion del partido fuese ideal para los blanquivioleta. El Mirandés, esperando, quería encontrar en las contras sus opciones. Como en el 8, cuando Roger Brugué buscó un buen espacio por banda derecha para, sin miramientos, mandar el cuero al larguero por arriba. Aviso de los locales. Sobre todo porque ese gol podía dar una impresión de partido sencillo y nada más lejos de la realidad.

Porque el Mirandés también quería penalizar las pérdidas en salida de balón. Y el cuadro blanquivioleta, tras ese buen comienzo, no terminaba de estar cómodo, pese a tener una clara ocasión, en las botas de Iván Sánchez antes del 20. Y así, en el 24, Roger Brugué volvió a mandar un remate al palo. Esta vez tras una jugada por banda derecha, buen centro al primer palo de Sergio Carreira y remate del cedido del Levante a la madera. Nuevo aviso. Y los locales empezaban a morder.

Con Riquelme a los mandos, el conjunto burgalés comenzó a mandar con claridad, sin permitir que el balón fuese de los pucelanos. Y de nuevo el palo, por tercera ocasión, libró a los pucelanos. Esta vez en un chut lejano de Riquelme, que pegó en la base del poste izquierdo. Tercer aviso.

Y no fue el último. Masip voló en el 42 para evitar, a un gran lanzamiento de Sergio Camello, el empate. El capitán sacó un balón que iba a la escuadra. El Pucela necesitaba el descanso y rearmarse.

Y el intermedio fue lo mejor de ese momento del encuentro. En el inicio de la segunda parte, Weissman tuvo la primera y muy clara. Solo, en un centro de Monchu, remató mal de cabeza. Era el 0-2 en el arranque del choque, que de nuevo trajo una buena presión visitante y que tuvo otra clara, de Monchu, que mandó alto el chut desde el borde del área. Era el camino. Pero también lo había sido en la primera mitad. Plata ahora en la derecha e Iván Sánchez en la izquierda.

Pero de nuevo, tras ese empuje inicial, el Mirandés comenzó a crecer y a controlar. Esta vez con menos llegadas pero el 0-1 no invitaba a la tranquilidad. De hecho, Masip volvió a salvar el resultado con otra parada abajo en una contra de Íñigo Vicente. Nuevo aviso de los locales, más rápidos en sus contras que los defensas visitantes.

Ante la tesitura del encuentro, Pacheta decidió cambiar el dibujo, metiendo a El Yamiq en el campo y defendiendo con línea de cinco. Riquelme estaba siendo un auténtico incordio, capaz de romper en velocidad, cargando con amarillas a Aguado y Luis Pérez en tres minutos. 

El cambio de sistema paró un poco el empuje local aunque tampoco sirvió para tener el control. El Mirandés siguió con él, poniendo en apuros, aunque menos, a la zaga. Eso sí, con mucho más balón, algo que no es habitual está temporada con el Pucela enfrente.

El final fue de infarto. Porque el Real Valladolid no salía de atrás, porque no tenía la pelota y porque las sensaciones eran de sufrimiento. Y más cuando el colegiado añadió 7 minutos y decidió en el segundo expulsar a Monchu con roja directa por una entrada, al suelo, dura pero en la que el contacto fue con la mano. Ni él ni el VAR revisaron. Y eso sí es raro. Así que con diez, parapetados atrás, tocó defender y sufrir... para celebrar una victoria que vale oro. El Pucela sigue en la pelea.

Mirandés: Lizoain; Carreira (Aguirre, min 86), Anderson Arroyo, Jorge Sáenz, García de Albéniz; Meseguer, Álex López (Warren, min 71); Brugué, Riquelme, Íñigo Vicente (Hassan, min 62); Camello

Real Valladolid: Masip; Luis Pérez, Joaquín, Josema (Kiko Olivas, min 78), Nacho; Roque Mesa (El Yamiq, min 65), Monchu, Aguado; Gonzalo Plata (Anuar, min 54), Weissman (Cristo, min 78), Iván Sánchez (Hervías, min 65)

Gol: 0-1, min 3: Aguado

Árbitro: Moreno Aragón. Amonestó a  Roque Mesa (min. 20), Íñigo Vicente (min. 50), Aguado (min. 63), Luis Pérez (min. 66), Joaquín (min. 83), Nacho (min. 94) y Meseguer (min. 96). Expulsó con roja directa a Monchu (min. 92).

Incidencias: Partido correspondiente a la trigésimo séptima jornada de LaLiga SmartBank disputado en el Estadio Municipal de Anduva