Que viene el lobo

D.V.
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Los ganaderos de la provincia han sufrido 80 ataques de cánidos desde el año 2015 y justifican su regulaciónante la nueva posición del Gobierno. Ecologistas defiende la prohibición de su caza. «Es algo lógico»

El alcalde de Aguilar de Campos, José Luis Collantes, tiene un rebaño de unas mil ovejas y ha sufrido ya varios ataques de lobos en los últimos años. - Foto: Jonathan Tajes

La propuesta de incluir a todas las poblaciones de lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, lo que en la práctica supone la prohibición de su caza en toda España, ha levantado ampollas en la provincia de Valladolid. Por un lado, los agricultores consideran que esta medida supondrá un jarro de agua fría para sus explotaciones, que sufrirán más ataques y, por otro, el colectivo ecologista defiende este posicionamiento como medida para la protección del lobo desde un punto de vista científico y no considera que vaya a suponer mayores pérdidas para las explotaciones ganaderas, sino todo lo contrario. 

La vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del Gobierno de España, Teresa Ribera, señaló esta misma semana que detrás de la caza del lobo «jamás» ha estado controlar las poblaciones de esta especie para proteger las explotaciones ganaderas, sino la autorización de «cupos» de ejemplares a capturar en cotos y reservas cinegéticas.

Hasta ahora, el lobo tiene consideración de especie cinegética en Castilla y León al norte del Duero y con este cambio las posturas están muy enfrentadas en Valladolid. Las organizaciones agrarias han salido al paso al considerar que el hecho de que el lobo «campe a sus anchas» por la provincia representa un peligro para la población y la ganadería por no hacer un control responsable y planificado de la fauna». Asaja Valladolid indica que la situación de peligro para la población es consecuencia de una «política errática de control de la fauna más cercana al postureo ideológico que, a la realidad del campo y las recomendaciones de los expertos».

En esta misma línea se expresa el sindicato UCCL, que considera conveniente invitar a todas las diputaciones, ayuntamientos, y demás organizaciones del medio rural, a que presenten alegaciones a la propuesta de Orden Ministerial. «Esperamos que desde estas instituciones se valore convenientemente la necesaria protección que han de brindar al medio rural y a la actividad económica que allí pervive, denunciando la irresponsabilidad que supone la propuesta del Ministerio», comenta el coordinador sindical en Valladolid, Valentín García. 

Las explotaciones ganaderas de la provincia han sufrido 80 ataques de manadas de lobo durante los últimos seis años, según los datos proporcionados por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta. La presencia del lobo en la provincia no ha supuesto importantes pérdidas para los ganaderos, que por ejemplo sufrieron 13 ataques el año pasado con la pérdida de 35 ovejas.  Se podría decir que los asaltos realizados por los cánidos se han mantenido estables durante los últimos años. En 2018 se alcanzó el número más elevado, con 18. Mientras que un año antes solo fueron 7. 

Una de la zonas más propensas de la provincia donde se han registrado estos ataques es Tierra de Campos. Es más, en el municipio de Aguilar de Campos, sus vecinos, están acostumbrados a su presencia. Sus ganaderos han sufrido varios ataques durante los últimos años. Su alcalde, José Luis Collantes, es uno de los dos ganaderos del pueblo. Tiene un rebaño de unas mil ovejas y ha sufrido dos ataques de lobos. «En el último me mataron a un carnero, no sé muy bien si se separaron del rebaño o qué pasó, pero al final me quedé sin él». Collantes denunció ante el Seprona lo ocurrido, pero no ha tenido solución. 

En Aguilar denuncian que ya están acostumbrados a ver a una manada de lobos por la zona. «Se les ve de vez en cuando en las inmediaciones del pueblo». Incluso  se ha podido fotografiar a algún ejemplar a plena luz del día dentro del término municipal. Los ganaderos tienen miedo de lo que pueda pasar en los próximos meses, ya que con la llegada da la primavera los rebaños comienzan a salir a los campos para aprovechar los pastos. «Solemos salir desde las nueve o nueve y media de la mañana hasta las tres de la tarde y eso supone un peligro. El año pasado perdimos cinco ovejas». 

Afirma que al lobo se le debe proteger, pero siempre en espacios que no supongan un peligro para las explotaciones ganaderas. «Tal y como está la situación y nuestra economía no es bueno que tengamos más pérdidas como consecuencia de los ataques de lobo».   

Posición científica. Esta postura es completamente contraria a la que se defiende desde el colectivo ecologista. La coordinadora del Área de Conservación de Ecologistas en Acción de Castilla y León, Carolina Martín, se mostró satisfecha por «el impulso» que ha dado el Gobierno a la inclusión del lobo en el lista de especies protegidas. «Es una demanda histórica de todos los grupos ecologistas».  Recordó que esta decisión se toma a raíz de un informe del comité científico del propio Ministerio. «No es una decisión política, sino que se fundamenta en la ciencia. Los informes reconocían que el lobo por su estado poblacional y por problemas de demografía necesita estar protegido», comentó.  

Desde Ecologistas sostienen que esta medida no representa que los ganaderos vayan a sufrir un mayor número de ataques. «Esto simplemente no es cierto». Martín recordó que existen estudios que demuestran que el hecho de «matar lobos de manera indiscriminada» a través de la caza no lleva consigo una bajada de los ataques a la cabaña ganadera. «Cuando se caza no se busca al lobo problemático o que mata, sino a uno grande y lustroso». Esta circunstancia, según Martín, representa una desestructuración de las manadas, lo que «es contraproducente» y afecta de manera negativa los asaltos al ganado. «Hasta ahora, como especie cinegética con la caza en activo, no han bajado los ataques al ganado». Así, la representa de Ecologistas en Acción afirmó que «el hecho de matar lobos no disminuye los ataques, pero si a las manadas se las deja en paz seguro que sí lo harán».