Las tasas de crecimiento de la economía indican que la recuperación, que se preveía consolidar en 2022, va a ser más lenta de lo esperado tras la prolongación de la guerra de Ucrania. Los servicios económicos de la Comisión Europea consideran que la expansión media de los países de la zona euro pasará del 3,2% de 2022 a un 0,3% este año. En el caso de España, el desplome será aún más fuerte, ya que aunque cerrará el pasado año con un PIBprevisible del 4,5%, sin embargo, en 2023 solo aumentará un 1%. Se trata de una caída interanual de 3,5 puntos, que estará entre las mayores de la eurozona, junto con las que se esperan en Grecia (de un 6% a un 1%) y Portugal (del 6,6% al 0,7%).
Los datos preocupan al tejido productivo nacional, puesto que en la medida que se modere el crecimiento y el consumo, tanto la contratación como los despidos tienen un traslado directo y casi inmediato en el mercado laboral que empieza a mostrar ya su debilidad, especialmente en gremios como el comercio minorista, muy golpeado por la inflación o las ventas on line que aún no han recuperado las cifras de facturación prepandémicas.
Sin embargo, no todas las actividades se están comportando de la misma manera. Según la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE, hay más de 50 sectores que en el tercer trimestre de 2022 incrementaron sus cifras de contratación con casi 850.000 altas a la Seguridad Social más, entre los que figura en cabeza de este ranking educación, con casi 90.000 nuevos empleos hasta alcanzar entre junio y septiembre una cifra total de 1,427 millones de registros; alojamientos turísticos experimentó un fuerte repunte con 80.000 contrataciones más y ya están por encima de los datos anteriores a la pandemia, aunque los economistas consideran que pueden caer en los próximos meses de temporada baja al ser los que menos viajeros figuran.
Por su parte, el transporte terrestre creció con 76.000 incorporaciones laborales más debido al buen comportamiento del consumo en este período en el que se incrementaron los pedidos a domicilio; le siguieron informática (67.000); construcción (50.000); Administración pública (43.000); comercio al por mayor (37.000); y la industria alimentaria (25.000).
Los economistas subrayan la coincidencia que existe entre las actividades que más empleo generan con las que mejor remuneración tienen sus trabajadores y, en esta línea, sostienen que las empresas con los salarios más bajos son las que mayores dificultades tienen para no solo para financiarse sino también para encontrar proveedores y son las que acumulan los profesionales peor cualificados y menos competitivos, lo que les impide un crecimiento eficiente.
Excelencia
Las áreas de recursos humanos de las grandes compañías están muy atentas a la excelencia profesional, a los movimientos del mercado, a la captación del talento para cumplir sus retos y tener en sus equipos a los mejores de los mejores, sin importarles el salario que perciben al entender que lo interesante es la productividad, el valor añadido que aportan y la expansión de la compañía en el mercado.
En definitiva, los expertos en organización industrial destacan que «en un panorama más tecnológico y digital, la escasez de talento cualificado es un obstáculo para crecer. De ahí, que solo las organizaciones más atractivas, las que más inviertan en formación y en el bienestar de sus trabajadores se colocan en las posiciones de liderazgo» y que también los profesionales prefieran trabajar en las firmas que cubren todas estas competencias.