Reynoso, influyente político vallisoletano

Jesús Anta
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En los escasos dos años que estuvo en el ministerio, entre otras iniciativas, recondujo la hasta entonces fallida política ferroviaria y tuvo protagonismo en que la nueva línea ferroviaria Madrid-Irún.

Mariano Miguel de Reynoso Abril.

Mariano Miguel de Reynoso Abril fue el primer ministro vallisoletano propiamente dicho. No es que hasta entonces no hubiera habido en el gobierno de España otros próceres de Valladolid, no, pues hasta Reynoso hubo seis en los sucesivos gabinetes. Pero coincidió que Reynoso inauguró la nueva estructura de Gobierno establecida en 1851, mediante la que se creaba la figura de ministro.  EN octubre de aquel mismo año fue nombrado ministro de Fomento, cargo que ocupó hasta noviembre del año siguiente: dimitió alegando problemas de salud, pero los problemas reales fueron las fuertes diferencias políticas en la valoración de su gestión. En política tuvo varias idas y venidas según los tiempos que gobernaban moderados o progresistas, incluso se desterró de España durante una temporada.

Se le puede considerar una de las personas más influyentes en el Valladolid del siglo XIX "en todos los ámbitos", como relata el historiador Juan Antonio Cano García. Fue protagonista en diversos estamentos de la cultura, en la innovación de la agricultura, en la industria harinera y, por supuesto, en la política local y provincial. La influencia fue enorme, tanto por sí mismo como por las ramificaciones familiares (por cierto, no tuvo hijos): uno de sus sobrinos, Mariano Lino Reynoso y Oscáriz, entre otras actividades políticas incluso de alcance nacional, fue diputado provincial entre 1850 y 1854, y en 1875 le nombraron gobernador civil de Valladolid.

Mariano Miguel Reynoso nació en Valladolid el 8 de mayo de 1799, y en esta misma ciudad falleció el 29 de abril de 1863. Venía de una familia que tenía sus raíces –y rica hacienda- en Herrera de Duero. Su padre abrió comercio en Valladolid en la plaza del Ochavo. Los negocios de Mariano Miguel estaban vinculados principalmente a la fabricación de harinas y explotaciones agrícolas, cuya extensión acrecentó con la compra de tierras subastadas durante la Desamortización, lo que procuró cuantiosas rentas. Entre otras empresas en las que intervino, fue director de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Valladolid.

Siguiendo una tradición de toda familia notable, se había formado en la milicia, donde fue oficial hasta que se retiró el año 1821 para dedicarse a sus negocios.

Entre 1814 y 1818 tuvo formación académica reglada en el ramo de la Geografía y las Matemáticas en la Academia de Bellas Artes, en la que pasó a ser el encargado de la Cátedra de Matemáticas. Institución que llegó a presidir durante unos meses de 1850. Durante su dedicación a la Academia, entre otros cometidos, tuvo el de llevar el inventario y recogida de bienes artísticos procedentes de los conventos desamortizados. Además, se le consideró uno de los más importantes mecenas del arte en Valladolid.

Hablaba inglés y vasco. Escribió varias obras en verso y prosa, además de tratados en diversas materias, entre la que destaca su amplio conocimiento en materia agrícola. De hecho él, en sus fincas, fue un innovador en tecnología e introdujo algunas variantes de semillas de cereal hasta entonces desconocidas. Tal era su pasión por la agricultura, que redactó un amplio y detallado informe sobre la necesidad y manera de mejorar la explotación agrícola en España. También acometió la tarea de redactar un Diccionario vasco.

En los escasos dos años que estuvo en el ministerio, entre otras iniciativas, recondujo la hasta entonces fallida política ferroviaria. En esa nueva orientación se afirmaba el carácter del ferrocarril como obra y servicio público y se adoptaba el modelo radial con centro en la capital. Por cierto, Reynoso tuvo algún protagonismo en que la nueva línea ferroviaria Madrid-Irún pasara por Valladolid.