Carmen Tomás

LA COLUMNA

Carmen Tomás

Escritora y periodista en información económica


Salvado por la campana

30/04/2022

El Gobierno lo tenía complicado. El pleno del Congreso debía aprobar o rechazar el jueves el decreto de medidas para paliar los efectos de la invasión de Ucrania. Finalmente, gracias al voto afirmativo de los diputados filoetarras de Bildu, logró sacarlo adelante. Como en el boxeo, Sánchez, que había anulado su viaje a Polonia, fue salvado por la campana.
Nada distinto a lo que le viene pasando últimamente. El presidente, otra vez, ha preferido contar con Bildu que incorporar alguna de las peticiones realizadas por el PP y lograr así su apoyo. Ni las conversaciones ni las cartas cruzadas entre María Jesús Montero y el responsable económico del Partido Popular, Juan Costa, dieron fruto. Hay que recordar que los populares estaban planteando una rebaja de impuestos y una reducción de gastos, algo a lo que el gobierno venía negándose con el peregrino argumento de que se resentirían la Educación y la Sanidad. Cierto que en la misiva de la ministra de Hacienda se mostraba disposición a estudiarlo, en realidad, ningún compromiso claro de que se iban a tomar alguna de las medidas propuestas por el equipo de Feijóo.
Queda claro que el Gobierno tiene problemas para sacar adelante sus proyectos más relevantes, ya le pasó con la reforma laboral. Su socio ERC se ha bajado de momento y después de mucho teatro a cuenta del supuesto espionaje, pero no hay que engañarse, seguramente conocían el voto de Bildu y que, por tanto, los suyos no eran decisivos para hacer un roto a Sánchez y eso sí, seguir en su circo.
El decreto en realidad es un brindis al sol, aliñado de propaganda y de pésimas decisiones como la prohibición de despedir. Excepto los 20 céntimos de los carburantes, el resto es pura paja. No es un plan ni medio serio para hacer frente a la atonía económica, el PIB creció apenas 0,3% en el primer trimestre y la inflación siguió desbocada en abril, en el 8,4%, a pesar de que haya bajado 1,4 puntos. Muy preocupante, además, que la inflación subyacente haya subido 1 punto hasta el 4,4%. Tampoco los datos de empleo correspondientes a la EPA del 1ª trimestre le dieron al Ejecutivo motivos para el optimismo. De enero a marzo, el paro subió en 70.900 trabajadores para situarse en el 13,6% de la población activa, y la ocupación cayó en más de 100.000 personas. De hecho, ha sido el peor primer trimestre de 2016 a 2019.
Es una realidad que el Gobierno va como pollo sin cabeza y como el malabarista de los platos chinos va de un lado para otro intentando que no se le caigan. Cuánto puede aguantar la legislatura en estas condiciones es, obviamente, una incógnita. Pero, no cabe duda de que los datos económicos no le van a dar un respiro, como prevé la "optimista" Calviño. La inflación, según todos los expertos seguirá alta, al menos hasta la segunda parte del último semestre del año. Los altos precios de la energía, la disrupción de la cadena de suministros, los altos precios de las materias primas aún van a durar un tiempo y miles de empresas y autónomos siguen asfixiados. Sin olvidar, lo que ya es un fijo en la quiniela, que en julio subirán los tipos de interés. No hay motivos para el optimismo ni con la ejecución de los fondos europeos, una ocasión perdida que pagaremos caro.