Las pensiones en vigor bajan por primera vez en 32 años

Óscar Fraile
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Los fallecimientos provocados por la pandemia han frenado la tendencia alcista. Valladolid tiene 1,86 cotizantes por cada pensionista, pese a que los expertos sostienen que la tasa debe ser de al menos dos para garantizar un sistema sostenible

El envejecimiento poblacional es uno de los problemas para la sostenibilidad del sistema de pensiones. - Foto: Jonathan Tajes

Si hay un indicador que refleja fielmente el proceso de envejecimiento poblacional que ha experimentado Valladolid en los últimos años es el de pensiones en vigor. Según los datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, no habían dejado de subir desde el año 1988, si se tienen en cuenta las que estaban en vigor en el último día de cada año. Por entonces se pagaban en Valladolid 60.274 pensiones, casi la mitad de las 115.582 que se abonaban a finales del año pasado. Y aunque es una estadística que recoge las de incapacidad permanente, las de orfandad, las de viudedad, las que se conceden a favor de familiares y las de jubilación, son estas últimas las que tienen más peso, puesto que representan casi el 65 por ciento del total y son las más cuantiosas. Además, son la base del incremento registrado en los últimos años, por el aumento de personas mayores.

No obstante, la pandemia, que ha provocado la muerte de centenares de personas en la provincia, especialmente mayores, ha puesto fin al incremento de pensiones en vigor. Las 115.582 de diciembre del año pasado son 48 menos que en el mismo mes del ejercicio anterior, si bien es cierto que el atasco administrativo generado por el estado de alarma también ha contribuido a que se ralentizasen las altas de pensiones.

La pandemia también ha supuesto un punto de inflexión en los afiliados a la Seguridad Social, un indicador muy ligado al ciclo económico. Prueba de ello es el descenso que se produjo a partir de 2008, con el inicio de la crisis financiera. A finales de ese año Valladolid contaba con 213.250 afiliados, que se quedaron en 190.000 en el año 2013, después de cinco años marcados por la destrucción de empresas, los despidos y los expedientes de regulación de empleo. En ese momento se inició otro ciclo, esta vez positivo, que llevó a la provincia a recuperar en algo más de cuatro años los cotizantes que había perdido en el lustro anterior. De hecho, a finales de 2019 los superó con creces al llegar a los 220.274. Hasta que entró en escena el coronavirus y el bloqueo económico que ha provocado. Los afiliados empezaron a caer en picado y la provincia cerró el año pasado con 4.912 afiliados menos que un año antes.

Pero, más allá de los vaivenes de cotizantes y pensionistas, lo cierto es que Valladolid sigue muy alejada de la proporción recomendada entre ambos para garantizar la sostenibilidad del sistema, que muchos expertos sitúan en dos afiliados por cada pensión. En Valladolid esa proporción es de 1,86, la más baja de los últimos años, y está por debajo de la tasa de 1,92 que tenía España a finales del año pasado. Esta situación se repite en las provincias más envejecidas y pone en duda la sostenibilidad del sistema. Incluso en el seno de la Comisión Europea (CE). De hecho, la ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, tuvo que lanzar un mensaje de tranquilidad al organismo tras reunirse con varios comisarios europeos en enero.

De las  115.678 pensiones en vigor que había en enero, con una cuantía media de 1.142 euros, 74.025 son de jubilación, 27.882 de viudedad, 9.620 de incapacidad permanente, 3.496 de orfandad y 655 en favor de familiares. 

Casi 85.000 de esas pensiones están dentro del Régimen General de la Seguridad Social y unas 24.500 son del Régimen Especial de Trabajadores Autónomos.