El año más tórrido disparó las muertes vinculadas al calor

Óscar Fraile
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En 2022 fallecieron 116 personas por este motivo, casi el doble que el año anterior, debido a un verano con 65 jornadas con más de 30 grados, 20 más que la media

Varios jóvenes combaten las altas temperaturas en unas fuentes de la ciudad. - Foto: Jonathan Tajes

El año 2022 ha estado marcado por las altas temperaturas. Por un verano sofocante que ha dado paso a un otoño que parecía una primavera y un invierno que sigue lejos de los registros gélidos típicos de Valladolid. Esta meteorología ha tenido consecuencias en las muertes vinculadas a las altas temperaturas, tal y como se desprende de los datos recientemente publicados por el Instituto Carlos III, entidad dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación. El año pasado se produjeron 116 en la provincia, según estimaciones de este organismo. Son casi el doble de las 64 del año 2021, pese a que el número global de muertes fue muy similar en ambos años: 5.625 en 2021 y 5.661 el año pasado. El dato cobra más relevancia si se compara con el de 2020, el primero de la pandemia. En ese ejercicio las muertes se dispararon hasta las 6.524 y solo 42 fueron por altas temperaturas, si bien son unas cifras condicionadas por el impacto de la crisis sanitaria.

En términos relativos, en 2022 el dos por ciento de los fallecimientos fueron por calor, un porcentaje que no se alcanzaba desde 2017, un año marcado por cinco fuertes olas de calor.

Hay otros muchos indicadores que demuestran el incremento progresivo de temperaturas que se viene registrando en la provincia en los últimos años. De hecho, desde la Delegación Territorial de la Aemet en Castilla y León confirman que «los últimos nueve han sido cálidos, muy cálidos o extremadamente cálidos».

La guinda la puso 2022, con una temperatura media de 14,7 grados, la más alta desde 1973, primer año del que la Aemet tiene registros. Este dato supera «ampliamente» el anterior récord: los 14,2 grados de 2017 y 2020. «Esta tendencia tan marcada es difícil de justificar a primera vista teniendo en cuenta la variabilidad natural del clima, que presenta oscilaciones naturales», reconoce el delegado de la Aemet en Castilla yLeón, Manuel Antonio Mora, aunque reconoce que «sería necesario esperar más años para tener una serie más larga y realizar un estudio más profundo». En cualquier caso, el responsable de la Aemet señala que «esta tendencia hacia años más cálidos en el futuro encaja dentro de las proyecciones climáticas actuales, basadas en los estudios científicos sobre cambio climático».

Hay más datos que demuestran esta tendencia. Por ejemplo, que la temperatura media de 2022 es 1,9 grados superior a la registrada entre 1981 y 2010. O que este verano se han registrado más de 30 grados en 65 jornadas, veinte más que el valor promedio de los últimos 60 años. Este periodo estival también ha sido el más caluroso desde que hay registros. El valor medio de las máximas se situó en 32,7 grados, 3,5 grados más que lo habitual.

Otro récord que se pulverizó el año pasado es la temperatura más alta registrada. Los 41,1 grados del 15 de julio es el pico de calor más alto desde que hay registros. Lo mismo ha sucedido con la temperatura mínima más alta: 23,5 grados, el 10 de agosto.

El incremento de muertes vinculadas al calor se ha sumado a la covid, que todavía sigue siendo protagonista, pero menos, en los hospitales. De este modo, el año pasado murieron 5.661 personas en la provincia, 265 más de las previstas por el Instituto Carlos III. Este organismo suele hacer este cálculo en base a los datos históricos, una práctica que le permite «estimar de forma indirecta el impacto de cualquier evento de importancia en salud pública». Aunque los datos que ofrece son estimaciones, no registros oficiales de fallecimientos, porque, en el caso de los atribuibles al calor, suelen ser patologías previas que se agravan por este motivo.

Así, el Carlos III estima que en toda España el año pasado se produjo un exceso de 33.631 fallecimientos por todas las causas, y de ellos, 5.864 son atribuibles a las altas temperaturas, un 65 por ciento más que en 2021 y la cifra más alta desde que se empezaron a hacer estas estimaciones en el año 2015. En lo que se refiere a Castilla yLeón, el exceso fue de 13.527 muertes, 1.290 de ellas por calor.

Mes de julio fatídico

Evidentemente, casi todas las muertes por calor registradas por el Carlos III se produjeron en verano, con un mes de julio que rompió el techo de temperatura más alta y que fue fatídico para muchas personas. 67 de los 116 fallecidos se registraron en esas cuatro semanas, especialmente a mediados de mes, coincidiendo con los registros más altos de temperaturas.

Las temperaturas por encima de los valores habituales han seguido siendo una constante después del verano, y no parece que la situación vaya a cambiar en los próximos meses. La portavoz de la Aemet, Beatriz Hervella, ya avisó a finales del año pasado de que España se enfrenta, «probablemente», al invierno más caluroso de su historia.

Ante estas evidencias, el Ayuntamiento de Valladolid ha trabajado durante los últimos años en la elaboración de una estrategia ante el cambio climático que, precisamente, presentó en marzo del año pasado con el objetivo, entre otros, de alcanzar la neutralidad climática en el año 2030. Se trata de una estrategia con objetivos muy ambiciosos, como cambiar el modelo económico hacia otro más basado en la sostenibilidad y la transformación digital. Otro de los objetivos es que la ciudad tenga una mayor capacidad de adaptación a este cambio de temperaturas, mediante acciones preventivas para mitigar sus riesgos y la incorporación de criterios de adaptación al cambio climático en la planificación estratégica de los diferentes sectores.

El 80% de los vallisoletanos están preocupados por el cambio climático 

Los efectos del cambio climático ya son más que palpables. Existe un cierto consenso entre la comunidad científica sobre la importancia de empezar a actuar cuanto antes para evitar, o atenuar, unas consecuencias que pueden ser muy graves a medio y largo plazo. Es una opinión que, cada vez con más fuerza, empiezar a calar entre la población. Así lo demuestra una encuesta encargada por el Ayuntamiento de Valladolid a principios de la pandemia para conocer la percepción que tiene la población de la capital respecto a este tema. Los resultados son más que contundentes. El 47 por ciento de las 568 personas consultadas reconoció estar muy preocupado por este fenómeno, y el 33 por ciento, bastante. Es decir, la inquietud alcanza al 80 por ciento de la población. Solo un 4 por ciento dijo no estarlo. Es más, al preguntar entre los principales problemas que más afectan a Valladolid, en el primer puesto aparece el paro y las condiciones laborales, con un 31 por ciento de respuestas, seguido del cambio climático y los problemas ambientales, con un 20 por ciento. Respecto a lo que les sugiere este término, el 31 por ciento de los encuestados dijo que piensan en aumento de temperaturas y en olas de calor y frío cuando lo escuchan; un 23 por ciento, en la contaminación y en el CO2 generado por las fábricas y los coches; y un 16 por ciento, en las catástrofes naturales. Otros datos que deja esta consulta es que el 82 por ciento de los vallisoletanos cree que el cambio climático ya está teniendo efectos en la ciudad, y el 56 por ciento opina que la ciudad es «muy vulnerable» ante estos cambios. En lo que se refiere a las soluciones, nueve de cada diez opinan que lo más efectivo es cambiar «significativamente» el modo de vida de la población, y el mismo porcentaje está a favor de hacerlo. Eso sí, también es cierto que un 88 por ciento cree que la población todavía no está concienciada sobre este tema.