El bar que nunca cierra

D.V.
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Villalbarba encuentra un nuevo gerente, un hostelero de Ávila, para el bar de pueblo. El pasado mes de abril publicó en redes sociales un anuncio afirmando que proporcionaba casa, tienda, suministros y ayudas para que el establecimiento no cerrara su

El nuevo gerente del bar de Villalbarba José David Garzón, a las puertas del establecimiento. - Foto: Jonathan Tajes

Villalbarba continuará teniendo bar. El pueblo al noreste de la capital cuenta con poco más de 120 vecinos, pero el establecimiento hostelero dispone del suficiente tirón para que permanezca abierto. Tal vez tengan algo que ver las condiciones ventajosas que se ofrecen desde el municipio para aquellos empresarios que se encarguen de su apertura. Casa, ayuda para los gastos y suministros y la gerencia también de una tienda. Su alcalde, Carlos Martínez, lo tiene claro. «Un pueblo sin bar es un pueblo muerto». Por eso, una vez que conoció que la actual inquilina del establecimiento lo iba a dejar a finales de este mes de mayo se puso manos a la obra para conseguir unos nuevos gerentes y lo ha conseguido. 

Fue en el mes de abril cuando el Ayuntamiento hizo público un nuevo anuncio en su búsqueda de un nuevo regente para el bar. Su actual inquilina lo deja a partir del día 31 de mayo y el alcalde no quería clausurar el bar. Ya permaneció cerrado durante cinco meses hace dos años y no quería que se repitiese la historia. Por eso, puso en marcha una campaña a través de las redes sociales para buscar un nuevo propietario de este bar, ubicado en el edificio de las antiguas escuelas. No tardó mucho en recibir múltiples respuestas debido al ‘tirón’ del establecimiento y ya ha firmado el contrato con un joven de 28 años que ha pasado casi diez trabajando en la hostelería en Ávila. 

El bar, que se creó a finales de la década de los noventa como centro social, continuará abierto con nuevos dueños a partir del 1 de junio. Será José David Garzón Calvo en encargado de abrir cada mañana a partir de esa fecha. Su pareja es del pueblo, pero él ha estado trabajando en diversos establecimientos de Ávila durante la última década. Se da la circunstancia de que hace unos meses se quedó sin trabajo como consecuencia de la pandemia y este mismo mes de mayo se le acababa el periodo de cobro de subsidio de desempleo. 

Por eso, cuando se enteró del anuncio, como conoce perfectamente el bar, pensó en la idea de poder regentarlo. «Cuando íbamos como clientes, junto con mi pareja, a veces hablábamos de que se podía mejorar esto o lo otro y por eso ahora me he decidido a cogerlo». David habla de las ventajas que tendrá el hecho de quedarse con el bar y de los planes de futuro. Tiene previsto hacer, junto con el Ayuntamiento, una pequeña reforma en el interior, cambiar la cartelería y mejorar la terraza. El bar lleva adjunto también una pequeña tienda de ultramarinos que también se encargará de gestionar el propio David. Tiene claro que a partir de ahora, evidentemente, residirá de forma permanente en el pueblo. «Ahora estamos en una casa de alquiler y nuestra idea, junto con mi pareja, es que si el bar funciona la acabaremos comprando y nos quedaremos definitivamente en el pueblo». «Creo que esta iniciativa también trata de eso, de que haya gente que se quede en el pueblos». 

De esta forma, David se encargó de estudiar los horarios comerciales de las demás tiendas de la zona y presentó un proyecto para quedarse con los dos establecimientos. «La gente del pueblo sí que viene». Pero David no piensa solo en los vecinos de Villalbarba, sino que quiere atraer a los habitantes de los pueblos limítrofes. «Vamos a poner tapas y bocadillos y tal vez algún plato combinado, también he pensado en hacer acuerdos con empresas de Ávila para que podemos tener comida para el reparto de comida fresca».

David ha calculado que gracias a los ayudas fiscales por ser menor de 35 años y subvenciones del Ayuntamiento no tendrá unos gastos superiores a los 400 euros mensuales. «Estaré en tarifa plana de autónomos, sin la luz ni el agua ni las basuras y creo que funcionará bien». Lo primero que hará será acometer «un lavado de cara» del establecimiento y una vez terminado se pondrá en marcha. La tienda abrirá dos horas, de diez a doce de la mañana y su intención es abrir el bar a continuación y no cerrar ningún día durante los meses de verano. 

«Creo que los pueblos son una apuesta segura y más después de la pandemia», sostiene este joven que mantendrá un bar abierto en un pueblo de poco más de 120 habitantes, un proyecto que ayuda a mantener vivos los municipios pequeños ante el efecto de la despoblación.