El «fuerte impacto psicológico» de no encontrar adrenalina

A.G.M.
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Un estudio de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica alerta de los perjuicios que causa a las familias la dificultad para comprar los autoinyectores con que tratar la anafilaxia

Autoinyectores de adrenalina en un colegio de Valladolid. - Foto: Jonathan Tajes

Hasta finales de 2017, conseguir un autoinyector de adrenalina con el que combatir las anafilaxias que provocan las alergias alimentarias era tan ‘sencillo’ como acudir al médico a por una receta y pagar en la farmacia los cincuenta euros que costaba el Jext 300, entonces omnipresente y que se presentaba en dos dosis. En ese momento, se produjo el encontronazo entre los fabricantes, los laboratorios ALK, y el Ministerio de Sanidad por una falta de acuerdo sobre el precio. Aparecieron entonces marcas como Altellus o Anapen, pero sin llegar nunca a cubrir la demanda, lo que ha derivado en que hasta los médicos alergólogos hayan reaccionado, alertando del riesgo vital que puede suponer para los pacientes alérgicos graves el no encontrar esta medicación en las farmacias, ya que deben llevarla siempre consigo.
En un reciente comunicado, la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic) y la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap) recordaban que «la adrenalina es el fármaco para el tratamiento de la anafilaxia, que es la forma de presentación más grave de una reacción alérgica» y que puede ser «potencialmente mortal».
En esta línea, Seicap también ha elaborado una encuesta entre sus médicos abordando el tema y cómo está afectando a muchos de sus pacientes, hasta el punto de que se desvela que el 81% de los niños alérgicos tienen problemas para acceder al tratamiento de la anafilaxia (los autoinyectores de adrenalina) lo que está teniendo en sus familias un «fuerte impacto psicológico», con «síntomas de angustia y ansiedad». El estudio apunta que el 31% de las familias que se encuentran afectadas por el desabastecimiento de adrenalina han tenido que recurrir a solicitar medicación al extranjero, lo que, según denuncia Seicap, «supone un aumento de los trámites y los tiempos de espera», motivos por los que la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica reclama «una pronta solución que garantice la seguridad de estos niños».
En este sentido, la presidenta de la Asociación Basada en la Lucha de los Alérgicos Alimentarios de Castilla y León (Ablaa), Ana Isabel Rodríguez, lamenta esta situación, que se prolonga desde hace ya un año y medio, y que «ha convertido en un imposible el acceso a la adrenalina»: «Esperemos no tener ninguna triste noticia, por el hecho de que no exista el suficiente stock de autoinyectores de adrenalina en las farmacias».
el caso de mallorca. «Ahora, con la reciente muerte de una niña alérgica a la proteína de leche en el colegio La Salle de Mallorca, pues estamos aún más sensibilizados con este tema y nos preocupa la falta de información rigurosa sobre qué es una alergia alimentaria y una intolerancia, y las consecuencias de confundir ambos términos, así como la falta de concienciación en general sobre alergias alimentarias», añade la presidenta de Ablaa.

 


 

EL APUNTE: ALÉRGICO O INTOLERANTE

Alérgico: Los síntomas tras la exposición a un alérgeno alimentario se inician al poco tiempo, en la primera hora, generalmente. Afecta al sistema inmunológico, no solo al digestivo. Pueden ser de tipo cutáneo (enrojecimiento, urticaria...), digestivos (náuseas, vómitos...),  respiratorios (asma, rinitis...) y de anafilaxia, que es la manifestación más grave.

Intolerante: En el caso de las intolerancias alimentarias, los síntomas son digestivos, causados por la irritación de las células de la sangre y pueden aparecer hasta 72 horas después de la ingesta. Son reacciones adversas a los alimentos, de tipo digestivo, tales como la intolerancia a la lactosa o al gluten.