¿Y tras la sexta ola, qué?

A. G. Mozo
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¿La pandemia acabará en verano? ¿Habrá séptima ola en otoño? ¿Hay riesgo de que vuelva a desbocarse tras Semana Santa? ¿Hasta cuándo seguirán las mascarillas? Las dudas sobre el futuro se agolpan. El preventivista Nacho Rosell responde en El Día

Personas con mascarilla y sin ella por las calles de Valladolid. - Foto: J. Tajes

Las preguntas se agolpan. Las ansias de normalidad, tras dos años de pandemia, son mayúsculas, pero no sería la primera vez que el coronavirus frena los planes de la ciudadanía con una nueva ola. Bien es cierto que nunca antes hubo tanta gente vacunada, pero también lo es que la fase Ómicron llegó a lomos de esa nueva variante que fue capaz de escapar a la teórica inmunidad de rebaño para contagiar a casi 85.000 vallisoletanos en los últimos tres meses y pico; más de la mitad de todos los infectados a lo largo de estos dos año de lucha contra el SARS-CoV-2.

¿La pandemia será historia en verano? ¿Habrá una séptima ola en otoño? ¿El repunte de Carnaval se repetirá en Semana Santa? ¿Hay riesgo de que vuelva a desbocarse como en Navidad? ¿Hasta cuándo hay que mantener las mascarillas en interiores? El Día de Valladolid lanza todas estas preguntas a uno de los mayores especialistas en Medicina Preventiva y secretario del Comité de Expertos creado por la Junta de Castilla y León hace dos años.

El doctor Ignacio Rosell se muestra cauto sobre la evolución de la pandemia en los próximos meses, aunque confía en que las vacaciones de Semana Santa no tengan un efecto tan negativo como las navideñas, si bien no descarta repuntes en verano –la segunda y la quinta ola irrumpieron en agosto de 2020 y julio de 2021– ni tampoco una séptima ola el próximo otoño: «No podemos tener garantías absolutas frente a este virus que tantas veces ha demostrado ser capaz de resurgir, tanto antes de la vacunación como después, aunque con repercusiones diferentes en cuanto a la gravedad y mortalidad».

El preventivista asegura que el momento actual es «esperanzador, con cerca del 95% de población (de más de 12 años) vacunada frente al covid-19, lo que significa una protección elevada frente a las complicaciones graves». Rosell se muestra optimista incluso ahora, que se vive el primer repunte de la incidencia en casi dos meses, algo que podría achacarse al Carnaval, aunque el experto aún no lo tiene muy claro: «Ojalá se trate de algo puntual, limitado y únicamente atribuible a los carnavales, aunque a lo largo de esta pandemia hemos aprendido que rara vez todo es atribuible a una única causa».

ÓMICRON

La desescalada se ha frenado en seco y aparecen dudas sobre cómo llegará Valladolid a la Semana Santa y si podrá hacerlo en ratios de incidencia como los que había a principios de octubre, cuando empezaron a crecer los contagios hasta eclosionar en los primeros días de diciembre en esta virulenta sexta ola: «Las cifras de octubre eran excelentes, en niveles de 'nueva normalidad' en cuanto a las cifras de incidencia, pero nada de ello evitó la llegada y progresión de la sexta ola, aunque también es verdad que se vio influida por la nueva variante Ómicron y también por condicionantes propios de la estacionalidad (otoño, acumulación de personas en interiores, frío...) junto a factores sociales vinculados a la Navidad, como los encuentros familiares y de amigos. En cambio, en Semana Santa podremos tener a favor el clima, junto al hecho de que las celebraciones suelen ser predominantemente en exteriores, hay menos tendencia a encuentros familiares, y tampoco tenemos una nueva variante a la vista. Pero este virus ya nos ha enseñado que todo puede cambiar en breve plazo», argumenta el secretario del Comité de Expertos de Castilla y León.

A partir de ahí, Rosell apunta que «el verano es una época de menor riesgo, al reducirse mucho los encuentros en interiores, que son los de mayor riesgo en la forma de transmisión de este virus», si bien recuerda que la segunda y la quinta ola irrumpieron durante los veranos de 2020 y 2021. «Quiero ser más optimista para el verano de 2022, no descarto que asistamos a nuevos repuntes pero me gustaría creer que no vamos a padecer una onda de magnitud comparable a las de los veranos anteriores, pero esta enfermedad aún tiene factores impredecibles, como, por ejemplo, la aparición de nuevas variantes, que impiden hacer predicciones con certeza», apostilla.

Por ello tampoco se aventura a dibujar cómo será el otoño y si el coronavirus se podría convertir ya en una enfermedad endémica: «A falta de su erradicación, el mejor escenario sería el de la presencia controlada del virus, en niveles muy bajos de incidencia, pero para eso el otoño es una difícil prueba de fuego y hasta ahora siempre ha sido un momento de inicio de ondas relevantes».

¿MASCARILLAS?

Lo que sí tiene claro Rosell es que aún es pronto para retirar las mascarillas de los interiores, incluso él es partidario de mantenerla en ciertos ámbitos pese a la teórica mejoría que llegará durante los próximos meses: «Yo ahora mismo no la quitaría todavía. Preferiría esperar a confirmar el descenso de incidencia a valores más reducidos que los actuales, en riesgo 'bajo', algo que es probable que pueda ocurrir esta primavera; siempre apelando a la prudencia en estas predicciones», afirma el médico preventivista, quien cree que «hay ámbitos en los que la mascarilla debe permanecer, como es el caso de los centros sanitarios, en lugares donde se encuentran personas especialmente vulnerables, quizás en transportes públicos de permanencia prolongada... y por supuesto asumir la normalidad de su uso por las personas que tengan síntomas respiratorios y no quieran contagiar a otras». «Además, no descarto que una vez retirado el uso generalizado de mascarilla en interiores, hubiera que volver a plantear su uso en determinados momentos ante nuevos aumentos relevantes de incidencia»