Conexión África

D.V.
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Alumnos del colegio María Teresa Íñigo de Toro aprenden Social, Natural, Inglés y Arts con la ayuda de los niños de un orfanato de Accra (Ghana)

Colaboración del colegio María Teresa Íñigo de Toro de Valladold con el orfanato de Accra en Ghana. - Foto: Ical

Hoy toca empezar a bailar al ritmo de Mr Drew. Es lo poco que les queda de aprender sobre África a los niños de segundo de Primaria del Colegio Público María Teresa Íñigo de Toro, de Valladolid, un centro que puede presumir de contar con un Premio Francisco Giner de los Ríos a la Mejora de la Calidad Educativa, uno de los galardones más prestigiosos del sector, y al que no se le agotan las ideas.

Este curso, las tutoras de segundo, Esther de la Cruz Fernández y Olga Sainz Romero, han apostado por enseñar a sus alumnos Arts, Sciences, Inglés y Valores, muchos valores, con la ayuda de los niños de un orfanato de de Accra (Ghana), sus profesores de apoyo en buena parte de las actividades en que se asienta el proyecto educativo de este año: 'Conexión África', informa Ical.

El continente es la espina dorsal del curso y vertebra el desarrollo de las competencias que marca el currículo para estos niños de siete y ocho años, desde las materias en inglés, ya que el centro es bilingüe, hasta Matemáticas y Educación Física.

Colaboración del colegio María Teresa Íñigo de Toro de Valladold con el orfanato de Accra en Ghana.Colaboración del colegio María Teresa Íñigo de Toro de Valladold con el orfanato de Accra en Ghana. - Foto: Ical

Con la 'percha' de conocer a niños de otro continente, con diferente cultura y modo de vida, y una situación personal muy distinta (son huérfanos), los alumnos están conociendo África, en especial, Ghana y su capital, Accra. A partir de ahí, las tribus, las flora y la fauna, las consecuencias del cambio climático; las desigualdades económicas existentes en el mundo, y la triste realidad del éxodo africano, cómo la pobreza y la violencia expulsa a niños como ellos de su país y les lleva a un primer mundo en el que se convierten en 'menas', menores extranjeros no acompañados.

Para concluir el segundo trimestre, los niños ghaneses y vallisoletanos mantuvieron hoy martes una videoconferencia en la cual compartieron experiencias, canciones, incluso les consultaron dudas sobre su baile. Ya se conocían, porque a lo largo de estos meses han compartido vídeos en inglés para conocer detalles y curiosidades sobre su ciudad y su día a día, y trabajos sobre sus respectivas culturas.

El día empieza en twi

Los niños del Íñigo de Toro comienzan su asamblea diaria comparando Valladolid con Ghana. Conocen el tiempo, lo comparan y marcan la temperatura de cada lugar, de modo que ya tienen datos para hacer sus gráficos meteorológicos, materia que les entra en Natural. También conocen los diferentes paisajes, a través de los africanos; los minerales, su extracción y para qué sirven. El 'miniteacher' escribe en twi, el idioma oficial ghanés, el día de la semana, y arrancan las clases, siempre muy pegadas a África. Por ejemplo, en Social conocen que en ese continente llueve poco, analizan por qué, y hacen un experimento para ver el ciclo del agua y cómo se evapora, con dos bolsas, una España y otra África.

En Lengua trabajan la noticia. Las profesoras han elegido una sobre el cambio climático y otra sobre la abundancia de cosas innecesarias que hay en Europa y la escasez de África. Para afianzar las letras de la unidad, recurren a palabras vinculadas al continente africano, y trabajan la expresión oral compartiendo recetas tanto en inglés como en español, que entregarán a los niños de Ghana y viceversa.

Para este curso han elegido cuatro libros sobre convivencia, integración y migración; y han concentrado la unidad de Social de 'landscapes' con la de Arts, donde, además, han aprendido a hacer máscaras africanas, collares, adornos masáis, y un baobab que decora los pasillos del centro, junto a una exposición en la que han colaborado también alumnos de otros cursos y los padres.

Además de las obligaciones académicas, los niños han podido disfrutar de varias actividades, y falta el tercer trimestre, como la visita de Judite, activista e investigadora de los derechos de la infancia. También, conocerán a Abou y Touré, dos malienses que llegaron a España en una patera. Una de sus excursiones ha sido al Museo Africano de Valladolid, y han trabajado talleres sobre desigualdad intercontinental, cuentacuentos africanos de Senegal y del Sáhara, interculturalidad, y los colores de África.

Ubuntu, soy porque somos

Aunque el proyecto se centra en los alumnos de segundo, se ha extendido en actividades puntuales para todo el centro. Así, con motivo del Día Escolar de la No Violencia y la Paz, todos los grupos trabajaron el valor de la responsabilidad, tanto individual como colectiva, a partir de la palabra africana 'Ubuntu' ('Yo soy porque nosotros somos', que supedita lo personal a lo colectivo), y que invitó a los niños del Íñigo de Toro a "soñar un mundo donde vivir el compañerismo, no ser rivales sino avanzar de la mano, sabiendo que lo que cada cual aporta es una oportunidad de crecimiento para sí y para el conjunto del grupo", en palabras del equipo directivo. "Queremos ver al resto de personas como una posibilidad para colaborar, no para competir y pelear, y queremos aprender y llegar muy lejos valorando y respetando nuestras diferencias".

Ese día, el 30 de enero, se acercaron a la importancia de los valores de la paz a raíz de la vida de los niños del orfanato de Accra, y de figuras como Miriam Makeba y Nelson Mandela como referentes africanos en la defensa de los Derechos Humanos. Además, se organizó una carrera solidaria, cuya recaudación se ha destinado al orfanato, incluso la fiesta de Carnaval fue monotemática: África, sus tribus y sus costumbres.

'Conexión pingüino'

El proyecto es continuación del que desarrollaron en primero sobre la Antártida. 'Conexión pingüino', les permitió trabajar codo con codo con una científica 'pingüinóloga' y una soldado del ejército español que pasaron tres meses en la Antártida. "Nos dimos cuenta de la motivación intrínseca que conllevaba este proyecto y nuestros chicos y chicas aprendieron fácilmente muchos contenidos, pues el contexto hacía que tuviesen muchas ganas de aprender".

Este verano, a raíz de la experiencia de Edu, un voluntario que viajó al orfanato de Accra (Ghana), Esther y Olga vieron la oportunidad para realizar un proyecto similar al del curso pasado. "Nos facilitó el teléfono de Rhoda, la directora del orfanato, que, en nuestro primer encuentro, nos dijo que le encantaba la idea de trabajar junto a nosotras y nos pusimos manos a la obra, diseñando un proyecto transversal para desarrollar a lo largo de todo el curso", concluye Esther, que ya maquina con Olga un nuevo proyecto para el próximo curso con el cual, seguro, sorprenderán.